Analizando el lenguaje cooperativo en los debates cotidianos

Laura Arroyave
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readNov 3, 2021

Laura Alexandra Arroyave Medina & Mª del Alba Borrero Barea.

En base al artículo Análisis pragmático de las máximas griceanas en textos orales y escritos (Miranda Ubilla, H. & Guzmán Munita, M., 2012) nos asalta la idea de si las dinámicas del debate informal cuentan con un tipo de lenguaje que respete el principio cooperativo.
Partiendo de lo plasmado en el artículo podemos entender este principio como aquel diálogo que implica hacer nuestra contribución a la conversación sea la necesaria, en el momento oportuno, en base al propósito y orientación del tema en cuestión (Yule, 1996). Además, este principio lingüístico cuenta con 4 máximas que confirman el uso de la colaboración social para que esta sea exitosa. Dichas máximas son la de cantidad, calidad, relevancia y modo.
Pues bien, una vez introducidos aquellos conceptos de gran interés teórico podríamos pararnos a analizar la dinámica usada frecuentemente en los debates, y comprobar si este tipo de conversaciones descansan sobre este principio de cooperación social que nos permite usar el lenguaje de manera exitosa.

Un debate se define como una conversación en la que dos o más personas dialogan acerca de temas de interés y en la que los integrantes exponen sus ideas y defienden sus opiniones e intereses. Dada esta definición cabe pensar que el proceso de debate debería basarse en este lenguaje comentado con anterioridad para que el objetivo de comunicar ideas, opiniones y valores sea fructífero y se pueda comprender adecuadamente. Sin embargo, habría que analizar si esto se cumple realmente. Para ello, nos basaremos en las máximas de este principio.
Según la máxima de cantidad, nuestra contribución debería aportar lo estrictamente necesario a la conversación, sin excedernos ni quedarnos escuetos. Esto generalmente se ve afectado por la gran cantidad de información que los hablantes aportan con la intención de defender su postura.
Por otro lado, la máxima de calidad defiende que todo lo que se hable debe ser veraz y que poseamos suficiente información como para corroborar nuestro argumento. Sin embargo, a menudo recurrimos a datos poco fiables y a argumentos carentes de veracidad para respaldar nuestra “verdad absoluta”.
Muchas veces en los debates, al no tener más argumentos sólidos en los que basar nuestra opinión se suele recurrir a otros temas que no tiene relación con el tópico central para intentar mostrar una conexión imaginaria que pueda avalar nuestro pensamiento. Como vemos, esto infringe la máxima de relación.
En última instancia, conectando con lo mencionado en el punto anterior, podemos pensar que existe una falta de claridad en lo que se expone y podría dar lugar a ambigüedades, afectando así a la comprensión de la información por parte del receptor. Esto nos demuestra la falta de la máxima de modo.

En conclusión, diríamos que la intención de generar debate es completamente contraria a lo llevado a la práctica. Es precisamente el afán de comunicar nuestros intereses con éxito lo que no se alcanza en muchas ocasiones, dejando a un lado el deseo de entablar una conversación cooperativa. Esto se podría producir debido a que los debates cuentan con un gran componente subjetivo y emocional como consecuencia de esta defensa de nuestras propias ideas y valores. En otras palabras, es el resultado natural de un tipo de diálogo que suele conducir a las personas a sentirse atacadas y a verse en la obligación de proteger su propios principios y valía. En consecuencia, se desperdicia la oportunidad de gozar de una conversación que podría enriquecer a todas las partes gracias al lenguaje cooperativo.

Referencias:
Miranda Ubilla, H. & Guzmán Munita, M. (2012). Análisis pragmático de las máximas griceanas en textos orales y escritos. Literatura y Lingüística, (26), 229–246. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35225006014

Yule, G.. (1996). Pragmatics. Oxford: Oxford University Press

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