Competencia pragmática y cultura.

H.P Grice nos obsequió con “El principio de cooperación”. En él, el autor quiso plasmar una serie de normas, a las que él llamó máximas, que describen cómo debe de ser una buena interacción comunicativa entre personas. Estas máximas se dividen en: máxima de cantidad, máxima de calidad, máxima de relación y máxima de modo. Cada uno de estos tipos hace referencia a diferentes aspectos dentro de una conversación. Para que se entiendan correctamente, a continuación, voy a explicar cada uno de estas normas y a poner un ejemplo donde se violen cada una de ellas.

  • Cantidad: esta máxima hace referencia a la cantidad de información que transmitimos en una conversación. Una máxima de cantidad correcta sería decir en pocas palabras lo que se quiere decir, sin adornar la información, sin dar información innecesaria, es decir, no hablar más de la cuenta.
  • Calidad: en este caso, se hace referencia a la verdad de la información que se está dando, es decir, no mentir sobre lo que se está diciendo, ser lo más fiel a la realidad.
  • Relación: aquí el autor lo que quiere decir es que hay que mantener el tema en el que estamos, es decir, si se está hablando de fútbol seguir hablando sobre éste hasta el final y no cambiar de tema. En el caso de que no se sepa nada de dicho tema, la mejor opción es no hablar y esperar a que se termine la conversación.
  • Modo: con esta máxima lo que se espera es ser claro, breve, ordenado y evitar las ambigüedades.

Por otro lado, estas normas de cooperación están estrechamente relacionadas con las normas culturales específicas de cada lengua. Es decir, la comunicación tiene un componente cultural bastante importante. Por ejemplo, en España cuando nos encontramos con un vecino, solemos saludar con “hola”, “hasta luego” o “adiós”, en cambio en Inglaterra se saluda simplemente con un “Hola”. Esta diferencia puede llevar a conflictos entre personas de diferente países, aunque ciértamente ninguna de las dos respuestas está mal a ojos de la buena educación. La diferencia aquí está, y como he dicho anteriormente, en las normas culturales de cada lugar y lengua. Otro ejemplo bastante bueno que explica muy bien lo que quiero decir, es el de María Pilar Agustín Llach de la Universidad de La Rioja, en su trabajo “La competencia pragmática y los errores pragmáticos-léxicos en la clase de ELE”. El ejemplo que pone es que: ante expresiones como “llevas una chaqueta muy bonita” o “¡Qué buena está la tortilla!”, las respuestas varían según la nacionalidad de la persona. El español contestaría a las frases con “Es del mercadillo” o “La he hecho en 5 minutos”. En cambio, un inglés o un alemán contestaría con un simple “Gracias”, y esto en nuestro país sería signo de superioridad.

En conclusión, la comunicación entre las personas también tiene mucho que ver con su procedencia y sus normas culturas, porque no es lo mismo hablar con un alemán, que con un italiano, como tampoco es lo mismo hablar con un andalúz que con un vasco.

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