¿En manos de quien está La Tierra realmente?
¿Quiénes son realmente los que deciden el devenir de nuestro planeta? Se podría decir que los verdaderos culpables del cambio climático y por consiguiente el calentamiento global, son los propietarios de las grandes empresas. Son ellos los que deciden sobre el futuro de todos nosotros.
Vayamos paso a paso, en primer lugar ¿Qué son los combustibles fósiles? Los combustibles fósiles son cuatro: petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo. Se han formado a partir de la acumulación de grandes cantidades de restos orgánicos provenientes de plantas y de animales. Sus restos se acumularon en depresiones como fondos marinos o lacustres, donde quedaron fuera del alcance de los microorganismos descomponedores aerobios. Allí fueron cubiertos por capas de sedimento. La presión y la temperatura crecientes transforman progresivamente esos restos orgánicos en petróleo, carbón y gas, que pueden permanecer in situ o migrar a través de las rocas, separarse, acumularse o incluso escapar a la atmósfera. Los combustibles fósiles son recursos no renovables ya que al contrario que otros recursos de origen biológico, como la leña, el carbón vegetal, el biodiésel, no se pueden reponer a corto plazo. La extracción de combustibles fósiles provoca un tremendo daño en nuestro planeta, deforestación de bosques, perforación del suelo marino, derrames de petróleo en alta mar…
La mayor parte de la energía empleada actualmente en el mundo proviene de los combustibles fósiles. Se utilizan para combustible de motores, para la generación de electricidad, para climatización de ambientes, para cocinar… por lo que son muy codiciados. Empresas de este tipo son muy poderosas y generadoras de grandísimas cantidades de dinero. Gracias a esto, empresas de este tipo como por ejemplo Industrias Koch, que son unas de las mayores organizaciones donantes negacionistas del cambio climático y el calentamiento global, han conseguido que muchos dirigentes políticos nieguen estos hechos con el fin de seguir generando riqueza.
Junto con los océanos, los bosques absorben el carbono de la atmósfera, ayudando así a estabilizar el clima. En el mundo quedan tres grandes zonas de selva tropical, el Amazonas en Sudamérica, la cuenca del Congo en África y la selva del sudesde asiático, extendida por Indonesia. En Indonesia, se ha visto que se incendian zonas intencionadamente para crear plantaciones de aceite de palma, que producen el aceite vegetal más barato del mundo. Este producto está en nuestros alimentos elaborados, en nuestros cosméticos y en el detergente. La expansión de la industria del aceite de palma ha destruido más del 80% de la selva de Indonesia. En este país, las empresas sobornan a los funcionarios del gobierno para que les den permiso para incendiar los terrenos. Todos esos incendios emiten una cantidad inmensa de carbono a la atmosfera, gas de efecto invernadero que acelera el cambio climático y arrasando también con ecosistemas, animales y personas. La razón por la que se siguen talando bosques para la plantación de aceite de palma es porque la gente sigue comprando productos que se fabrican con este aceite, por lo que debemos ser más consecuentes con los que compramos en el supermercado, ya que nuestras decisiones pueden acabar afectando a diferentes ecosistemas.
Al Amazonas han llegado también los incendios, y de nuevo, provocados por el hombre. Las “queimadas” (nombre originario de Brasil) es una práctica muy común en el mundo agrícola y consiste en la utilización de la tala y el fuego con el fin de despejar el terreno eliminando la vegetación. Además, las cenizas refertilizan el suelo, el cual queda apto para grandes plantaciones de productos como puede ser la soja. Por lo tanto, los fuegos de este verano no son más que la consecuencia del recrudecimiento de la deforestación en el país, pues la tala precede a la quema en esta práctica. Brasil es uno de los mayores exportadores de soja y de carne de res del mundo. La alta demanda internacional de soja, utilizada a su vez para la fabricación de piensos para la alimentación de animales y la producción de carne, está provocando que los espacios agrícolas y ganaderos brasileños se expandan a costa de sus bosques y selvas para satisfacerla. Este hecho no es en absoluto exclusivo de la Amazonia, sin salir de Brasil, la sabana tropical del Cerrado también está siendo gravemente afectada por la expansión de las fronteras agrícolas y ganaderas. Otros países como países como Paraguay y Bolivia también han sufrido daños incluso superiores a los brasileños en extensión.
El problema no termina aquí, la sobreexplotación de ganado también es perjudicial para el planeta, las vacas producen una gran cantidad de metano a la atmósfera, gas muy perjudicial. Cada molécula de metano equivale a 23 moléculas de CO2 y casi todo el metano que hay en la atmósfera procede del ganado. Esto podría solucionarse buscando dietas alternativas, como por ejemplo cambios de carne como puede ser el pollo, el cual necesita solo un 20% de terreno y un 10% menos de gases de efecto invernadero.
Todo esto me lleva a preguntarme algo, ¿en manos de quién estamos realmente, son las grandes empresas las que manejan y juegan a su antojo con la salud del planeta?