Cuando tú eres tu peor enemigo

María Cambil
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readNov 20, 2022

La mente es un arma muy poderosa, demasiado, ya que nos puede destruir casi sin darnos cuenta. Puede ser tan traicionera, que aunque estés en el mejor momento de tu vida, si la mente decide jugar contigo, no eres capaz de verlo. Como se establece en la lectura “Mindfulness”, si se utiliza de forma correcta, es tu mejor aliada, sin embargo, si por el contrario la usamos incorrectamente, es muy perjudicial. ¿No os ha pasado que, aún viviendo cosas realmente buenas, solo podéis centraros en los aspectos negativos? ¿A quién no le ha pasado que se ha encerrado en los problemas y preocupaciones, sin ser capaz de ver más allá de eso? ¿Cuántas veces habéis sentido que vuestra cabeza va a explotar? ¿Que no podéis más, que ni siquiera os aguantáis a vosotros mismos? En el peor de los casos, esto puede llegar a situaciones extremas. Esto pasa porque la mente nos domina.

Cuando actúa de manera independiente, entra en bucle y nos recuerda constantemente las cosas que nos angustian o que no van bien, nos daña a nosotros mismos y nos volvemos esclavos de ella; en lugar de usar nosotros nuestra mente, ella es la que nos usa.

Nuestra mente es la que puede pensar, dejar de pensar; nuestra mente va al pasado e incluso al futuro, y también es la que analiza y razona. Esto es lo que en la lectura antes mencionada, llaman “estado de la mente ordinaria”. Esta mente no siempre nos muestra la verdad y es subjetiva. Según Ruiz y Mills (2004), el pensamiento de nuestra cabeza es un “mentiroso que vive dentro de nuestra cabeza”, el cual es perfectamente capaz de adueñarse por completo de nuestras vidas.

Por eso, debemos tener muy claro que somos mucho más que nuestros pensamientos y emociones. Debemos despertar nuestra conciencia y así poder reconocer quienes somos realmente. Para esto, nos puede ayudar el mindfulness, ya que en ciertas terapias, nos puede apoyar para generar perspectiva o para desarrollar lo que se llama “el yo contexto”, el cual sería como la parte que observa de forma objetiva, es decir, es imparcial. Así ya no será tu mente la que os use a vosotros, si no sereis vosotros los que uséis la mente.

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