Michael D. Higgins, presidente de Irlanda, con su perro más joven, Misneach.

El mejor amigo del hombre y del… ¿presidente?

Alejandro Zamora
Psicología del Lenguaje — ugr
5 min readDec 14, 2023

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Para quien no lo sepa aún, Misneach es el actual perro del presidente de Irlanda, Michael D. Higgins (cuidado, presidente de la república, no del gobierno). Un bernés de montaña que acompaña al diplomático y muy a menudo le roba el protagonismo a su dueño.

El presidente se ha vuelto reconocido por llevar a sus perros con él allá donde vaya, incluidos, especialmente, actos oficiales y ruedas de prensa. Aunque es posible que esto sea simplemente una preferencia suya o una bonita compañía, es innegable que también tiene un cierto impacto en su imagen pública, además, el lenguaje no verbal y el simbolismo son dos pilares fundamentales en la política (Senior, C. et al. 2022), atraer votantes es, en muchos casos, una cuestión de carisma (Keating, C. F. et al. 2020), así que vamos a indagar un poco más en la influencia de este peludo amigo.

Empecemos por la parte más obvia: Un señor mayor sonriente junto con un gran perro mullido y juguetón, pocas imágenes políticas pueden causar el nivel de ternura al que llega esta estampa que combina dos elementos que nos resultan tan cercanos, como si pudiera ser cualquier vecino de toda la vida.

Aunque pueda parecer una tontería, uno de los mayores problemas de los políticos es no ser capaces de conectar con la población; casi cualquier votante no afiliado a un partido se habrá encontrado alguna vez con que no “conoce” bien a los candidatos, que ninguno le “representa” (Coleman, S. y Moss, G. 2022), pero muchas veces esto no es un problema de ideologías, fijaos bien, lo que buscan es una relación más cercana. En un mundo donde cada vez estamos más conectados, pero, paradójicamente, nos sentimos más y más solos, buscamos en los cargos a gente cálida y confiable, y Higgins parece haber roto todos los esquemas y es hoy día uno de los representantes internacionales más queridos por su pueblo como denota Doyle, S. (2023), hasta el punto de que es difícil encontrar críticas directas online.

Hablando de críticas, hay un líder internacional al que la edad no le ha sido de mucha ayuda, Biden, tan solo 1 año menor que Higgins es constantemente ridiculizado en redes por su avanzada edad, muchos votantes estadounidenses empiezan a desconfiar de las capacidades de Biden; parece ser que Misneach tampoco es especialmente fan del presidente, mientras se mantuvo calmado durante una visita oficial del estadounidense a Dublín, no dejó que Biden se acercara mucho, ladrando y manteniendo la distancia de él expresamente.

Aquí está nuestra siguiente clave, y es que los perros se han convertido en compañeros confiables y capaces de distinguir a “los buenos” de “los malos” en el imaginario colectivo, pensad en un perro ladrando a la oscuridad, a un personaje misterioso o intentando advertir a su dueño de algo o alguien, especialmente razas de gran porte o lo que tradicionalmente son perros de pastoreo.

Puede parecer algo de poca importancia pero la influencia del lenguaje simbólico va mucho más allá de lo que solemos creer, especialmente cuando se trata de símbolos tan bien asentados como el del perro.

Si aún no estáis del todo convencidos, probad a imaginar a gente con perros y a gente con gatos, si los comparamos ¿Cuál de los dos grupos es más enérgico?, ¿cuál parece más cálido?, ¿quiénes son más confiables?, por supuesto es una cuestión personal al final, pero parece ser que en general tendemos a atribuir los significados de esos símbolos, en este caso las mascotas, a quienes los acompañan; incluso algunos estudios como el de Gosling, S. D. et al (2010) apuntan a que sí existen estas diferencias de verdad en la personalidad de quienes prefieren cierto tipo de mascota, así que quizás vaya mucho más allá que solamente una atribución.

Por supuesto estas atribuciones no son siempre algo favorable, si bien el perro se asocia con una personalidad extrovertida, amable y confiable, todas características muy deseables para un diplomático, también se suele asociar a un carácter más infantil, poco serio e inadvertido (cualidades que Misneach cumple completamente, pidiendo caricias y jugueteando en ruedas de prensa y otros actos oficiales).

Aquí entra la capacidad de Higgins para nivelar a su acompañante, manteniéndose centrado en sus menesteres aunque le de caricias o toques de mientras para mantener al perro entretenido y tranquilo, siendo este quizás el ejemplo más conocido

Así, mientras la apariencia y comportamiento del presidente refuerzan algunas de estas asociaciones, también sirven para evitar aquellas que no le favorecen, un tira y afloja no verbal entre ambos que modula esta influencia.

Intencionadamente o no, Higgins se ve bastante favorecido por la compañía de Misneach. Por supuesto no es la única razón de su éxito, al fin y al cabo hacer campaña con perros no es una técnica novedosa ni extraña en política (Affairs, C. s. f.), pero quizás, como los perros, las personas también pueden entrever quiénes son deshonestos.

Después de todo, no queremos representantes fríos, distantes e inmaculados, queremos gente cercana, personas reales que se mezclen con el pueblo y puede que este peludo gigante amable sea la compañía perfecta para un viejo presidente.

Referencias:

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