Desestigmatizando el Electroshock; Revisiones de una experta psiquiatra

A partir de toda la información aportada previamente sobre los prejuicios que existen asociados al electroshock, decidí entrevistar a una psiquiatra (de la Unidad de Hospitalización de Salud Mental de Puerto Real) experta en el estudio y práctica de ésta técnica, con el fin de obtener información más objetiva y basada en una experiencia directa.

¿Cómo resumiría en qué consiste la técnica del TEC?

Es un procedimiento que se aplica a un sujeto bajo anestesia general, consistente en aplicar de manera controlada y monitorizada descargas eléctricas a través del cerebro, con la finalidad de desencadenar una breve convulsión, entre 20” y 60”, y que tendría unos determinados efectos que favorecen la remisión de determinados síntomas mediante los cambios producidos en la neuroquímica cerebral. Los mecanismos de acción son complejos y aún sujetos a discusiones.

¿Qué antecedentes históricos tiene el uso de esta técnica?

Ya en la Antigua Grecia y en Roma se empleaban las descargas eléctricas de peces torpedo para tratar el reuma. En el siglo XVI también usan el pez torpedo de igual manera los misioneros jesuitas con la finalidad de “expulsar los demonios” en indígenas etíopes.

En el siglo XVIII está la idea de buscar el remedio en la propia Naturaleza: el aire, el agua, en vegetales, en minerales, el éter o la electricidad, por ejemplo. Nos encontramos con que, mediante el alcanfor, que provocaba convulsiones, se trataban a algunos enfermos.

¿Cuándo se empezó a usar el electroshock ya en un ámbito más psiquiátrico?

Ya en el siglo XX se observó que pacientes epilépticos que desarrollaban una esquizofrenia dejaban de sufrir ataques, y que numerosos esquizofrénicos mejoraban tras las crisis de epilepsia. Comenzó a establecerse un cierto antagonismo entre la epilepsia y la esquizofrenia.

Se le atribuye a Cerletti y Bini, en 1938, la aplicación de corriente eléctrica para inducir convulsiones. Se introduce el procedimiento en Inglaterra y en EEUU en 1940, y en 1950 ya se había consolidado en muchos otros países. En 1950 ya se comenzaron a emplear anestésicos y relajantes musculares, y se moduló la cantidad de la descarga. Y a finales de los setenta, la APA se declara favorable a su uso con ciertas indicaciones.

¿De dónde proviene el rechazo de esta técnica?

Bueno, al comienzo de su uso se aplicaba “en seco”, se hacía sin la administración de tratamientos que pudieran reducir el efecto de la descarga. Se podría decir que en aquellos momentos los riesgos superaban los beneficios: fracturas, paradas, broncoaspiración... Y además se empleaba indiscriminadamente para cualquier trastorno mental.

Por otra parte, se ha hecho un uso nefasto en algunos momentos de la historia, y no solo de la historia de la psiquiatría. Me refiero a experimentos, interrogatorios y torturas por parte de la CIA, en la Alemania nazi, en la Unión Soviética.

En el campo de la salud mental también ha tenido un amplio uso como castigo y como aversivo.

El propio Cerletti llega a declarar su arrepentimiento por haber creado la técnica.

¿Qué repercusiones ha tenido este mal uso del procedimiento TEC?

Como verás, buena parte de las connotaciones negativas asociadas a este procedimiento han sido bien merecidas. Todos esos usos perversos que se han hecho del TEC se han visto reflejados en la literatura y en el cine, lo que ha ayudado a difundir esa imagen negativa que ha tenido en el pasado. Y realmente tampoco ha habido una difusión con posterioridad de los avances de esta técnica.

Cuando surge todo el movimiento de reforma de las instituciones psiquiátricas en los años setenta del pasado siglo, que fue muy necesario para cuestionar el trato que recibían los enfermos mentales, y con el movimiento de la antipsiquiatría, han sido muy criticadas todas las políticas restrictivas y punitivas, entre ellas el electroshock.

¿Y por qué no ha tenido una difusión que corrigiera esa visión tan negativa?

Hasta hace unos 30 años, más o menos, la psiquiatría ha quedado fuera no solo de los hospitales generales, sino incluso fuera del propio sistema sanitario. Los psiquiátricos eran gestionados por las diputaciones provinciales. El rechazo social hacia la enfermedad está basado en un gran desconocimiento y lógicamente en multitud de prejuicios hacia las personas que padecen trastornos mentales. Y por parte de las instituciones tampoco se abordó en el pasado una política de mayor transparencia y educación, que hubieran servido para disminuir los prejuicios y el estigma de la enfermedad mental. Quizás eso ayude a entender el escaso esfuerzo que se ha hecho por acercar a la población la salud mental.

¿Todo eso hizo que se dejara de usar?

