¿Evasión o Realidad?

Existe mucha controversia acerca del “Mindfulness”, puesto que deriva de una práctica de meditación espiritual, en el que el practicante busca desarrollar la capacidad de focalización plena con uno mismo, con la realidad.

Pero, ¿Qué realidad?. ¿Buscamos tomar conciencia del momento presente? ¿o evadirnos de él?

Como bien es mencionado en el texto, “Casi todo el mundo está alterado, y en la alteración el hombre pierde su atributo más esencial: la posibilidad de meditar, de recogerse dentro de sí mismo para ponerse consigo mismo de acuerdo y precisarse qué es lo que cree, lo que de verdad estima y lo que de verdad detesta. La alteración le obnubila, le ciega, le obliga a actuar mecánicamente en un frenético sonambulismo” (Ortega y Gasset, 2001).

Vivimos en una sociedad tecnológica que nos hace estar permanentemente sobreestimulados, donde convivimos con tantos estímulos sensoriales que actuamos de manera frenética, cada vez con mayor celeridad. Es verdad que la capacidad de realizar varias cosas a la vez es bastante útil, incluso necesaria para nuestra supervivencia. El problema surge cuando somos incapaces de ocuparnos de una sola cosa, olvidando la capacidad de concentrar la intensidad como un todo.

Creo que meditar puede aportar grandes beneficios a nivel atencional, lo que se extrapola a diferentes aspectos de la vida de una persona. Nos hace “despertar la conciencia”, pensar si todos aquellos automatismos, todas aquellas actividades que realizamos de manera cotidiana nos convienen o no. El problema radica en que tendemos a rechazar o ignorar las experiencias negativas, como si no existieran. “No se trata de ser masoquistas, pero debemos mirar a los ojos a nuestras emociones, no esconderlas” (Gázquez, 2012). La consciencia nos permite seleccionar los detalles de nuestras experiencias tal y como se presentan, sin juzgarlos ni modificarlos.

Desde mi punto de vista, el problema fundamental acerca de la meditación o el “Mindfulness” es que las personas que tratan de enseñarnos a practicarlo no tienen las competencias y habilidades suficientes para optimizar dicha enseñanza, producto de un vacío educacional en cuanto a fomentar el proceso de indagación. Este proceso no se trata de buscar respuestas correctas, o de cambiar la opinión de una persona que aprende a meditar, sino de guiarlo en el descubrimiento.

Tener mayor conciencia sobre nosotros mismos es lo que nos hace crecer como sociedad, ya que como bien dijo Heráclito;

“Día a día, lo que eliges, lo que piensas, y lo que haces, es en quien te conviertes”

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