¿Cuál es la clave para dar una buena impresión?

En clase de prácticas nos hemos preguntado acerca de un tema que a todo el mundo le causa curiosidad conocer: ¿cuál fue tu primera impresión sobre mí?. Preguntamos a la gente que hemos conocido qué opinaban acerca de nosotros. Un ejemplo sería cuando le pregunté a una amiga que conocí hace 2 años y me dijo que su primera impresión sobre mí era que parecía un “estirado” y andaba con aires de superioridad. Sin embargo, su impresión sobre mí no encajaba con la actual. Lo que nos llamó la atención es que se formó una primera impresión negativa cuando realmente yo no era así. De hecho, al preguntarle a mi amiga: “¿Y qué te hizo pensar eso?” no sabía responder con claridad, simplemente me dijo que “daba la vibra”. Nos dimos cuenta que la primera impresión que tenemos de cada uno de nosotros era diferente a la que tenemos ahora mismo. Es por eso que llegamos a la pregunta principal sobre el trabajo: ¿Cuál es la clave para dar una buena impresión?

Vivimos rodeados de primeras impresiones, tanto cuando tu amigo te presenta a alguien, como cuando vemos a una persona por la calle o incluso por la televisión, por eso resultan tan importantes para muchos. Además de nuestra imagen física, las palabras que elegimos y la forma en la que nos expresamos tienen un impacto muy significativo en la forma en la que somos percibidos. Cuando buscamos dar una impresión positiva tendemos a usar un lenguaje positivo y afirmativo, evitando términos ambiguos o negativos. Asimismo, también ocupan un papel relevante los detalles expresivos de nuestra comunicación, tales como: la entonación, la velocidad y las pausas del habla, entre otros. Todo esto contribuye a la expresión y la interpretación del mensaje, tanto negativa como positiva.

Por otro lado, no solamente usamos el lenguaje verbal, sino que también tiene gran importancia el lenguaje no verbal a la hora de causar buenas impresiones, tales como los gestos, las expresiones faciales, la postura corporal… En general, la adaptación del lenguaje a las personas con las que nos comunicamos es crucial para causar una buena imagen a las mismas.

En conclusión, vemos que las palabras y los gestos que usamos por sí solos no tienen un sentido, sino que necesitan de un contexto para ser interpretadas como negativas o positivas. Son de gran relevancia los matices lingüísticos y la capacidad de ajustar el discurso al contexto social para impactar de manera positiva en las personas.

Realizado por: David Fernández Huertas, Victoria Fernández Morales y Nerea García Díaz.

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