El lenguaje de las imágenes

Cuando hablamos de lenguaje entendemos que es la forma de transmitir sentimientos y pensamientos por el uso de las palabras. Pero ¿qué ocurre cuando la comunicación se lleva a cabo sin palabras, pero aun así se logra transmitir un mensaje? En este caso estaríamos refiriéndonos al lenguaje visual. Estamos ante un tipo de mensaje que utiliza la parte visual como el componente principal para que el emisor comprenda e interprete el mensaje. A lo largo de la historia la pintura se ha empleado como medio visual para transmitir las ideas que el pintor quería plasmar.

El lenguaje visual ha sido un campo que ha suscitado gran interés, debido a la introducción de nuevas tecnologías. Este tipo de lenguaje ha ganado terreno, comparándose en muchas ocasiones con el lenguaje hablado. Pero ¿cómo podemos interpretar este tipo de imágenes y agregarle un sentido comunicativo? Para responder esto podemos recurrir a los estudios realizados sobre la psicología del color, la percepción visual desde la perspectiva de la Gestalt y el peso visual.

La psicología del color surgió para explicarnos cómo percibimos y nos comportamos ante estímulos de diferentes tonalidades y los efectos que esto tiene sobre las emociones. En nuestro lenguaje solemos referirnos a los colores otorgándoles connotaciones afectivas, es decir, hablamos de colores cálidos como el amarillo o el rojo, los cuales nos pueden evocar emociones tanto positivas como negativas, también hablamos de colores fríos como el azul o el verde, que se suelen asociar con sensaciones de calma o tristeza. Esta corriente sostiene que el simbolismo de los colores tiene una interpretación variada según el contexto social donde se produce, es decir, el color blanco se asocia a la pureza e inocencia, el amarillo se relaciona con la felicidad, el poder y la riqueza; el rojo se vincula con la pasión, el peligro y la fuerza; el naranja se asocia con la lujuria, lo divino y la sensualidad; el azul se utiliza para representar la frescura e inteligencia; el verde se relaciona con la esperanza, lo ecológico y la juventud; el morado se vincula con la elegancia y la sofisticación; el rosa es atribuido a la dulzura, la amistad y la delicadeza; el gris se relaciona con la paz, la tenacidad y la tranquilidad y el negro se asocia a la muerte y la destrucción. La mayoría de estas etiquetas son usadas en la cultura occidental, pero estas asociaciones pueden variar según la cultura y el contexto social.

La percepción visual analizada desde las leyes gestálticas, aplican el supuesto base de esta corriente, donde el todo es superior a la suma de sus partes. Esta corriente determinó que los elementos deben cumplir una serie de leyes que evoquen coherencia. Encontramos la ley de proximidad, donde los elementos más cercanos se visualizan de manera grupal; la ley de la semejanza, permite agrupar figuras parecidas y percibirlas como una unidad; la ley de la continuidad, permite seguir un patrón aunque este haya desaparecido; ley de simetría donde el cerebro percibe las imágenes simétricas como iguales; la ley de cierre, permite completar mentalmente las imágenes incompletas; la ley de contraste, nos indica que los elementos diferentes al grupo suelen destacar más; la ley de figura-fondo, permite que nuestro cerebro separe el fondo de los demás elementos, pero sosteniendo que no existe figura sin un fondo que la sustente; la ley de la dirección común, se centra en la dirección que toma la atención sobre los elementos de la imagen y por último la ley de pregnancia, que sostiene que la mente es capaz de percibir formas incompletas.

El peso visual es la capacidad que posee un componente de atraer la mirada del observador; esta atracción se basa en una serie de características que debe cumplir el objeto. Entre ellas encontramos el tamaño, donde un objeto más grande tiene mayor peso visual que uno pequeño; la posición, donde un elemento posicionado a baja altura y en lado derecho llamara más la atención que uno ubicado en el lado izquierdo y en la parte superior; la distribución, nos indica que un elemento individual es más sobresaliente que un grupo; la textura, nos permite dirigir la atención de manera más notable sobre elementos que poseen tridimensionalidad; la forma, según la regularidad y geometría que posea una figura será más notable que una figura abstracta; el color, las figuras que poseen tonalidades más cálidas, saturadas y oscuras llaman la atención del espectador y en último lugar el contraste de una imagen con otra provoca que tengan mayor peso.

Todas estas características nos permiten agregarle sentido y emoción a las imágenes que nos rodean, siendo consideradas como positivas y aceptadas socialmente cuando cumplen la mayoría de las características antes mencionadas. Por el contrario, cuando una imagen no cumple ninguna de estas propiedades suele generar confusión y rechazo. Esto provoca que el mensaje sea ignorado o su interpretación no sea correcta.

A raíz de esto podríamos plantearnos las siguientes preguntas, ¿qué nos transmiten las imágenes?, ¿son necesarias las palabras para transmitir un mensaje?, ¿comprendemos mejor una idea visual con contenido verbal?, ¿en la actualidad el lenguaje visual es un medio utilizado globalmente?. Como hemos visto anteriormente el conjunto que conforma una imagen puede evocarnos sentimientos, según el contenido que posea, este puede ser de carácter positivo o negativo; a esto debemos agregarle el contexto en el que se desarrolle.

Muchos mensajes visuales carecen de palabras, pero su mensaje es recibido de manera satisfactoria por el observador. Esto lo podemos apreciar en la actualidad, donde el marketing es un campo que se ha valido de esta estrategia para llegar a sus consumidores, podemos apreciar como los diferentes sectores desde el ocio, hasta las finanzas se han valido de vallas publicitarias con contenido visual atrayente para promocionar sus productos. De igual manera, las marcas mundialmente conocidas se valen de este factor a la hora de designar sus logos, permitiendo que los clientes se sientan identificados y sobresalgan entre el gran mercado que existe.

En conclusión, podemos apreciar el valor que posee el lenguaje visual en nuestra sociedad, a día de hoy la tecnología ha permitido que la fotografía y el dibujo estén al alcance de todos, transmitiendo los sentimientos y pensamientos que solemos tener por medio de ellas. Actualmente, las conversaciones suelen valerse de los conocidos “memes” para evidenciar la reacción que podemos tener ante un mensaje escrito o verbal que nos envían. También podemos apreciar el gran aluvión y la saturación de lenguaje visual que podemos tener cuando se prepararan las grandes festividades o eventos de gran relevancia. Esto puede jugar un papel contraproducente a la hora de transmitir un mensaje visual, provocando el rechazo de estos, sin interpretar el mensaje que se quiere difundir. Esto nos plantea una cuestión ¿estamos haciendo un buen uso del lenguaje visual?.

Bibliografía.

Arnheim, R. (2001). El poder del centro: estudio sobre la composición en las artes visuales. Ediciones Akal.

Castellano, R. P. (2016). El peso visual y el equilibrio de la imagen (Doctoral dissertation, Universidad de Granada).

Ciafardo, M. (2020). La Enseñanza del Lenguaje Visual: bases para la construcción de una propuesta alternativa. La Plata: Universidad Nacional de la Plata. Facultad de Arte.

Salazar León, J. K. (2019). Psicología del color en el proceso de enseñanza y aprendizaje (Bachelor’s thesis, Universidad de Guayaquil. Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación.).

Vásquez Martínez, C. R., & González González, F. A. (2021). Análisis del aspecto educativo-artístico de Claudio Vásquez a través de la psicología del color en once pinturas de su creación en el periodo de 1987 a 1994. RIDE. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo, 11(22).

--

--