Cine y palomitas: combinación inseparable.

Belén Conejero
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readNov 5, 2019

Vas al cine con tus amigos/as, tu pareja, solo/a, etc. Decides comprar algo para comer. Das vueltas, miras, coges varias cosas pero al final acabas escogiendo el típico cubo de palomitas que nunca falla. Cine y palomitas. Clásico atemporal que a todas/os nos encanta, pero, ¿por qué? ¿De dónde surge esta sencilla combinación que se ha extendido a lo largo de todo el mundo? Para ello hay que remontarse a la Gran Depresión del 1929.

Egyptian Deco Metropolitan Theater (Houston)

Nos encontramos en los años 20, momento en el cual los cines estaban reservados a las clases adineradas de las ciudades y estos aún mantenían un estilo decorativo parecido a una ópera o teatro con grandes lámparas carísimas, mullidas alfombras y otros objetos lujosos. Los dueños de estas espectaculares salas no querían que fuesen manchadas por lo que no se podía comer dentro de estas salas. Aun así, había vendedores de golosinas fuera de estos locales.

En 1927 la situación comenzó a cambiar. En este año se introdujo el sonido y con ello el cine se abrió a todo el mundo. Ya no hacía falta saber leer para poder ver una película. Pero las ganancias de los teatros comenzaron a disminuir con el inicio de la Gran Depresión 1929–1933.

La crisis de 1929 fue una recesión económica mundial originada en Estados Unidos, pero que se propagó por todo el mundo. El cine acabó convirtiéndose en uno de los grandes entretenimientos relativamente asequible para los norteamericanos quienes el único lujo que se podían permitir, además del cine, era un cucurucho de palomitas de un puesto callejero.

Fue en Missouri cuando una mujer con vistas de futuro, Julia Braden, convenció a los dueños del Linwood Theater para que permitieran poner un puesto de palomitas en el interior de su local. Tal fue el éxito de su negocio que en 1931 ya tenía cuatro puestos en distintos cines, con el consiguiente beneficio que esto le reportó. Cuando los dueños de las salas de cine se dieron cuenta de estos grandes beneficios, eliminaron al vendedor intermediario y gestionaron ellos mismos las ventas, consiguiendo así beneficios en una época en la que escaseaba el dinero.

Durante la II Guerra Mundial ya quedó definitivamente asentada la unión de ir al cine y comer palomitas porque la escasez de azúcar en esta época hizo que los vendedores de caramelos fueran desapareciendo al racionar el azúcar, y las palomitas, fabricadas con un producto abundante en EEU, ganaron terreno.

En los 60, la venta de palomitas comenzó a disminuir por la llegada de los televisores. La gente prefería quedarse en su casa a ir a los cines y aún no era muy popular prepararlas desde el hogar pero en los 70, con la creación de los microondas, las palomitas nuevamente comenzaron a ganar popularidad, ayudando al cine nuevamente a convertirse en una de las principales formas de entretenimiento.

Hoy en día, el éxito de las palomitas continúa y siempre se están reinventando, ya sea con caramelo, queso, chocolate etc. Y ya no solo su consumo se limita a las salas de cine, sino que se pueden tomar en cualquier momento, por ejemplo, en casa mientras ves Netflix o por la calle al comprar una bolsa en una tienda de chucherías.

Es fácil suponer que mientras se produzcan películas y existan salas de cine, las palomitas seguirán siendo uno de los snacks favoritos de las personas.

Realizado por Belén Conejero, Pilar Aguilera, Inmaculada Ballestero, Nuria Cruz.

Biliografía:

https://www.muyinteresante.com.mx/curiosidades/por-que-comemos-palomitas-cine/

https://www.milenio.com/estilo/gastronomia/por-que-comemos-palomitas-en-el-cine

https://www.directoalpaladar.com/cultura-gastronomica/por-que-comemos-palomitas-de-maiz-en-el-cine

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