Efecto Kuleshov

Nuria Cruz Garcia
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readNov 26, 2019

En los años 20 aparece el efecto Kuleshov, un fenómeno psicológico de gran relevancia que se vincula a la idea de que el espectador interpreta y comprende las escenas que visualiza en base al contexto que las rodea. Es decir, el hecho de presentar fragmentos grabados de manera consecutiva implica que el espectador lleve a cabo una interpretación en conjunto, no se valorará cada imagen por separado, sino que se van a integrar obteniendo como resultado una valoración diferente que la que tendría cada una de ellas de manera independiente.

Este efecto fue demostrado por el cineasta ruso Lev Kuleshov a través de un experimento. El procedimiento consistía en intercalar una toma de la cara de un actor con las imágenes de un plato de sopa, una niña en un ataúd y una mujer tumbada. Dichas exposiciones dieron lugar a diferentes interpretaciones de la cara del actor por parte de los espectadores, a pesar de que la cara utilizada era en todos los casos la misma, con una expresión completamente neutra. Aquellos a los que se les presentó la cara del actor vinculada al plato de sopa asociaron la expresión del mismo con el hambre, los que vieron la composición en la que se incluía la imagen de la niña en el ataúd percibieron tristeza en el rostro del actor y quienes observaron la escena de la mujer tumbada indicaron ver deseo en su cara.

Este experimento puso de manifiesto las diferentes interpretaciones que se hacían de la escena, en función de los estímulos que antecedieran o siguieran a la misma.

Así, Kuleshov proponía que el significado percibido de una escena determinada se elabora en función de la secuencia de la cual forma parte, más que de la propia imagen en sí. Es decir, el contenido de la escena en sí no es relevante, lo que provoca que tenga un significado es su unión con otras escenas, generándose una corriente narrativa.

Nuestra mente busca generar una estructura coherente respecto a lo que experimenta, de modo que trata de vincular las imágenes que se presentan de forma conjunta para poder darles un sentido. No somos agentes pasivos que únicamente reciben información del medio, sino que somos agentes activos que interactúan y generan significados con respecto al mundo que les rodea.

Si bien, aunque este efecto empezó a analizarse en el cine, puede extrapolarse a muchos otros ámbitos. Por ejemplo, también se ha visto reflejado en la literatura, de tal modo que la lectura de un contenido determinado hace que interpretemos la siguiente de manera distinta a cómo lo haríamos si los fragmentos precedentes fueran distintos. Y no sólo en el ámbito de las artes, el ser humano lleva a cabo interpretaciones similares en su día a día sin ser consciente de ello, especialmente en el reconocimiento de caras y expresiones faciales.

Así es como Alfred Hitchcock explica este efecto:

Realizado por:

Belén Conejero, Pilar Aguilera, Inmaculada Ballestero, Nuria Inés Cruz

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