EL PATRIARCADO TAMBIÉN OS MATA A VOSOTROS

Bielfdez
Psicología del Lenguaje — ugr
6 min readOct 25, 2022

Anteriormente hablé de cómo la cultura sugestiona al japonés y en concreto cómo puede llevar a uno de los países más admirados a una de las tasas más altas de suicidio del mundo. Pero como concluimos en aquel ensayo, Japón no es un caso aislado. Hoy día en España el suicidio es la primera causa de muerte no natural, habiendo una media de 11 suicidios diarios según el instituto nacional de Estadística. Otro dato que seguro que no deja a nadie indiferente es la diferencia entre sexos en el número de muertes anuales, siendo la mayoría de estas llevadas a cabo por hombres (2930 hombres frente a 1011 mujeres en el año 2020).

Más adelante en futuros ensayos hablaré de otros puntos de interés como pueden ser la educación y la influencia de los personajes públicos en las nuevas generaciones sobre el suicidio infantil, pero ahora me gustaría centrarme en por qué hay esta diferencia entre sexos.

Para empezar, puede que lo primero que se nos venga a la cabeza es una frase que ya decía Miguel Bosé en uno de sus temas “Los chicos no lloran, tienen que pelear”. Hoy en día una canción con ese tipo de letra se vería muy criticada, pero hace 32 años fue todo un éxito. Yo misma recuerdo de pequeña cantarla con mis padres en el coche, con la inocencia de una niña que no sabe la importancia de los mensajes subliminales a los que estamos expuestos hasta en algo tan cotidiano como una canción que suena en la radio. Sin embargo, muchos hombres y mujeres nacidos alrededor de los 90 se han criado escuchando este tipo de letras, calcando en sus mentes estos mensajes.

Como dije en respuesta a la práctica de Mindfulness que hicimos en clase, por suerte o por desgracia he nacido mujer y no se me ha machacado esta imposición de aparentar ser una figura fuerte y violenta ante cualquier signo que pueda mostrar debilidad (a lo que ahora se conoce por masculinidad frágil). Por lo general, de las mujeres se espera que seamos seres empáticos, se nos ha educado para que mostremos compasión, para que cuidemos y seamos resilientes. En parte gracias a esto es por lo que externalizamos más nuestros problemas y somos más conscientes de cuándo no estamos bien anímicamente. Seguramente sea debido a esto por lo que carreras como psicología tiene un mayor número de estudiantes mujeres que hombres. Sin embargo, la toma de conciencia en la salud mental es algo relativamente reciente y queda mucho para que llegue a todas las generaciones. Esa falta de comunicación y externalización de los sentimientos es un grave factor de riesgo.

Otro punto importante y del que también hablé en la primera publicación es el consumo de alcohol. Años atrás siempre se había visto un mayor número de hombres con dependencia en este tipo de sustancias, sin embargo a día de hoy no lo pondría como un motivo más de las diferencias en la tasa de suicidio entre sexos, pues para mi sorpresa la diferencia en los últimos años es mínima. En concreto, un estudio reciente* del National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA) encontró que, entre 2002 y 2012, la tasa de consumo de bebidas alcohólicas entre mujeres ha aumentado (de 44,9% a 48,3%), mientras que el consumo en hombres ha disminuido (de 57,4% a 56,1%). De hecho, las muertes por suicidio relacionadas con mujeres dependientes al consumo de alcohol han aumentado significativamente en los últimos años según este mismo estudio.

