Cuando jugar a la familia no es un momento, sino una imposición de por vida

Zayd El Harrak

Carlos Hernández Rodríguez

María Fernanda Ramírez Ardila

Susana Valderas Puertas

En el momento que escuchamos la palabra matrimonio lo primero que se nos viene a la mente es una feliz pareja caminando hacia el altar, ambos sonriendo, exhortos en su dicha y todos sus acompañantes faustos por el enlace que se está produciendo, sabiendo que será una fecha en la cual ambos estarán jurando su amor eterno, la típica escena que nos han vendido las películas hollywoodienses. Pero ¿qué ocurre cuando este tipo de enlace se transforma en una transacción dónde uno de los cónyuges pasa a transformarse en un objeto vendido?.

Sólo esta pregunta ya nos pone los pelos de punta, como puede una persona ser obligada, o peor aún, transformarse en un mero objeto, el cual se tasa en un valor, y pasa a ser parte de un intercambio en el que no tiene ni voz, ni voto. Si esto nos horroriza, ¿qué pasa cuando la parte que adquiere valor monetario y pierde su dignidad, su voz, su opinión, su identidad; es una menor de edad? Creo que como a nosotros, es una idea que ni siquiera logra entrar en nuestra cabeza. ¿Como podríamos tasar el valor de una persona de una manera tan arbitraria, determinar que solo vale ese precio acordado y que su vida será determinada por un número?.

Aunque suene algo surrealista es una práctica que se lleva a cabo muy a menudo en el mundo. El matrimonio infantil a día de hoy, en pleno siglo XXI, con toda la tecnología que nos rodea y lo progresistas que somos en cuestión de derechos y leyes para con las personas en general, se sigue dando. Pero me imagino que al igual que a nosotros, lo primero que corrió por tu mente fueron países subdesarrollados como África o el sudeste asiático, son países que cumplen con una serie de características que favorecen que este tipo de prácticas se lleven a cabo, es decir, poseen niveles de pobreza extrema para la mayoría de su población, el analfabetismo tiene niveles muy altos, el acceso a la educación es limitado, la tradición sobre este tipo de prácticas está muy arraigado en su cultura, entre otras. Pero este tipo de practica se lleva a cabo también en países que están en desarrollo como algunos en Centroamérica, Latinoamérica, Europa del este y en países desarrollados como EEUU. ¿Qué pasa entonces en estos países donde algunas de estas características no se cumplen o directamente no están presentes? Podríamos decir que, en algunos países de América Latina, Europa del este y Centroamérica existen zonas rurales dónde se práctica aún este tipo de tradiciones y el acceso a la educación es limitado, llegando algunos individuos a cursar simplemente los primeros años de primaria. De igual forma, también se presenta pobreza y un nivel de machismo y patriarcado muy arraigado dónde una mujer debe estar supeditada a la decisión de un hombre y para poder estar realizada su vida debe estar condicionada por el matrimonio con un hombre dónde este posee la figura dominante.

Pero nos sorprende meter en esta lista a un país tan desarrollado como EEUU, cabe pensar que en este país se vive el sueño americano, tan anhelado por muchas personas. Como un país que es referente mundial a nivel político, económico, social, etc. ¿Puede estar en una lista donde a día de hoy se siguen celebrando matrimonios infantiles? Esto lo podemos achacar a una facción de su población que es extremadamente religiosa, donde en ocasiones se prefiere un matrimonio, aunque la diferencia de edad y las circunstancias que rodean esta unión no sean idílicas, para mantener lo que a los ojos de iglesia se considera como una familia cristiana.

Pero independientemente del país, la religión o las costumbres, es aberrante que una niña (siendo éstas las más afectadas) o niños, pierdan su infancia por una vida y unas responsabilidades que en muchas ocasiones no llegan ni a entender.

En países como EEUU se han detectado casos donde una menor de edad víctima de abuso sexual, ha tenido que contraer matrimonio sobre los 12 o 13 años con el mismo perpetrador que ocasionó el abuso, porque sus padres no podrían concebir que su hija ya no fuera virgen o si a raíz de ese atropello a su integridad como ser humano se produjera un embarazo, en este caso, los padres sienten que su integridad se vería gravemente perjudicada si dicho niño naciera fuera del matrimonio y en esos casos prefieren que su hija, una niña que ha sido víctima, no solo de un abuso que le ha robado la inocencia, sino de un acto tan cruel y ruin que ha modificado su vida y la percepción que tenia del mundo, comparta vida con la misma persona que ha ocasionado aquel preludio. Porque en algunas familias las apariencias o las creencias en sí mismas están por encima de cualquier integrante de esta.

