El estado ordinario de nuestra mente
Aunque en clase no llegamos a debatir mucho sobre este tema, me gustaría destacar que lo que más me llamó la atención sobre la lectura del mindfulness fue como los distintos autores e incluso las distintas culturas afirman que el estado ordinario de nuestra mente es el de sufrimiento.
En este sentido, me puse a reflexionar sobre cómo se ha llegado a esta conclusión. Pues bien, aunque no estoy de acuerdo con esa idea, creo que muchas veces tendemos a pensar en cosas que nos producen sufrimiento ya que son aquellas que nos provocan algún tipo de problema o incongruencia. Por ejemplo, tras tener un mal día normalmente lo que hago antes de dormirme es reflexionar sobre lo que ha ido mal, pienso el por qué me ha sucedido, si ha sido culpa mía que pasara, si se podría haber evitado, dependiendo de la gravedad de la situación en ocasiones dramatizo y me pregunto por qué todo lo malo me tiene que pasar a mi…
En cambio, si he tenido un buen día, a lo que me llevará mi mente son a esos recuerdos felices que he tenido durante ese día, que suelo relacionar con otros recuerdos anteriores de felicidad, e incluso me imagino las cosas buenas que me puedan pasar en un futuro.
Sin embargo, si es un día “neutro” en el que no he llegado a experimentar sensaciones especialmente fuertes, el estado ordinario de mi mente me lleva principalmente a los problemas o situaciones negativas que tenga o haya tenido, aunque he de resaltar que últimamente intento sumergirme en los pensamientos positivos.
En definitiva, creo que el estado en el que se sumerge nuestra mente depende mucho de lo que nos haya sucedido o de los problemas que tengamos, de las emociones que hayamos sentido más recientemente, incluso de nuestra propia voluntad por querer transformar nuestros propios pensamientos hacia algo más positivo.