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Con el paso de los años se produce una transformación en el lenguaje, en cómo nos referimos a las personas. En la actualidad ha aparecido el movimiento del lenguaje inclusivo, ¿lo conoces?

En primer lugar, trataré el lenguaje inclusivo de género, el cual se puso en marcha con un enfoque específico en eliminar y evitar expresiones sexistas. El lenguaje no es sexista en sí mismo, sino la forma y el contexto en el que lo utilizamos, uno de los casos más comunes es el uso de palabras de forma generalizada en género masculino. Un ejemplo claro que todxs habremos escuchado en clase, es como el profesorado se refiere al alumnado únicamente cómo “vosotros”.

El lenguaje inclusivo no se limita a personas que se consideran hombre o mujer, sino que también a personas que pertenecen al colectivo LGBTIQ+, como personas transgénero (no se identifican con el sexo asignado al nacer) o personas con identidades no binarias (no desean identificarse ni como hombre ni como mujer, es decir, no se siente exclusivamente hombre ni mujer, por lo que podría ser ambas cosas de forma equitativa, una más que otra o ninguna. El lenguaje es clave para su identificación y su respeto. Como ya sabemos, el lenguaje es un aspecto muy importante en nuestras vidas, pudiendo hacernos sentir cosas que no estamos viviendo en el momento. Por lo que adaptar este al contexto en el que nos encontramos es muy importante. Si una persona no se siente cómoda con una expresión lingüística, ¿por qué no nos adaptamos a ella?, ¿por qué hay tantas personas que sienten que es absurdo?, si el lenguaje es un arma capaz de excluir o incluir y de hacer sentir.

Una forma de lenguaje inclusivo es flexibilizar los dos géneros gramaticales con el objetivo de incluir a todas las personas. Esta flexibilidad podría ser útil tanto para personas no binarias como para la inclusión de ambos sexos. En el caso de las personas no binarias se expresan utilizando el género femenino, otras masculino, otras con ambas o incluso no se sienten cómodas con ninguna de las dos opciones y buscan otra forma de expresarse. Por ejemplo, en vez de utilizar “vosotros” o “vosotras” se utiliza “vosotres” y por escrito también “vosotrxs”.

Este tipo de lenguaje no solo está enfocado de esta forma, sino que debe adaptarse para evitar expresiones no inclusivas para personas de diferentes etnias, con diversidad funcional, personas con problemas de salud mental, personas mayores, entre otros. Años atrás a personas con diversidad funcional se les llamaba “anormal, incapacitado, deficiente o minusválido” expresiones que no son adecuadas para referirse a una persona, ya que las propias palabras describe algo que no define al colectivo. Por suerte, en la actualidad está cambiando, ahora se utiliza “discapacidad” no siendo totalmente inclusivo y adaptado, por lo que ha aparecido un nuevo término, ya mencionado anteriormente, “diversidad funcional”, mejorando la inclusión de estos. A las personas con problemas de salud mental, eran llamados locos. También a las personas mayores de 65 se les llama “viejos”, cuando un lenguaje más apropiado sería “persona mayor”.

A lo largo del tiempo algunas de las expresiones se han conseguido adaptar, pero el camino que queda por recorrer aún es amplio, hay mucho que cambiar. La mejor forma de evitar estas expresiones discriminantes e incluso ofensivas, es conocer las nuevas para neutralizarlas y sustituirlas. Considero que sería importante una sensibilización sobre la temática para evitar comentarios que puedan reflejar una falta de inclusión, ya que como he comentado antes las palabras son capaces de entrar en nosotros, de hacernos sentir y condicionarnos.

Bibliografía:

Furtado, V. (2013). El lenguaje inclusivo como política lingüística de género.

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