¿Como un tema tan sumamente relevante como este y que es de dominio público, solo logra estremecernos, sorprendernos y luego pasamos de página a otra noticia que nos estremezca? Justo en el año 2021, cuando los viajes al espacio se planean volver comerciales, el mundo está intentado dejar atrás una pandemia mundial que según la mayoría de medios se ha encargado de resaltar con letras gigantes, que nos ha vuelto mejores personas, donde noticias como que una mujer que llevaba ciega 40 años ha logrado percibir sombras y colores gracias a un implante cerebral, se ha avanzado en medicamentos contra el cáncer, se ha conseguido eliminar el VIH completamente de 3 pacientes, entre una infinidad más de ejemplos, que nos hacen ver que avanzamos a pasos agigantados hacia una civilización que tiene todas las probabilidades de tener una sociedad donde el estado de bienestar puede lograrse, tener una alta esperanza de vida y lograr que las enfermedades y sus efectos cada vez sean más atenuados.

Pero ¿Cómo en una sociedad y en un mundo que está tan avanzado, que cada día tiene logros a cada cual más sorprendente, permite a día de hoy que en algunas zonas del planeta se pueda vender a una niña de cualquier edad por menos de 4000 dólares? Esto nos hace pensar que tantos avances, tanta tecnología no están sirviendo de mucho o que simplemente estos privilegios están al alcance de solo unos pocos. Entonces de qué sirve que avance solo un mínimo porcentaje de la población y enorgullecerse de cada día ser más humanos, más conscientes de nuestro entorno, de enmendar los errores del pasado, de preocuparnos de los derechos de las personas, de los derechos de los animales e incluso de entender que estábamos dañando nuestro planeta; si cuando en la actualidad la vida de un ser humano puede costar lo mismo que un ordenador, un reloj o un móvil. Debería de enorgullecernos el día que no sólo un porcentaje de la población tenga derecho a estos privilegios, porque en regiones como África, India o Afganistán; tener agua potable ya es un lujo y ni que hablar de ingresar a una escuela y recibir una educación, algo que para algunos individuos es un sueño imposible de alcanzar.

Ahora ¿cómo podemos pedirle a una niña de 10 o 12 años que deje su inocencia, sus ilusiones, sus sueños y que tome la responsabilidad que conlleva un matrimonio, una vida de ama de casa e hijos? ¿Cómo podemos pedirle a una niña que se case con un hombre que le puede cuadruplicar o quintuplicar la edad?

Una noticia que ha consternado al mundo, es la crisis que nuevamente está viviendo Afganistán, un país que siempre ha estado muy castigado por las continuas sequías y los conflictos bélicos internos, provocando un nivel de pobreza extremo y constantes éxodos entre su población. A esto se suma el retorno del régimen talibán, un grupo extremista que promulga una vertiente extrema, estricta e indulgente de la sharía, una legislación islámica que determina todos los aspectos de la vida de los musulmanes; basándose en una combinación del Corán, las enseñanzas del profeta Mahoma y las fatutas. Este cambio del gobierno ha provocado que la crisis económica, donde una familia vive con menos de 3 dólares al día, se haya acrecentado provocando que los pocos puestos de trabajo se perdieran y que la ayuda humanitaria se haya suspendido, debido a que las organizaciones benéficas no quieren verse involucradas con este nuevo gobierno, hasta que no se cumplan unos mínimos democráticos. Pero mientras los gobernantes y los mandatarios se enredan en temas burocráticos, la realidad es que la población está siendo vulnerada y perdiendo los pocos derechos de los que antes podían disfrutar. En este caso tenemos las familias que, debido al conflicto armado, la sequía o la misma pobreza, se ha visto obligadas a mudarse a los campos de refugiados que se han localizado en diversos puntos del país, pero la crisis se ha encrudecido y la pobreza y hambruna están asolando esta zona propiciando que los padres vean a sus hijas como la única fuente de ingresos para poder alimentar a los demás integrantes de este núcleo familiar.

