¿Cómo sería una interacción en la que se validen las emociones de los hijos?

A continuación vamos a dar un ejemplo válido, que extrayendo la idea principal podrá ser adaptado al caso concreto.

Teniendo en cuenta que las creencias racionales son probabilísticas, preferenciales o relativas, de forma que los sentimientos de displacer o insatisfacción frente a no conseguir lo deseado no impiden el logro de nuevos objetivos o propósitos.

1º Cuando su hija le comunique sus resultados se le puede preguntar cómo se siente respecto a los mismos.

2º Validamos sus emociones: no estoy en tu lugar, pero puedo entender como te sientes y tienes mi apoyo para lo que necesites.

3º Explicarle que los resultados de una prueba no definen su inteligencia o valía, puesto que en primer lugar influyen diversos factores y en segundo, miden una sola inteligencia por lo general y existen muchas distintas.

3º Se puede expresar en términos preferenciales lo que la madre quiere transmitir, de forma que, se trate de cambiar los “debería” o “estoy obligada a” (pensamiento irracionales), por “me gustaría” “quisiera” (pensamientos racionales). De esta forma la carga emocional disminuye ante los resultados.

4º Es importante transmitir mensajes en los que se exprese lo que se siente, en lugar de seguir reglas generales de las cuales no conocemos su veracidad.

Ejemplo:

“Me gustaría que te esforzaras en lo que haces, es importante para adquirir constancia”

“Quisiera que disfrutaras del proceso de estudio, la motivación es primordial”

“Me hace sentir bien ver que te esfuerzas”

“Siento compersión respecto a tus resultados tras tu esfuerzo”

Referencias:

  • Oros, L. (2003). Medición del perfeccionismo infantil: desarrollo y validación de una escala para niños de 8 a 13 años de edad. Revista iberoamericana de diagnóstico y evaluación psicológica, 16(2), 99–112.

Realizado por: María Luisa Vázquez, Merche, Noha Oualit, Silvia Martínez Nieto y Lilit Hovannisyan.

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