¿El lenguaje connotativo supone un problema? (II - ejemplos)

Oumaima Menouar
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readJan 14, 2020

A continuación, presentaré una serie de ejemplos de problemas asociados a la connotación, como el presentado arriba sobre la manipulación en los medios de comunicación a través de la connotación de las palabras ‘niña’ y ‘joven’. Atribuyéndole a la primera un sentido de ‘irresponsabilidad’ y a la segunda lo contrario según lo que pretenden transmitir.

A partir de los siguientes ejemplos, te darás cuenta que en tu vida diaria haces bastante uso del lenguaje connotativo y cambia mucho tanto lo que intentas transmitir como lo que tú entiendes de los demás.

Para empezar, la mayoría de dichos y refranes transmiten una información diferente a la que representan lingüísticamente. Dejando de lado la definición literal de sus palabras, para entender ese mensaje hay que comprender primero el contexto en el que se ha utilizado y conocer el significado conjunto de dicha frase en esa lengua.

En el tema de la política también se utilizan muchos términos ‘cargados’ de connotación. Juzgad vosotros mismos de estas imágenes:

Por otro lado, también existen palabras (ya traducidas) o gestos que se representan igual pero que dependiendo del país en el que te encuentres pueden significar una cosa u otra. Por ejemplo, en el caso de los gestos:

- El pulgar hacia arriba (‘vale’ o ‘bien’) significa un insulto en Irán, Grecia, Rusia y África Occidental. Y en Japón simboliza al hombre.

- La ‘V’ con los dedos (‘victoria o ‘paz’) se toma como insulto en el Reino Unido, Irlanda, Nueva Zelanda y Australia.

- La palma de la mano (como la señal de ‘stop’) para los griegos es como si les quisieras mandar al infierno.

- Mover el dedo índice (como pidiéndole a alguien que se acerque) en Filipinas es ofensivo y hasta puede tener pena de cárcel. Sólo lo utilizan para llamar a los perros.

Hablando de los insultos, seguramente habrás utilizado alguna vez eufemismos, de hecho, hay personas que tienen un manual de tácticas con las que poder insultar sin recurrir a palabrotas, palabras hirientes, malsonantes, inadecuadas, o simplemente, para evitar represalias y sanciones de cualquier tipo. Por ejemplo: cambiar palabras o letras de dicha expresión; utilizar acrónimos; negar irónicamente; halago contrafáctico; usar anglicismos…

Y todo esto ¿para qué? Lo que queda de lo que se acaba diciendo, es la intención. Hay muchas palabras que han ido cambiando con el tiempo y ‘evolucionando’ porque la ley las ha prohibido o sustituido, y todo por la connotación que adquieren. Pero, ¿la lengua tiene la capacidad de cambiar así la realidad? ¿o acaso la realidad es la que cambia y la lengua se adapta a ella?

“El eufemismo delata siempre temor a la realidad, deseo vergonzante de ocultarla, antifaz de lenguaje impuesto a su rostro verdadero, y, en definitiva, afán de aniquilarla. Pero lo que existe no se borra con palabras; ojalá fuera posible en el caso de existencias abominables, el terrorismo, por ejemplo, disfrazado por los asesinos y voceros como lucha armada; y también el caso de realidades aflictivas, como la ceguera, tontamente disimulada con invidencia; ha hecho bien la ONCE en llamarse así, en conservar esa c de los ciegos que mantiene descubiertos sus ojos.” (Lázaro Carreter, 2003, p. 554)

Y del mismo modo que existen los eufemismos, también lo hacen los disfemismos. Mediante estos últimos, se les atribuye a las palabras una connotación negativa, es decir, mientras que los eufemismos disfrazan una palabra que era tabú, los disfemismos destacan el carácter ofensivo de las palabras tabú.

El uso de eufemismos tiene el mismo objetivo que nuestro propio lenguaje entero: comunicarnos buscando una aprobación social y moderando nuestras palabras según las conductas que queramos realizar o que queramos que otros realicen. Estamos bastante lejos de controlar la realidad con meros conceptos. Al fin y al cabo, no dejan de ser etiquetas que le ponemos a todo. Por mucho que las sustituyamos, si no cambia nuestra actitud y nuestras intenciones no cambiaremos nada.

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