Ejercicio Mindfulness. Miedo a conducir

Mónica González
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readNov 28, 2020

Mindfulness es algo que llevo practicando desde que me encontraba en primero de bachillerato. Durante varias clases de psicología, lo prácticabamos con la ayuda de una experta. En un principio, me llegaba a poner incluso más nerviosa de lo que ya me encontraba y con el tiempo durante la carrera he podido ver que el mindfulness no puedo aplicarlo a todo tipo de problemas.

El ejercicio consistía en analizar un problema presente en nuestra vida para ser conscientes de la emoción que nos generaba, nombrándola, localizándola en nuestro cuerpo y ser capaces de darle espacio en nuestras vidas a esas emociones. En este caso he elegido un tema que siempre he evitado y que creo que podría aliviarse si tratase de aceptarlo y analizarlo. Yo le tengo mucho miedo a conducir, para mí sacarme el teórico significa que después tengo que coger un coche y siento que me estoy saboteando a mí misma en los test para que no llegue ese momento. Esto hace que me frustre por no ser capaz de aprobar el teórico, al que aún ni me he presentado, pero ya tengo la idea de que es imposible. A eso se le añade que me estoy mudando de pueblo y si apruebo el teórico tendría que volver cada cierto tiempo para las clases del práctico. La presión viene por parte de mis padres y por el miedo de que repercuta a mi futuro, pero a la vez el ver que todo el mundo lo ha conseguido y que, aunque yo lo consiguiese, no le sacaría ningún tipo de provecho.

La presión de mis padres y de mi futuro hace que se me tensen los músculos, siento presión y estrés. El imaginarme conduciendo me hace sentir nervios en el estómago, de ese tipo de nervios que si se hiciesen más intensos te harían vomitar. La frustración de no avanzar con el examen teórico hace que me duela la frente por fruncir demasiado el ceño mientras pienso en ello. También siento un nudo en la garganta al imaginar la facilidad con la que te puedes morir en la carretera, me da pánico y me hace recordar el olor de la autoescuela o del coche de mi padre. Y, por último, el ser la única que no lo consigue hace que sienta un vacío extraño en mi pecho, ansiedad.

Pensé en todo esto y traté de, poniendo mi mano en cada una de esas zonas en orden, de imaginar que mi problema es algo que la gente podría comprender, nadie me va a juzgar. Esa mano para mí representaba a la gente que aun sabiendo mi problema no me ha juzgado.

Creo que tras esto mi miedo no ha disminuido, pero al menos he sido capaz de analizar lo que siento y enfrentarlo, ya que cada vez que venía a mi cabeza trataba de eliminarlo pensando en otra cosa. Le he dado espacio por unos momentos a todas esas emociones tan molestas y probablemente cuando vuelvan a aparecer las eliminaré, pero cuando llegue el momento después de los exámenes para retomar los test, sabré a que me estoy enfrentando.

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