¿Es el lenguaje inclusivo una herramienta para luchar contra la discriminación?
La discriminación que sufren algunos grupos sociales (por ejemplo, la mujer) por el simple hecho de serlo sigue vigente en muchos ámbitos de nuestra vida, y es necesario concienciar a la sociedad actual de que este problema no es algo del pasado, por lo que la lucha por combatirlo debe seguir adelante para que algún día, esperemos que cercano, podamos hablar de él en pasado. Ahora bien, ¿es el lenguaje inclusivo una manera de combatir tal discriminación?
Según Vargas Llosa, el lenguaje inclusivo es una especie de aberración dentro del lenguaje que en lugar de ayudar a disminuir un problema social tan importante como es la discriminación de la mujer, lo que hace es agravar la situación, constituyendo lo que el llama una serie de excesos que se producen al forzar el lenguaje por encima de sus límites naturales. Llosa insiste en que no es correcto desnaturalizar el lenguaje por una cuestión ideológica. De igual manera, en una entrevista realizada a Arturo Pérez Reverte, el escritor afirma que el lenguaje se basa en muchas pautas machistas tal y como ocurre con la sociedad, y debe cambiar, de hecho está en continuo cambio, pero no se puede pretender que el cambio se produzca en cuestión de cuatro días.
Podemos reconocer que el idioma español está asentado sobre leyes machistas no escritas, pero no por eso todos los españoles que utilizan dicha lengua deben de ser machistas. Partiendo de esto, me planteé una pregunta: ¿son los países que cuentan con menos palabras dotadas de género más igualitarios que los demás? Tras leer algunas evidencias, encontré casos como el de Quechua, que carece de género morfológico en sus palabras, sin embargo, se comprobó que todos los cargos directivos los desempeñaban los varones, se daba poligamia entre la nobleza, etc. Además, existen algunas lenguas (goajiro, koyra y afaro) en las que se habla con el femenino genérico pero los países que las poseen no se corresponden con sociedades más igualitarias ni matriarcales. Aunque existen excepciones, es decir, idiomas con un lenguaje más feminizado que sí han mostrado ser más igualitarias, como por ejemplo, mohaqués o mohawk.
Volviendo a la pregunta que he propuesto al principio, creo que el lenguaje como tal no es un fenómeno que describa a la perfección la condición ideológica de una persona, ahora bien, es verdad que se puede utilizar como una forma más de avanzar en el cambio que la sociedad actual exige día a día, cuyo objetivo es alcanzar una igualdad real entre todas las personas, reduciendo así los diversos casos de discriminación que se observan a diario, ya sea en relación al género, orientación sexual, nacionalidad, etc.
Grijelmo, Á. (2021). Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo (1.a ed.). Penguin Random House Grupo Editorial.
