CAMBIANDO TU FORMA DE VER EL MUNDO: PROPUESTA TERAPÉUTICA

En anteriores posts, se han tratado temas como las crisis existenciales y las distintas actitudes (o filosofías) adoptadas frente a la vida y la muerte. Se han planteado cuestiones como la importancia del papel que estas juegan en el contexto de intervención clínica y el tipo de estrategia a adoptar: implementar una idea ya elaborada vs construir una nueva idea filosófica con el paciente.

El tema que me propongo abordar en este post, pretende responder a una problemática que se deriva del debate anterior. Una vez asumimos que, según nuestra opinión y experiencias:

1)El uso de ideas filosóficas en el contexto de la psicología clínica tiene un efecto terapéutico;

2) No existe una sola idea filosófica que le sirva a todo el mundo, si no que se debe encontrar, junto al paciente, la que a él le sirva según sus circunstancias específicas; cabe plantearse las siguientes preguntas:

→ ¿Cómo podemos saber qué idea le sirve a cada paciente?

→ ¿De qué manera podemos implementar/construir una nueva idea, de manera que el paciente la integre realmente?

Probablemente, un paciente que sufra una crisis existencial, tendrá un montón de ideas sobre sí mismo, sobre la vida, la muerte y el mundo que le rodea preestablecidas e integradas en su forma general de pensar. Siendo esto así, resulta muy complicado que una nueva idea, incompatible con las anteriores (debe ser incompatible, si estas eran disfuncionales) se integre con facilidad en el paciente y pueda utilizarlo en su día a día.

Es aquí donde creo que entra en juego la labor del terapeuta: acompañar y guiar al paciente en el difícil reto de sustituir unas creencias e ideas muy arraigadas en él, por otras nuevas. Pero, ¿cómo hacerlo?

Hablando sobre Thomas Kuhn, figura representativa del Relativismo, se me ocurrió que su “teoría de la ciencia” es una buena metáfora del proceso subyacente de las crisis existenciales, y que podría servir al terapeuta de guía a la hora de acompañar a un paciente en este duro proceso.

A continuación, iré analizando una a una cómo se pueden aplicar a nuestro objeto de reflexión algunas de las ideas de Thomas Kuhn.

PARADIGMAS:

Thomas Kuhn habla de paradigmas en la ciencia, siendo estas el conjunto de normas que legitiman el trabajo dentro del paradigma, coordinando y dirigiendo la actividad de “resolver problemas”. Incluye leyes y supuestos generales, técnicas, principios metodológicos muy generales, etc que guían el paradigma. Además, afirma que estos son muy difíciles de definir explícitamente y que conllevan un conocimiento tácito (inconsciente de la naturaleza precisa del paradigma en el cual trabaja.

Según esta idea, los científicos pertenecen a un paradigma. Es decir, tienen unas ideas básicas sobre el mundo que asumen como verdaderas y no se cuestionan, y en ellas basan sus investigaciones y su búsqueda de conocimiento, sin siquiera ser capaces de describir exactamente su propio paradigma. Esto sucede con muchas de las creencias que los pacientes, y todos nosotros, tenemos. A veces hay una idea que ignoramos tener, pero que está detrás de nuestros miedos, nuestras conductas, y nuestros sentimientos. Por lo que, en esta propuesta que nos proponemos plantear, el primer paso sería ayudar al paciente a intentar describir el paradigma al que pertenece (qué idea, qué forma de ver el mundo tiene).

Como cada uno vivimos en un “paradigma” diferente, cada persona tiene un modo distinto de ver las cosas, y desde nuestro paradigma no podemos aceptar e integrar ideas de los otros. Por eso mismo, estoy segura de que en cualquier debate sobre religión o política, pocas veces al final de la conversación alguno de los participantes ha cambiado de opinión.

Otra característica de los Paradigmas de Kuhn, es que no debe criticarse el propio paradigma, pues los fracasos en este se consideran errores del científico y no del paradigma. Solo se podrá poner en duda el paradigma cuando el fracaso sea repetido, afecte a los propios fundamentos de este y no de solución a una necesidad apremiante del momento.Cuando eso ocurre, el científico entra en “crisis”, es decir, el paradigma se debilita y aparecen discusiones sobre otros paradigmas alternativos.

Del mismo modo, un paciente probablemente no se plantee sus ideas estén equivocadas. Por eso, el segundo paso propuesto será el de, con ayuda del terapeuta, poner en duda las ideas preestablecidas, para plantearse nuevas ideas incompatibles con las que tenía. Esto puede hacerse con distintas técnicas, como por ejemplo un análisis funcional, reestructuración cognitiva, etc.

Aquí es donde, siguiendo con la idea del post de Jose María sobre implementar o construir, se debería buscar la nueva idea filosófica más adecuada para el paciente, ya sea mediante la propuesta de ideas de otros pensadores, como mediante un proceso de construcción de una nueva idea. Lo importante es que se adapte a las necesidades personales del paciente.

Finalmente, cuando un paradigma se ha debilitado, llega la fase de la “revolución”, en la que aparece un paradigma rival apto y se abandona el antiguo.

Kuhn describe el proceso del progreso científico de la siguiente forma:

PRECIENCIA- CIENCIA NORMAL- CRISIS- REVOLUCIÓN- NUEVA CIENCIA NORMAL- NUEVA CRISIS…

Esto es, una vez se encuentra la idea filosófica adecuada para el paciente, al estar la antigua tan debilitada, se aceptará la nueva idea y se integrará. Sin embargo, no significa que sea la mejor, si no que en este momento es la mejor disponible según las necesidades del momento. En algún otro momento puede haber una nueva crisis, por lo que el proceso volverá a comenzar, debiendo buscarse nuevas ideas que se adapten al momento y las necesidades del paciente en cada momento.

--

--