EFECTO DE LA LECTURA DE MATERIAL DE AUTOAYUDA SOBRE ALGUNAS VARIABLES PSICOLÓGICAS.

La semana pasada hice una publicación realizando una crítica a los libros de autoayuda. Ante esto, el profesor me comentó diciendo que no estaba de acuerdo con dicha crítica aún siendo común en casi toda la comunidad de psicólogos. Estuve unos días reflexionando sobre ello y sobre la supuesta superioridad que creemos que nos concibe ser psicólogo clínico frente a escritores de libros de autoayuda. Decidí investigar sobre el tema y encontré un artículo que desmontó parte de mi crítica “EFECTO DE LA LECTURA DE MATERIAL DE AUTOAYUDA SOBRE ALGUNAS VARIABLES PSICOLÓGICAS EN UNA MUESTRA NO CLÍNICA” de Patricia Martínez y Juan Carlos Sierra.

La literatura calificada como de autoayuda ha experimentado en las últimas décadas un notable auge. De hecho, en torno a ella se ha generado un mercado que aporta suculentos beneficios a la industria editorial (Starker, 1988a y b). Se estima que cada año se publican 2000 nuevos libros de autoayuda (Chaplin, 1989). En tales circunstancias, hoy en día no es extraño encontrar en diversos establecimientos dedicados a la venta de libros o en bibliotecas una sección dedicada exclusivamente a satisfacer las demandas del consumidor hacia lo que muchos han dado en llamar el “psicólogo invisible”.

El presente estudio evalúa los efectos de la lectura de un manual de autoayuda sobre la ansiedad, el temor a la evaluación negativa, las creencias disfuncionales y la asertividad. Estas variables fueron evaluadas en una muestra de 20 sujetos normales antes y después de la lectura de un manual de autoayuda (grupo experimental) y 20 sujetos normales que no leyeron ningún manual (grupo control). Mientras el grupo experimental mejoró las puntuaciones de ansiedad, temor a la evaluación negativa y creencias disfuncionales después de la lectura, el grupo control no mostró diferencias significativas entre ambas medidas, excepto en temor a la evaluación negativa. Estos resultados indican los beneficios terapéuticos de este tipo de literatura en la población general.

En la sociedad actual, en la que el acceso a la asistencia psicológica está aún limitado a unos pocos, es de extrema importancia contar con herramientas que permitan ayudar a las personas que, por diversas razones, no reciben tratamiento a este nivel. Los libros de autoayuda ofrecen numerosas ventajas a sus consumidores, entre las que se encuentran su bajo costo, su aplicabilidad a los problemas de la vida diaria y su orientación positiva (Forest, 1988).

Si la población no clínica demanda este tipo de literatura, como lo demuestran sus elevadas cifras de venta, es necesario responder a esa necesidad con material de autoayuda de calidad. Por estos motivos, es relevante desarrollar investigaciones que permitan poner en manos de la población, material de autoayuda que realmente responda al fin para el que fue concebido. Los resultados de este estudio ofrecen una visión alentadora al respecto, pues indican que determinadas variables que pueden generar sufrimiento e inestabilidad emocional son modificadas positivamente por la lectura de un libro de autoayuda.

También quise responder a la siguiente pregunta: ¿qué mueve a las personas a consumir libros de autoayuda? Y encontré testimonios reales de personas que habían leído este tipo de libros:

“Me daban buenos consejos, sobre todo el tema de la ‘resignación’. Cuando falleció mi papá, hasta llegué a tenerle bronca… estaba muy enojada con él y con todo el entorno. Cuando leí estos libros me di cuenta de que otras personas pasan por las mismas instancias y cómo superarlo. Entonces, comencé terapia, y entre Bucay y mi psicólogo me ayudaron a perdonarlo, a perdonar al resto, y perdonarme a mí” (Cecilia, 40 años, casada con dos hijos).

“En los libros encontré algunas cuestiones que ya había hablado con mi terapeuta, entonces no era nada nuevo. Supongo que para las personas que nunca escucharon este tipo de cosas, es diferente” (Diego, 34 años, casado).

