“Compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente a la que no le importamos”
Hoy día nos encontramos constantemente en medio de un “bombardeo” activo y pasivo de publicidad. Pensad simplemente en lo último que hayáis hecho hoy: ver la televisión, salir de compras, pasar tiempo en alguna red social, escuchar música, hablar con los amigos, etc. Seguramente en la mayoría de todas estas situaciones estaban repletas de publicidad.
Hacer publicidad no es algo negativo, se trata de una forma de comunicación en la que se ofrece un algo en respuesta a una demanda o necesidad. Hasta aquí todo correcto, la situación conflictiva viene cuando no sabemos distinguir si esa publicidad nos ofrece una satisfacción a una necesidad o lo que realmente está haciendo es generar una necesidad a algo que realmente no lo era (hasta el momento publicitario).
Podemos recurrir entonces a la palabra Marketing, cuyo significado es “Conjunto de técnicas y estudios que tienen como objeto mejorar la comercialización de un producto”, entonces podríamos plantearnos la siguiente pregunta “¿es el marketing manipulativo?”. Expresado así puede parecer una idea un tanto conspiratoria, pero vamos a proceder a desglosar un poco más esta idea.
¿A qué nos referimos con manipulación? según la definición de la Rae manipular sería “ Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares.” por lo cual, ¿cuándo nos encontramos ante una manipulación publicitaria? seguramente no es muy complicado responder a esta pregunta y que muchos tendréis una respuesta para esta, realmente lo importante aquí sería la siguiente cuestión ¿somos realmente conscientes de cuándo nos encontramos manipulados por la publicidad?.
En muchas ocasiones no buscamos o compramos aquello que realmente necesitamos, sino aquello que nos resulta mas atractivo, o bien porque es la moda y a aquella “blogger le queda genial”, porque “lo tiene todo el mundo y por algo será”, porque “así es más cómodo”, porque “aunque ya tenga uno ese más caro merece más la pena” y llegamos al punto de autoconvencernos de que realmente no es un capricho, sino una necesidad.
El problema aquí viene dado cuando económica o físicamente no podemos suplir estos cánones impuestos, lo que nos crea una frustración y un descontento con uno mismo, ya que no eres capaz de tener o ser como la “mayoría de la sociedad” opina que es correcto que debe ser. Esto puede desembocar y numerosos problemas:
- Generar problemas de autoestima
- Trastornos de conducta (trastornos de alimentación por no conseguir la talla que se supone que debes tener)
- Insatisfacción económica (porque no ganas tanto dinero como para poder comprar eso que tanto “necesitas)
- Presión social
En resumen, la manipulación publicitaria o propagandística está presente a la orden del día, de forma tan acomodada y sutil que no somos capaces de darnos cuenta que más que necesitar algo, nos crean la necesidad de tener algo, que hoy tiene un valor, pero que mañana será otra cosa distinta la que lo tenga. Bajo mi punto de vista, vivimos en una sociedad de caprichos efímeros e insulsos a los que nosotros llamamos “necesidades”.
Podría proponer que, a partir de ahora, cada persona sea un poco más consciente de que es lo que está comprando o demandando y por qué, y quizá un reto un tanto más difícil ¿cómo nos están “vendiendo” eso que tanto necesitamos y qué beneficio provoca el obtenerlo?.
Para concluir, dejó por aquí este vídeo, fragmento de la película de “el lobo de Wall Street” a modo de ejemplo más visual.