Durante décadas ha estado infrautilizada, e incluso hoy en día, según dónde, sigue siendo una técnica que se emplea menos de lo que sería deseable, sobre todo en algunas patologías como la catatonía y algunas formas de depresión.

Se hace necesario crear algunas unidades de referencia especializadas en TEC, para que pueda ser usada en condiciones óptimas para las situaciones clínicas que lo requieran.

¿De qué situaciones clínicas se trata?

En cuadros de catatonía, donde la inhibición motora es prácticamente completa, es el tratamiento de elección, pues además la prolongación del cuadro clínico, con su negativa a comer, a beber, puede conllevar muchas complicaciones médicas.

En las depresiones psicóticas o con elevado riesgo de suicidio.

En esquizofrenias en las que hay un componente motor importante o una gran desorganización conductual. También cuando no se obtiene respuesta favorable con los tratamientos antipsicóticos.

En las manías tiene una efectividad similar al litio, aunque podría ser más rápida. Es aconsejable cuando hay agitación psicomotriz o clínica afectiva mixta.

¿Está usted a favor de su uso?

Sí, claro, pero siempre después de haber sopesado que está bien indicado, ya sea por el cuadro clínico en algunas ocasiones, y en otras por los riesgos que supone limitarse a un tratamiento farmacológico que sería más lento. Cada caso es suficientemente sopesado y, a veces, incluso discutido con otros miembros del equipo de trabajo.

¿Usted utiliza actualmente esta técnica?

Desde hace unos 15 años la vengo empleando, previamente tuve un período de aprendizaje en el país vasco. A lo largo de estos últimos años se ha ido incrementando su uso, pues además somos una unidad de referencia dentro de la provincia. En la actualidad, quizás podría estimarse que es empleada en un porcentaje entre el 5-7% de los pacientes hospitalizados.

El tratamiento de inicio cuando el paciente ingresa siempre es farmacológico, en ocasiones puede decidirse desde un primer momento la indicación de TEC (en casos muy determinados como catatonía o síndrome neuroléptico maligno) y en otras ocasiones al ver que tiene pocos resultados la farmacoterapia.

¿Qué requisitos son necesarios para su utilización?

Al tratarse de una técnica invasiva requiere del consentimiento del paciente y, en caso de no ser posible, por no ser competente para decidir en la situación en que se encuentra, se recurriría a un consentimiento por representación por parte de un familiar.

Previo a la aplicación de la técnica TEC es necesario una valoración por parte del Servicio de Anestesia una vez hechas una serie de pruebas pertinentes.

Antes de su aplicación, se le administra anestésico y miorrelajante.

No es necesario que la persona esté hospitalizada, de hecho, una vez que ya se ha producido cierta mejoría, quizás alrededor de la 5ª sesión, el paciente marcharía a su casa de alta y continuaría en régimen de hospital de día, sin necesidad de prolongar el ingreso.

¿Tiene algún efecto secundario que cree rechazo?

La tasa de mortalidad es muy baja, alrededor de 2/100.000 tratamientos, y la causa sería por un accidente cardiovascular durante su administración, o inmediatamente después.

Los efectos secundarios se reducen a medida que se optimizan las condiciones de administración y monitorización.

Puede provocar cierto estado de confusión en las horas siguientes a su administración, aunque ello no es frecuente, y siempre es transitorio.

Más habituales son las alteraciones de la memoria, a veces circunscritas a las horas siguientes, pero en otras ocasiones pueden mantenerse durante el tiempo en que se prolonga la aplicación de la TEC, e incluso prolongarse 1 o 2 semanas. La recuperación suele ser completa.

¿Por qué cree que existe tanto prejuicio ante dicha técnica?

Por parte de la población general hay un desconocimiento casi completo, la escasa información tiene que ver con películas que han visto y el rechazo es casi unánime. Por parte de médicos no psiquiatras tienen algo más de conocimiento por experiencias indirectas y la actitud es más ambivalente. Y en el ámbito de la psiquiatría, la formación y la información no es aún suficiente, pero hay una mayor aceptación del procedimiento y son más conocedores de sus ventajas.

¿Por qué cree que existe personal sanitario que rechaza su uso?

En mi opinión, siempre está de fondo la falta de suficiente información. No obstante, en los últimos años, en que su empleo es más habitual, y directa o indirectamente van teniendo más datos de los resultados, van cediendo un poco los temores que genera, buena parte de ellos asociados a las connotaciones negativas que aún persisten.

¿Por qué cree que algunos pacientes / familiares rechazan que se les sea empleada?

Como te decía antes, por el gran desconocimiento, y por los prejuicios que aún siguen bastante presentes.

¿Qué debería hacerse ante esta situación de prejuicios ante la aplicación del TEC?

Se considera que el proceso de desestigmatización se debe basar en una mayor y mejor información. Respecto a la población general, los objetivos educativos deben dirigirse hacia el propio procedimiento de aplicación y los riesgos asociados.

--

--