“Me ayudaron a ver algunas situaciones desde otro punto de vista, a no sentirme ‘menos’ que otras personas. Lo que leía después lo conversaba con mi terapeuta.” (Pablo, 35 años, soltero).

“Creo que te dan pautas, que inconscientemente vas incorporando, te van formando. Son un granito de arena más, un libro o una frase te pueden hacer ‘click’, y empezás un proceso de cambio” (Andrea, 26 años, soltera).

“Cada uno interpreta los consejos a su manera, yo creo que te hacen reflexionar y ver los problemas desde otro lado. Te ponen pilas, te generan ganas de hacer cosas distintas, los libros son como un ‘energizante’” (Rafael, 40 años, casado).

“Creo que tienen tips… tal vez son más como una guía, no sólo de conducta sino de pensamiento. Hay un libro que se llama Gratitud, y te aporta un montón, en el sentido de empezar a ver qué es lo que se tiene, con qué se cuenta, o por qué solemos fijarnos en el ‘vaso vacío’: nunca te alcanza el dinero, nunca la felicidad es completa” (Eugenia, 45 años, casada con dos hijos).

Tras leer estos artículos me paré a reflexionar y es cierto que todos hemos pasado alguna vez por una situación difícil, de las que nos resulta complicado salir por nosotros mismos. Sentir que nuestra autoestima está por los suelos, habernos visto envueltos en una relación, sentimental o incluso laboral, con una persona tóxica, o simplemente, tener dificultades para disfrutar de verdad de las pequeñas cosas. Por norma general, cualquiera de estas razones valdría para acudir a un psicólogo, y es que seguimos pensando que uno va el psicólogo cuando tiene un “trastorno”, en vez de solo para pedir ayuda en momentos delicados que pasamos todos. Quizás por ese miedo a asumir que realmente tenemos un problema, buscamos otro tipo de soluciones que nos resulten más fáciles, y de paso más asequibles. Ese es, creo, en parte, el gran éxito de los libros de autoayuda. Y por eso rectifico en cuanto a la inflexibilidad de mi anterior publicación. Si el objetivo de la persona que escribe un libro de autoayuda es intentar acabar con el sufrimiento humano comparte los mismo ideales que un psicólogo clínico. Quizá a veces necesitamos leer que todo puede ir bien si ponemos de nuestra parte, quizá eso nos haga luchar más por lo que deseamos aunque nuestro contexto nos ponga piedras por el camino. Lo que no toleraré jamás es el intrusismo laboral en este campo. Personas no cualificadas que juegan con los problemas de los demás para ganar dinero. Quién antepone sus intereses económicos al dolor ajeno de vocación psicológica sabe poco.

Por eso, desde aquí, invito a todo aquel que esté pasando por un mal momento a buscar ayuda de un buen profesional que base su terapia en la evidencia. Porque aunque los libros de autoayuda puedan mejorar tu situación, los problemas se manifiestan de manera diferente en la vida de cada persona. Hay que tener en cuenta el contexto y nuestra interacción en él, la historia de aprendizaje y las consecuencias de nuestro comportamiento… pues todo esto explica por qué nos comportamos como lo hacemos. Lo que al de al lado le funcionó no tiene por qué funcionarme a mí.

Si nos duele el estómago, vamos al médico. Si nos duele la muela vamos al dentista. ¿Por qué no vamos al psicólogo cuando lo que sentimos no nos deja ser felices? Ir al psicólogo no es estar loco, la verdadera locura es no hacer nada cuando no estás bien. El día en que la salud mental esté tan valorada como la física seremos personas capaces de verbalizar a los demás nuestras emociones y buscaremos ayuda sin miedo a lo que la sociedad pueda opinar.

REFERENCIAS:

Canavire, V.B, (2013). DEL DIVÁN Y LA LECTURA: A PROPÓSITO DE LOS LIBROS DE AUTOAYUDA COMO SOPORTES TERAPÉUTICOS. Razón y palabra, (85).

Martínez, P., Sierra, J.C. (2005). Efecto de la lectura de material de autoayuda sobre algunas variables psicológicas en una muestra no clínica. Universitas Psychologica, 4(2), 197–203.

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