Por otro lado, y volviendo a las disparidades que influyen en la salud mental de hombres y mujeres, destacaría la diferencia sobre el aspecto económico, y por si todavía alguien se sigue preguntando por qué digo en el título que el patriarcado también mata a los hombres pues aquí va otra posible explicación. En general, en muchas familias heteronormativas el peso de la economía de la casa suele ponerse en los hombros del varón. Esto es un hecho, y no es cuestión única de una mentalidad machista por parte de ciertos hombres (que también), sino que es un problema a nivel de sociedad. Podría volver al cliché de que a los hombres desde niños se les presiona para que trabajen buscando el éxito económico, pero ¿qué pasa con la brecha salarial? En 2020 los Técnicos del Ministerio de Hacienda revelaron que la diferencia de salario anual consta de unos 4915 euros entre hombres y mujeres, lo que sería un 28,6% más en términos de porcentajes. Además, se calculó que para resolver la disparidad entre sueldos en España haría falta que transcurrieran un total de 105 años, que se dice pronto pero se digiere lento y con dolencias, pues esto afecta a la vida de muchas familias. Unos padres que no pueden dedicar tiempo a sus hijos porque ambos trabajan y no pueden permitirse pagar a alguien que los cuide por ellos, sumado a que el estado no les proporciona la ayuda que necesitan, ¿qué se supone que deben hacer? Por lo general, y debido a estas diferencias monetarias, será la mujer quien abandone su puesto de trabajo, dejando todo el peso de la economía en el hombre. Hay que recalcar que esta falta de corresponsabilidad entre el trabajo y el ámbito familiar no siempre es elegida, muchas veces no les queda otra. Incluso podría empeorar la situación aún más, pues en los últimos años la crisis y el COVID-19 han dejado a muchas personas sin trabajo. Si la economía depende exclusivamente del trabajo del hombre y este pierde el empleo la percepción es de fracaso, de inutilidad. El no poder hacerse cargo de proveer a su familia de alimento y otras necesidades provoca sentimientos de impotencia y puede derribar a cualquiera.

Con toda esta carga, se le añade el hecho de que los hombres suelen estar más decididos a llegar hasta el final en cuanto a suicidarse, haciendo uso principalmente de métodos que podrían clasificarse como “violentos”. En otra investigación realizada por la Universidad de Cantabria* nos muestran las diferentes técnicas que se llevaron a cabo entre el 2000 y el 2012 por hombres y mujeres. Por lo general hay una prevalencia en hombres en métodos no tóxicos, siendo el ahorcamiento con un 50,2% del total el más utilizado. Por otro lado, el uso de agentes tóxicos que constituía un 9,8% de los métodos usados, era más común en mujeres que en hombres. Sin embargo, tanto en hombres como en mujeres que culminan el acto de suicidarse, ambos en su mayoría hicieron uso de agentes violentos no tóxicos, aun habiendo más incidencia en los hombres. Esto puede deberse a que son métodos más efectivos, pues aunque el número de intentos de suicidio por parte de las mujeres es mayor, estas suelen tratar de intoxicarse sin éxito, lo que da señales a su entorno y facilitaría la posibilidad de recuperación, mientras que los hombres suelen recurrir directamente a esos métodos violentos, por lo que no tienen buen pronóstico por decirlo de alguna manera suave.

Quiero terminar este discurso recalcando la importancia de hablar de estos temas y no quedarnos con una opinión cerrada, sino nutrirnos de las experiencias de diferentes personas y las posibles causas por las que se da. Digo esto como un aviso para aquellas personas que puedan leerme con el fin de que no se queden únicamente con lo que puedo desarrollar aquí y ni mucho menos piensen que puedo tener toda la razón. Esto es un asunto complejo y del que falta muchísima investigación y contextualización pues cada caso es un mundo y cometeríamos un error intentando estandarizar las causas del suicidio. Dejo las citas de los dos artículos que he mencionado anteriormente por si alguien quiere ahondar más en el tema:

*Lange S, Kaplan MS, Tran A, Rehm J. Growing alcohol use preceding death by suicide among women compared with men: age-specific temporal trends, 2003–18. Addiction. 2022 Sep;117(9):2530–2536. doi: 10.1111/add.15905. Epub 2022 May 6. PMID: 35491753; PMCID: PMC9357152.

*Santurtún, M., Santurtún, A., Agudo, G., & Zarrabeitia, M. T. (2016). Método empleado en las muertes por suicidio en España: envenenamiento y agentes violentos no tóxicos. Cuadernos de Medicina Forense, 22(3–4), 73–80.

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