Evitamos temas controvertidos con tal de evitar el conflicto

Itzel López
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readNov 24, 2021

Susana Hernández Soler, Eva Franco Espínola, Itzel López Fernández-Montesinos

Cuando tenemos una conversación en nuestro día a día evitamos tocar ciertos temas por miedo a generar conflicto con la persona con la que estamos hablando. Se trata de una amplia gama de temas que están a la orden del del día: religión, política, desigualdad de género, la pena de muerte, juicios morales o cualquier otra cuestión que suscite diferentes puntos de vista. En general, son temas que nos afectan directamente, pero que evitamos con tal de no crear una discusión.

Las consecuencias de este pavor a debatir hace que muchas veces no lleguemos a hablar abiertamente con otra persona de un tema concreto, sino que cortemos la conversación, impidiendo el diálogo. Igualmente, si una conversación ha creado conflicto con alguien anteriormente, tendemos a creer que ocurrirá lo mismo siempre, así que evitamos de forma permanente el tema en cuestión, convirtiéndolo en una especie de tabú.

No obstante, la literatura señala que el conflicto es necesario y una herramienta para el cambio. Kohlberg en su estudio sobre el desarrollo del juicio moral plantea que el cambio de opinión es más probable cuando se debate y se genera un conflicto cognitivo en los participantes, ya que esto permite replantearse las propias opiniones. A su vez, el conflicto estimula el interés y la curiosidad, ayuda a establecer la propia identidad personal y grupal, facilita la comunicación abierta entre los participantes y conduce a la confianza y la actitud amistosa entre las partes ya que siempre destacan más las semejanzas que las diferencias (Aspectos positivos y negativos del conflicto, 1999). También se ha demostrado que para la adquisición y el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico-reflexivo, y conseguir una ciudadanía activa es necesario la exposición y el debate acerca de temas controvertidos (Pollak, Segal, Lefstein, y Meshulam, 2017; Misco y Lee, 2014)

Pero, ¿por qué es tan complejo manejar el conflicto y por qué queremos evitarlo? En primer lugar, la sociedad, y sobre todo, las redes sociales, nos incitan a tener una opinión inmediata de todo tipo de cuestiones aunque no estemos lo suficientemente informados. Al dar nuestra opinión y posicionarnos sobre un tema, nos cuesta escuchar otras opiniones diferentes e incluso cambiar nuestra forma de pensar. Esto es debido a que nos hemos sentido muy identificados con lo que hemos dicho o porque simplemente cambiar de opinión generaría un conflicto con nosotros mismos. Por otro lado, los conflictos de intereses hacen que perdamos la objetividad, pues nos implicamos demasiado emocionalmente como para tener un análisis crítico. Un ejemplo de esto podría ser la adicción que provocan las redes sociales, casi nadie habla de ello porque todo el mundo las usa e implicaría aceptar un problema propio. Otra barrera que solemos tener para debatir con espíritu crítico es el sesgo de confirmación, el cual nos hace evitar inconscientemente pruebas contrarias de lo que creemos, ya que tendemos a ver o buscar aspectos que reafirmen nuestra opinión.

La mayoría de nosotros no sabemos como enfrentarnos a estos conflictos de manera adecuada, es por ello por lo que la exposición al conflicto debería empezar desde que somos pequeños, ya que esto nos permite desarrollar una serie de habilidades necesarias para la vida adulta, como el aprender a argumentar y fundamentar las opiniones en fuentes de información fiables, aprender a defender puntos de vista… y, en su caso, aceptar argumentos diferentes o alternativos al propio hasta llegar a modificar la posición inicial…(López, 2011: 70). De la misma manera, el trato de temas controversiales en el aula provocan la implicación emocional del alumnado y, por ende, un mayor interés y participación, estableciendo así un aprendizaje significativo (Salinas Valdés, Oller Freixa, 2017).

Una forma de adquirir habilidades asertivas hacia el conflicto desde la infancia sería implantar dinámicas de resolución de conflictos adecuadas a cada edad. Por ejemplo, para los más pequeños se podrían plantear dilemas a raíz de una historia, cuentos o dibujos e intentar resolver un problema desde el punto de vista del protagonista. Otra forma de promover la adquisición de habilidades sería resolver conflictos que se forman de manera natural en el aula, haciendo que los respectivos implicados expresen sus puntos de vista y que a su vez escuchen la versión del otro fomentando el diálogo y así resolver el conflicto con la ayuda del profesor. En cuanto a edades más avanzadas, se podría fomentar los debates tanto de forma formal como informal y dar más valía a la competencia de saber argumentar.

Además, existen herramientas que nos permiten enfrentarnos a este tipo de situaciones conflictivas de una forma más adecuada y beneficiosa para nosotros, como, por ejemplo,: no dar nuestra opinión enseguida, contemplar el problema como algo ajeno a nosotros y no como algo personal, buscar opiniones contrarias a la nuestra y no tomarlas como un ataque, sino como una oportunidad para tratar de comprender otros puntos de vista, así como informarnos desde el mayor número de fuentes posibles y que estas sean fiables y contrastables.

En definitiva, el conflicto es parte inherente de la vida; es una herramienta para corregir errores, deconstruirse, cuestionarnos cosas y avanzar. Si no hubiera conflicto nos quedaríamos estancados con las mismas ideas eternamente, y una sociedad que no cambia es una sociedad que no mejora. Por lo tanto, aunque el conflicto sea complejo y apabullante, es necesario desarrollar habilidades para afrontarlo, porque eludirlo es evitar el progreso.

Bibliografía

  • Carrillo, I. (1992). Discusión de dilemas morales y desarrollo progresivo del juicio moral. Comunicación, Lenguaje y Educación, 4(15), 55–62. https://doi.org/10.1080/02147033.1992.10821032
  • Salinas Valdés, J. J., & Oller Freixa, M. (2017). Vista de Debatiendo temas controversiales para formar ciudadanos. Una experiencia con alumnos de secundaria / Debating controversial issues in order to educate citizens. An experience with high school students. PRAXIS educativa, 21(3). https://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/praxis/article/view/2171/2154
  • Ortega-Sánchez, D., & Pagès Blanch, J. (n.d.). Enseñar temas controvertidos en Ciencias Sociales: actitudes y prácticas del profesorado de Educación Secundaria.
  • El-rol-de-la-pregunta-controversial-en-la-asignatura-de-Historia. (n.d.).

--

--