Aprende a tratar con tu genio maligno

Si habéis leído la lectura de mindfulness sabréis que al comienzo el autor habla sobre el ego, sobre el poder negativo de nuestra mente, sobre la bestia con la que convivimos internamente.

Personalmente pienso que esa voz interior e inconsciente de la que habla, desde el punto de vista de varios autores, no es tan mala como la pintan o creemos. Para mi ese “genio maligno” que oímos en nuestra cabeza es lo que nos ayuda, o si no lo ha hecho todavía, ayudará en el futuro a formar y reconducir nuestra forma de vivir y ver las cosas. Este genio es criticado por todos por las cosas desagradable que nos dice, la ansiedad y el estrés que nos provoca, y sobre todo, como nos consigue alterar en los peores momentos (Ortega y Gasset, 2001, pp. 24–25).

Sin embargo, como psicólogos, debemos saber que la mente se puede entrenar, y que la casa donde vive este genio la podemos redecorar a nuestro gusto, eso sí, con mucho entrenamiento.

Para comenzar con ese proyecto de decoración debemos conocer cada rincón de la casa, conocernos a nosotros mismos más de lo que creemos que podemos hacer. Herramientas muy útiles para esta tarea son el mindfulness y la introspección. Debemos saber quiénes somos, que cosas nos gustan y donde estamos más cómodos, no debemos olvidar, por supuesto, quienes no queremos ser, que no nos gusta y con que no estamos de acuerdo y cómodos. Conocer el hogar que queremos construir es el primer paso, ese es el terreno que tenemos, tenemos que aceptar lo que hay, sin vergüenza, sin culpa y sin remordimientos. Y esa es una de las debilidades de nuestro genio.

Si aceptamos nuestras debilidades y las conocemos, ¿de qué le sirve echárnoslas en cara? Conócete, habla contigo mismo, quiérete y perdónate, así podrás evitar las discusiones con el genio. No se puede tener un partido de tenis sin pelota, y mucho menos con solo un jugador