¿Es la música clásica la mejor corriente musical de todas?
Si la quinta sinfonía de Beethoven está considerada una de las más grandes obras maestras escrita por uno de los más grandes escritores del mundo, ¿por que preferimos escuchar música considerada “inferior” a esta gran obra de la humanidad?
Desde pequeños, en el colegio o en nuestra vida cotidiana hemos intentando aprender obras maestras artísticas, entre otras la música clásica. Admiramos su complejidad, intentamos comprender y estudiar sus detalles, además de intentar disfrutarlas. Sin embargo, a la mayoría nos acaban aburriendo estas obras y nos sentimos vacíos, inferiores y culpables porque estamos ante obras muy importantes y apreciadas del arte, pero no somos capaces de disfrutar de su belleza. ¿A quién no le ha pasado alguna vez esto que comento? ¿Por qué nos cuesta tanto apreciar este arte, así como ir a la ópera, leer los libros y novelas que nos mandaban en la ESO o deleitarnos ante una obra de Picaso?
Por lo visto, parece que no hace falta que perdamos la calma, ni nos sentamos inferiores por ello, ya que según comenta Schutmaat, la explicación de nuestro “aburrimiento” ante estas obras está más que justificada.
Y es que con la sofisticación del ser humano, se crearon lenguajes capaces de transmitir ideas más elaboradas, entre ellos la música, con símbolos que pueden explicar conceptos tan complejos que tal vez solo tienen sentido en el contexto de cierta cultura o época, o tal vez cierto segmento de cierta población de cierta época. Imagina a un señor del siglo XIX intentando entender las canciones de reggeaton o trap que escuchamos actualmente. Para que pueda entenderlo tendría que investigar muchísimo, no solo de este estilo musical, sino también de todo el contexto sociocultural en el que se crearon estas piezas, lo cual le sería bastante costoso.
De esta forma, y según esta regla de tres, es comprensible que sea bastante deficiente nuestra capacidad para analizar una obra súper compleja escrita en Viena por un alemán de 30 años, siendo nosotros un adolescente español que nació 200 años después de la creación de esta obra y que se pueden contar con los dedos de las manos las veces que en su vida ha escuchado música clásica.
La música clásica, al igual que la música electrónica o de reggeaton tiene su propia idiosincrasia, manera de ser o funcionar que lo distingue del resto, la cual si la desconocemos es bastante difícil disfrutar de la ópera cuando estamos sentados en el auditorio y, basicamente, entender ese arte o estilo.
Lo mismo suele ocurrir con la música jazz, la cual puede parecernos una música disparatada o sin sentido si no crecimos con esta música, aunque si somos capaces de familiarizarnos con su lenguaje, podríamos llegar a entenderla o, incluso, disfrutarla.
De esta forma, el saber que existen distintos tipos y estilos de música como sus diferencias culturas propias y sus distintas idiosincrasias rompe el concepto o la ilusión de la existencia de jerarquías de diferentes géneros musicales, en los que reina la música clásica. Desde pequeños nos enseñaron que la música clásica europea es el estilo más perfecto y para poder entender toda la música del mundo podríamos utilizar las bases de esta música clásica. Sin embargo, si valoras otros tipos de música desde las bases, los pilares y la idiosincrasia de esta corriente, sin lugar a dudas, va a parecer superior y resultará bastante difícil apreciar las cualidades, símbolos y características propias de otros estilos musicales.
Igual pasa de forma inversa. Si intentamos apreciar la música de Beethoven sin saber nada de esta música, sin conocer las características que la hacen única y sin entender la situación que le llevó a convertirla en la obra maestra que es, poco podremos apreciarla.
Por otro lado, es muy frecuente que se afirme que la música clásica posee una enorme complejidad y que el resto de corrientes se encuentran muy lejanas a ella. Quizás en algunos caracteres supera la complejidad de algunos estilos. Sin embargo, por ejemplo, la música electrónica posee cualidades que la convierten en un estilo con mayor complejidad que la música clásica debido a efectos de ordenadores que crean sonidos desde cero, cambia milimétricamente el timbre del sonido o la sensación del lugar, añadiendo multitud de efectos de reverberación, modulando la saturación, la compresión, etc. Es decir, todo tipo de detalles sonoros que gracias a la informática convierten a la música electrónica en un estilo de complejidad superior a la música clásica. Así mismo, mientras la música clásica basa sus composiciones en símbolos de partituras que otros instrumentistas interpretan según un guía o director de orquesta, la música electrónica posee una precisión de fracciones de decibeles gracias de nuevo a las propiedades de los sistemas informáticos.
Así mismo, el estilo colacol, típico de la India está considerado uno de los estilo con mayor complejidad rítmica del mundo, superando notablemente a la de la música clásica.
Volviendo a lo anterior, para nosotros el significado de la quinta sinfonía de Beethoven no será el mismo ni tendrá la misma importancia ni el mismo valor sentimental que para su mismo autor o para las personas que estuvieron en Viena el día de su estreno. Al igual que una grabación del Dúo Dinámico o de “La chica ye-ye” de Concha Velasco, las cuales nosotros relacionamos con algo antiguo y viejo, sin llegar a darnos cuenta de que nuestros abuelos en su momento lo interpretaron como novedad y juventud. De la misma forma, que tanto para nuestros bisabuelos como para Beethoven resultaría bastante complejo el entender el significado de “Con altura” de Rosalía.
En conclusión, que la música clásica te aburra no tiene nada de malo. Aún así, no deberíamos quedarnos quietos y resulta bastante positivo comenzarse a interesar por su idiosincrasia (tanto de la clásica como de cualquier género músical o expresión artística que no estemos familiarizados), sus componentes y sus características musicales, así como investigar acerca del momento en el que se compuso y se convirtieron en joyas de la música. Con ello, poco a poco iremos apreciando estas piezas y consiguiendo disfrutar de ellas como lo que son, expresión de arte. Y quizás, se incorporen a nuestro panorama de gustos o simplemente enriqueceremos nuestro criterio musical.
Aplicando lo expuesto, nunca debemos menospreciar los gustos musicales (ni de aspectos no musicales) de nadie, ya que quizás estamos cometiendo el error que el resto comete con tu música favorita, que es criticarla sin tener ni idea de tu identificación con ella, de lo importante que fue para su autor expresarse con ella y de, en sí, el contexto en el que esta pieza ha triunfado.
Referencias:
- Schutmaat, A. [Alvinsch]. (2019, noviembre 20). ¿Por qué la música clásica nos aburre?? [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Y8Gptu4QUf0&t=2s