Por otra parte, ¿cómo podemos hacer entender a una niña todo lo que está aconteciendo a su alrededor y las repercusiones que tendrán en su vida? A esta edad puede repetir y tal vez entender de manera somera las explicaciones del motivo que llevo a la venta, pero en el momento en que la transacción es llevada a cabo, esa racionalidad abandona todo sentido y sólo prima el miedo de ser separada del núcleo familiar, de aquel lugar en el que se le ha brindado seguridad y cariño. Desprender aquella mano cálida que nos ha sujetado durante toda la vida, para tomar una áspera mano fría, perteneciente a un desconocido, mucho mayor. ¿En qué momento nos hemos parado a preguntar por los deseos y sueños de esa menor, que es parte fundamental de dicho trato, pero que no tiene voto alguno?. En algunas entrevistas que se han podido realizar a estas menores, se ha comprobado que ellas no estaban de acuerdo con casarse, tenían como sueño ingresar a la escuela y poder convertirse algún día en maestras o enfermeras. No obstante, estos sueños, se quedan en eso; en ilusiones para sobrellevar una dura realidad que les ha tocado vivir. Siendo el maltrato, el machismo y la pobreza el pan de cada día y para algunas siendo de esta manera el suicidio la única puerta abierta que encuentran para escapar de este cruel destino.

Como los anteriormente mencionados y no solo los sucedidos en Afganistán, sino en todos los lugares donde se producen este tipo de matrimonios, posean un valor monetario o un peso moral o religioso, los menores tanto niños como niñas se ven abocados a peligros, como enfermedades, muerte prematura, etc. Las niñas son normalmente el grupo más afectado, siendo este el género que domina los índices de matrimonio infantil, presenta el peligro de los embarazos prematuros, provocando la mayor parte de ellos la muerte de las menores durante el parto. Incitando de esta manera que la rueda se ponga nuevamente en marcha y el individuo comience una nueva negociación por otra menor de edad que le depare un futuro igual.

Suponemos que para unos padres es un momento difícil, el asignarle un valor a la vida de una hija, en momentos así podríamos regirnos por los principios de supervivencia; intentar engañar nuestro sentido común y decirnos que estamos haciendo lo correcto, salvando la vida de los demás y poder darle una mejor vida a la hija que se marcha. Sin embargo ¿cuántas veces podemos decirnos esta mentira para poder llegar al menos a creérnosla un poco? Supongo que esta pregunta solo la puede responder cada persona, nosotros solamente podríamos especular desde una perspectiva privilegiada e imaginarnos algo que esperamos nunca llegar a vivir.

Estamos avanzando, mejoramos día a día, no obstante, debemos evitar crear madres que siguen siendo crías, no podemos permitir que las niñas cambien las muñecas, las risas y los juegos por cambiar pañales, cumplir con un esposo y mantener una casa. La adultez es lo suficientemente larga para decidir si queremos o no realizar estas tareas. Por otra parte, la infancia y la adolescencia se han hecho para reír, disfrutar y conservar dicha inocencia, para equivocarnos, pero por nuestras decisiones y poder aprender de ellas. Dejemos que si los niños quieren jugar a la familia lo hagan por 5 min y cuando ellos quieran, no para toda la vida y por imposición de unos adultos que siguen cometiendo los mismos errores de una sociedad avocada a repetirlos.

Bibliografía.

Mendoza Tascón, L. A., Claros Benítez, D. I., Mendoza Tascón, L. I., Peñaranda Ospina, C. B., Arias Guatibonza, M. D., Carrillo Bejarano, J. H., & Sarria Henao, Z. (2016). Matrimonio infantil: Un problema social, económico y de salud pública. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 81(3), 254–261. https://doi.org/10.4067/s0717-75262016000300013

Espina, J. G. (2018, 27 febrero). La batalla contra el matrimonio infantil en EEUU: cuando violar niñas es legal. El Español. https://www.elespanol.com/reportajes/20180210/batalla-matrimonio-infantil-eeuu-violar-ninas-legal/283722515_0.html

Mendoza Tascón, L. A., Claros Benítez, D. I., & Peñaranda Ospina, C. B. (2016). Actividad sexual temprana y embarazo en la adolescencia: estado del arte. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 81(3), 243–253. https://doi.org/10.4067/s0717-75262016000300012

Pampliega, A. (2021, 13 agosto). Tirano y muy señor mío: el matrimonio infantil en Afganistán. El Independiente. https://www.elindependiente.com/sociedad/2019/03/28/marido-y-muy-senor-mio-el-matrimonio-infantil-en-afganistan/

Anna-Coren, J. (2021, 3 noviembre). Afganistán: a esta niña de 9 años la vendieron a un extraño para que su familia pudiera comer. CNN. https://cnnespanol.cnn.com/2021/11/02/afganistan-venta-ninas-esposas-familia-comer-trax/

--

--