El poder de la comunicación emocional

Marialaravargas
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readJan 9, 2023

Si algo sabemos, estudiantes e interesados por la psicología, es que cada persona es un mundo, si no fuera poco, un universo.

La comunicación es probablemente nuestra herramienta más eficaz para entendernos entre nosotros, pero todos sabemos que no es fácil con algunas personas o en algunas situaciones.

Estoy segura de que conocéis a los dos extremos de la comunicación; por un lado tenemos a esa persona que no se calla ni el más mínimo sentimiento, bueno o malo, y que siempre nos expresa sus opiniones sin miedo; por el otro lado tenemos a esa persona que se lo traga todo sola, que le cuesta pedir perdón, un vaso de agua o hasta un abrazo. Sin embargo cada uno tenemos nuestras propias maneras de hacer las cosas, hoy vengo a hablar sobre el poder de una comunicación emocional.

La comunicación emocional es aquella que transmite sentimientos, emociones y deseos, y tiene un alto componente de contacto físico. Por ejemplo, no es lo mismo decir “me gustaría abrazarte” a en realidad dar un abrazo que exprese todo a través de la energía de tu cuerpo y tu intención.

Una característica fundamental de nuestras emociones es que no podemos ocultarlas. Podemos intentar disimularlas si nos empeñamos en ello, pero nuestro lenguaje no verbal, nuestros gestos y nuestra voz, terminarán delatándonos por mucho que pretendamos evitarlo. La realidad es que nuestro cerebro es todo un experto en el lenguaje no verbal, es capaz de interpretar de manera automática y ajena a nuestra consciencia todas las señales que nos transmite una persona a la que acabamos de conocer y que nos indican su estado emocional, además hace que seamos capaces de contagiarnos con la misma emoción que ella. Nuestro cerebro está concebido para buscar siempre nuestra supervivencia, ya sea huir, luchar o unirnos al otro por tanto decide lo que debemos hacer a los pocos instantes de conocer a otra persona.

Si queremos persuadir y convencer a alguien necesitamos contar con la emoción. Si queremos tocar al otro con nuestro mensaje tenemos que poner emoción en lo que decimos. Cuando hablamos desde nuestra propia experiencia, desde lo que hemos vivido, somos capaces de hacer vivir a la otra persona lo mismo que nosotros hemos visto, oído y sentido. Lo que nos motiva de manera importante, nos apasiona y que nos hace vibrar, ya sea una persona, un sueño o una afición, el estado emocional en el que entramos cuando hablamos de algo relativo a ello, se refleja claramente en nuestra comunicación. Nuestro cuerpo da testimonio de esa emoción que sentimos, y queramos o no, se refleja en nuestra forma de comunicarnos y de actuar.

La autenticidad es la base para una comunicación sincera, hablando desde nuestra experiencia y con nuestras propias emociones.

Transmitir un mensaje desde la emoción, nos facilita llegar a ellos de una manera mucho más efectiva y cercana. Nuestro cerebro emocional se pone en marcha antes que nuestro cerebro racional. Muchas veces dejamos atrás la lógica y actuamos por impulso sin darnos cuenta, las emociones tiran de nuestro carro mental. Por eso al hablar desde la emoción facilitamos que el otro tenga que hacer menos esfuerzo para fijar su atención y resulta mucho más fácil moverlo a la acción. Cuando conseguimos llegar al corazón de las personas de forma profunda, sus resistencias intelectuales se derrumban.

Hay varios personajes famosos, como Jesús o Madre Teresa De Calcuta, que han sido capaces de convencer a grandes multitudes por el simple hecho de que sus discursos iban cargados de un profundo sentido emocional para ellos causando un impacto sobre el público inevitable. Desde el comienzo de la Historia, los grandes líderes de la humanidad han utilizado el poder de las palabras para llegar hasta nuestras emociones y hacernos partícipes de sus causas.

Son las emociones las que mueven el mundo, las que realmente condicionan nuestras acciones. Sin emociones no tendríamos motivación, no habría nada que nos moviese a actuar. Debemos hacer que la emoción sea parte fundamental de nuestro discurso, dejarnos arrastrar por ella, sentirla y vivirla plenamente, debemos apasionarnos por nuestro mensaje, por lo que queremos transmitir. Sólo de esta manera seremos auténticos y podremos contagiar a los demás esa pasión que nos recorre internamente y nos mueve cada día.

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