El orden de las cosas I

Gemacramirez
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readNov 29, 2022

Con motivo del Día de la Lucha para la Eliminación de la Violencia de Género que tuvo lugar el pasado día 25 de noviembre, me gustaría hacer un trabajo sobre el siguiente cortometraje:

Antes de comentarlo, querría hacer un pequeño apunte relacionado con el lenguaje y es que, uno de los puntos en común que buscan los agresores y la sociedad machista, es mantener a la víctima callada. Conseguir el silencio y que el lenguaje de la mujer sea de lo más pasivo y neutral posible es lo que mantiene el problema. Por ello, la comunicación a través del medio que sea es muy importante para conseguir acabar con estos actos horribles que año tras año se repiten sin importar la nacionalidad, la edad o la apariencia de la víctima, solo el hecho de ser mujer.

A continuación, haré un análisis tanto metafórico como cinematográfico del corto titulado “El orden de las cosas” (Hermanos Alenda, 2010):

Sin duda, considero que el uso de metáforas es bastante importante para conseguir un impacto quizás más emocional en los demás y poder explicar cosas no tangibles como lo es el machismo, a través de imágenes, como una bastante conocida:

Creo que casi todos hemos visto alguna vez este iceberg, que intenta explicar como sólo vemos la punta de este, aquellos casos de maltrato y violencia que son muy tangibles y que dejan evidencias (coinciden estos casos con ser los únicos que se cuestionan menos), sin embargo, el iceberg sigue hacia abajo, pero sin que podamos verlo. Realmente podríamos acceder hacia el fondo, pues bastaría con ponernos un traje especial y bajar, pero se está muy cómodo en la superficie (coinciden estos casos con ser los que más se cuestionan a las mujeres).

Siguiendo un poco en línea con el uso del agua como escenario para explicar la violencia de género, comienzo a analizar el corto.

“¿Dónde está el cinturón, Julia?” pregunta Marcos. Desde la primera toma podemos observar que nuestra atención va a estar dirigida a esta chica (Julia) que está sumergida en el agua. En un primer lugar, podemos ver a través de los ojos de esta chica una realidad distorsionada, ahogada. Existen dos elementos claves también en estos primeros dos minutos de corto: las gofas de agua que caen del grifo y el anillo. Su presencia no refleja más que metáforas, pues las gotas de agua en mi opinión reflejan el pulso de la propia chica, que nos acompañará a lo largo de unas cuantas escenas más. El anillo por otro lado refleja esa unión y la representación visual de la célebre frase “hasta que la muerte nos separe”.

Otra característica que podemos ir observando desde el inicio (min 1:17) es la posición en la que se encuentra la cámara. Digamos que la cantidad de veces que nos hacen estar “dentro” de la mirada de Julia, es decir, enfocando desde su posición claramente sentada (y por tanto inferior al resto de personas) es infinitamente menor al resto de veces en los que la cámara, estando de frente nos enseña como todos los actores que van apareciendo, están situados superiores a ella. Desde mi punto vista considero que esto es una representación metafórica de la escalera a la que la sociedad patriarcal somete a las mujeres, dejándola en peldaños mucho más inferiores.

Min 2:27. Desde este plano podemos ver como Julia (en una esquina y difuminada) observa aterrorizada, con la mirada perdida y sin ningún tipo de esperanza, como su marido (Marcos) cuida del hijo de ambos (Marquitos). De nuevo, queda reflejada esa mirada de Julia que, aunque estuviera presente no es mas que una sombra, pues no es tenida en cuenta. Me gustaría destacar también el hecho de que tanto el padre como el hijo se llamen igual. Esto, aunque no sea una metáfora, simboliza la tradicionalidad que de manera inconsciente nos están introduciendo y avisando. El hecho de que las generaciones sigan las mismas costumbres justifica la pregunta que el padre le hace a su hijo: “¿sabes dónde está el cinturón?” Evidentemente en este caso la pregunta podría ser tomada con un tono irónico, pues en este caso el padre sabe que el hijo no le va a responder, lo cual desde un punto de vista pragmático no tiene ningún objetivo ni espera ser respondido. Sin embargo, nos demuestra que el padre tiene el control de la situación y es consciente de que Julia le está escuchando, de ahí su puesta borrosa en escena.

Min 2:52. Acaba de ocurrir una de las escenas clave para entender el propio título del cortometraje. Podemos observar como se representa visualmente ese nudo que nos aprieta, que nos ahoga, que sufren las víctimas de violencia de género. Pasa el tiempo con ese aumento en el tempo que podemos notar en el latido del corazón (gotas del grifo que caen) y no solo esto, sino también el aumento del agua de la bañera, lo cual refleja el aumento de estrés, ansiedad y malestar. El orden de las cosas se ve reflejado cuando nos muestran el pasillo (desde los ojos de Julia, pues se está enfocando desde su perspectiva) y como este va cambiando, sin necesidad de incluir diversos cambios de planos. Mientras que los muebles de la casa van apilándose y tomando forma, Julia sigue igual con el paso del tiempo. Esto en mi opinión refleja una metáfora que utilizamos muchas veces y que tiene una connotación un tanto despectiva: “tener la cabeza desamueblada” una frase que la sociedad suele decir a modo de insulto para las víctimas de violencia de género cuando quieren invalidar sus vivencias, con el objetivo de silenciarlas.

-En las próximas entradas iré comentando esto para que podáis ir siguiéndolo y que podáis ir compartiendo vuestras ideas poco a poco-

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