¿Cómo estás? Tirando…
Mientras leía sobre las metáforas, concretamente acerca de su carácter automático, recordé una anécdota. Cuando era pequeña, tendría unos 6 años, fui a visitar a mis abuelos de Málaga. Al entrar por la puerta vi a mi abuelo, y le pregunté qué tal estaba. Él me contestó con una sonrisa, “tirando”. Yo no le entendí, por lo que le dije, “¿tirando de qué, abuelo?”. Todos se rieron y yo seguía sin entenderlo. Entonces él ya dijo: “Es una forma de hablar, Rosita, no es que esté tirando de nada”. Seguí preguntándole porque, obviamente, no me enteraba. Y finalmente me explicó que hacía referencia a que, a pesar de los problemas y de los momentos malos, intentaba superarlos y no estancarse.
Fue la primera vez en la que me planteé que no hablamos (ni pensamos) de forma literal siempre. Y, aunque antes de ello pudiera haber usado una expresión lingüística metafórica, no sabía lo que eran. Sobre todo, teniendo tan poca experiencia, no sabía que a lo largo de la vida podemos sentir que esta nos supera, que estamos tirando de ella como si fuera una carga muy pesada.
En este caso, estuve pensando cuál podía ser la metáfora conceptual de dicha expresión lingüística, y llegué a la conclusión de que es una de las muchas correspondencias de LA VIDA ES UN VIAJE, de acuerdo a su estructura. Dentro de que la vida sea un viaje, se entiende que en ellos hay equipaje que se carga. Así, “ir tirando” es una expresión más específica (muy corporeizada) de la estructura jerárquica.
La metáfora sería que “los problemas son el equipaje de un largo viaje”, que da lugar a esta expresión tan presente en las conversaciones más cotidianas. Debido a esta convencionalidad, no prestamos atención a dicha expresión y se genera de forma completamente automática. Es tan inconsciente que mi abuelo ni siquiera supo cómo explicármela, o no pensaba que ni siquiera necesitara explicación. No obstante, es destacable el contexto. Como yo pregunté por su significado, se activó su potencial metafórico, ya que mi abuelo tuvo que pensar conscientemente en que realmente era una expresión lingüística metafórica.
Me alegró mucho recordar esta anécdota. Creo que aún me acuerdo de ese momento por lo que impresionó, en gran parte porque sé que no comprendí la explicación que se me dio. Supongo que por la falta de experiencia e inocencia de una niña acerca de (sobre)vivir. A veces, aunque solo a veces, me apetece volver a cuando no conocía esa expresión.