El dolor de la lucidez

Se avecina desasosiego intelectual, bloqueos mentales y ruptura con la zona de confort… Así me siento y encuentro refugio en este fragmento, creo que refleja la aventura en la que nos estamos embarcando, “brindemos por el dolor de la lucidez”:

“Me preocupa que tengan siempre presente que enseñar quiere decir mostrar. Mostrar no es adoctrinar, es dar información pero dando también, enseñando también, el método para entender, analizar, razonar y cuestionar esa información. Si alguno de ustedes es un deficiente mental y cree en verdades reveladas, en dogmas religiosos o en doctrinas políticas sería saludable que se dedicara a predicar en un templo o desde una tribuna. Si por desgracia siguen en esto, traten de dejar las supersticiones en el pasillo, antes de entrar al aula. No obliguen a sus alumnos a estudiar de memoria, eso no sirve. Lo que se impone por la fuerza es rechazado y en poco tiempo se olvida.

Ningún chico será mejor persona por saber de memoria el año en que nació Cervantes. Pónganse como meta enseñarles a pensar, que duden, que se hagan preguntas. No los valoren por sus respuestas. Las respuestas no son la verdad, buscan una verdad que siempre será relativa……Hay una misión o un mandato que quiero que cumplan. Es una misión que nadie les ha encomendado, pero que yo espero que ustedes, como maestros, se la impongan a sí mismos: despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez. Sin límites. Sin piedad.

….. La lucidez es un don y es un castigo. Está todo en la palabra: Lúcido viene de Lucifer, el Arcángel rebelde, el Demonio… Pero también se llama Lucifer el Lucero del Alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse… Lúcido viene de Lucifer y de Lucifer viene Lux, de Ferous, que quiere decir ‘el que tiene luz, el que genera luz que permite la visión interior’… El bien y el mal, todo junto. La lucidez es dolor, y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez…

El lúcido puede seguir viviendo mientras conserve el instinto de la especie, el impulso vital. Es muy posible que con los años esa fuerza instintiva y oscura se pierda. Es necesario entonces apelar a algo parecido a la fe. Hay que inventarse un motivo, una meta que nos permita reemplazar el impulso animal que se ha perdido por una voluntad fríamente racional. Pero esa voluntad es un motor muy difícil de mantener.

Federico Luppi en “Lugares Comunes”, de Adolfo Aristarain. Basada en “El renacimiento”, novela de Lorenzo F. Aristarain. https://www.youtube.com/watch?v=KyiybrBafcw

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María Fernández García
Psicología del Lenguaje — ugr

Experimentando un proceso de deconstrucción. Deconstruir para volver a construir y deconstruir de nuevo…….“Aprendiendo a desaprendeR”