Dichos que se hacen bola

Vanessa Jorge
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readDec 26, 2022

Los refranes son reflejos de la cultura y la sociedad. Durante mucho tiempo se han empleado como formas de transmisión de sabiduría y conocimiento popular, sin embargo, aunque estos proverbios pueden resultar de gran utilidad para enseñar lecciones y dar consejos, está claro que el significado y las connotaciones implícitas de algunos refranes son bastante cuestionables.

A menudo, algunos de los refranes más utilizados pueden tener una connotación negativa hacia determinados aspectos de la sociedad, haciendo críticas y forjando referentes desde una perspectiva desactualizada y obsoleta.

Sin embargo, también pueden, ser de gran utilidad a la hora de transmitir enseñanzas morales positivas, pero es importante que seamos conscientes de las implicaciones negativas que pueden tener algunos de los refranes que escuchamos a diario, para así ser capaces de saber en qué contextos usarlos (o no) y mejorar la manera en la que se utilizan, acompañándolos de un contexto aclaratorio que se amolde a la experiencia de la persona y asegurándonos que se ha comprendido correctamente la finalidad.

Por ejemplo, algunos refranes sugieren que hay ciertas actitudes y comportamientos sociales que son inaceptables. Esto lo podemos ver reflejado en el refrán “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, que nos aconseja hacer las cosas lo antes posible, no obstante, esto no siempre es viable, y si se le dice este refrán a la persona equivocada, como a una persona que sufre, por ejemplo, un trastorno del estado de ánimo como puede ser depresión y que es incapaz de realizar ciertas conductas como salir de su cama, higienizarse, comer, etcétera, probablemente se conseguirá empeorar la situación y hacer que esa persona se sienta peor.

Otro ejemplo es el refrán “El que algo quiere, algo le cuesta” que refleja que hay que trabajar duro para conseguir aquello que se desea, pero este también puede ser percibido como una reprimenda para aquellos que no poseen los medios necesarios para lograr sus objetivos. Del mismo modo, hace referencia a que hay que hacer sacrificios para lograr lo que quieres, sin embargo, lograr algo no tiene porque ir acompañado de sacrificio.

Esto también se ejemplifica a través del refrán “Querer es poder”, refiriéndose a que alguien que desea un objetivo va a encontrar la manera de hacerlo pese a cualquier circunstancia, realizando cualquier esfuerzo para lograrlo, a pesar de que tener el deseo de llegar a ello no tiene porque implicar tener la destreza o habilidad. Puede ser muy frustrante escuchar eso cuando intentas alcanzar una meta que realmente quieres y no lo consigues, por ejemplo, entrar en la carrera de tus sueños.

Siguiendo está línea, existe otro refrán que ejemplifica bien estas convicciones: “A la tercera va la vencida”. Si bien es cierto que depende en qué circunstancias, puede que te alente escuchar esto, debido a que estás desesperanzada o desmotivada para lograr conseguir tus objetivos, por ejemplo, realizar unas oposiciones. No obstante, cuando no es tu tercer ni cuarto intento, sino tu décimo, la finalidad positiva de esté refrán se pierde, ya que quizá abandonar aquello que querías conseguir es lo mejor para tí en ese momento, en lugar de seguir intentándolo a costa de sacrificar, en muchos casos, tu estabilidad emocional o tu salud mental. Está bien intentarlo, pero en ocasiones rendirte puede ser la mejor opción, y no tiene por qué suponer un fracaso, pues al fin y al cabo no todos somos buenos en todo.

Por otro lado, algunos refranes pueden reflejar una actitud de superioridad y de desprecio hacia los demás, como es el caso del refrán “El que nada sabe, nada duda”. Este nos sugiere que aquellos que no tienen el conocimiento suficiente sobre un tema deben mantenerse callados y es mejor que no hablen. Esto puede ser visto como un menosprecio hacia aquellos que no son expertos en un tema concreto, e incita a ignorarlos en lugar de explicarles aquello que no entienden, pues nadie nace sabiendo. Es necesario participar, preguntar e involucrarse en las discusiones para enriquecerse del conocimiento, es tan importante el saber del estudio y la observación como el de la práctica.

Para hacer un uso mejor de los refranes, es importante tener en cuenta que cada persona es un mundo y no sabemos lo que puede estar viviendo, y por tanto, debemos pararnos a pensar antes de hacer uso de ciertos refranes. No obstante, no se debe de pasar por alto, que los refranes reflejan ideas y creencias de la persona que los utiliza, por lo que, en cierta medida, dice más del emisor que del receptor. En muchas ocasiones se utilizan para concluir o perfeccionar una idea que se quiere transmitir en la conversación, pese a que podrían utilizarse otros medios para comunicar ideas o pensamientos, hacen uso de refranes o proverbios que permiten expresar de forma indirecta y pasiva la opinión respecto a un tema o una situación.

Probablemente si has llegado a leer hasta aquí, te venga alguien a la mente con quien hayas tenido este tipo de experiencias, puede que sea tu madre/padre, abuelo/a, tío/a, o algún conocido. Son, en efecto, las personas mayores las que más uso hacen de estos dichos populares, y a los que por lo tanto, escuchamos más estas “lecciones morales”, en muchas ocasiones con tonos paternalistas. Sin embargo, afortunadamente los jóvenes estamos siendo cada vez más conscientes de este problema, y en muchas ocasiones podemos ver como se les da un giro a estos refranes con cierta connotación negativa para que yo no sea así (esto lo veremos en la siguiente publicación).

Por último, es importante recordar que no todos los refranes son “malos”, y que muchos de ellos son de gran utilidad para transmitir sabiduría, de hecho, gran parte de los refranes que hemos mencionado a lo largo de esta publicación no tienen por qué tener una connotación negativa, y si se le da, es principalmente por el contexto en el que se usan.

Realizado por: María Hinestrosa Martín, Vanessa Jorge Trinchete, Sofía López-Montenegro Guajardo-Fajardo, Paula Pérez Cortés, Francisca Navarro Amo.

Referencias: Poncela, A. M. F. (2011). Prejuicios y estereotipos. Refranes, chistes y acertijos, reproductores y transgresores. Antropología experimental, (11).

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