¿Hasta dónde nos pueden llevar las distorsiones comunicativas?

Constantemente nos vemos inmersos en problemas o discusiones con los demás debido a malas interpretaciones que hacemos de lo que nos dicen o que ocasionamos a otros con nuestros discursos. Esto es, que se produce una desvinculación entre el significado explícito e implícito en la interacción entre el emisor y el receptor. Lo normal es que esta falta de equivalencia se produzca de manera incidental, pero en ocasiones se da por no ser completamente sinceros con los demás.

Estoy segura de que todos alguna vez habremos querido esquivar conversaciones complicadas con alguien, por miedo a enfrentarnos a la situación, por no querer dañar a una persona que nos importa, o incluso porque nosotros mismos no hemos tenido claras nuestras ideas y preferencias sobre algo. Para verlo más claro, pondré un ejemplo:

Imagina que tienes pareja y que quieres dejar la relación porque tú ya no estás bien ni sientes lo mismo, pero te ves incapaz de decírselo en persona y quieres hacerle el menor daño posible, así que decides hablar con la otra persona por mensaje, y le dices:

-“Ahora necesito estar sola y pensar en mi”.

A esto, tu pareja te responde:

-“Te esperaré el tiempo que necesites para volver a estar contigo”.

Desde la perspectiva de Schulz von Thun, denominada el modelo de las 4 orejas, podemos observar cuatro interpretaciones diferentes analizando el lenguaje de esta interacción:

En el mensaje del emisor (primera intervención), distinguimos:

  • La oreja de contenido: “Ahora necesito estar sola y pensar en mi”, que es la información explícita que le has transmitido.
  • La oreja del llamamiento: “Quiero dejar la relación”, que es el contenido implícito, lo que quieres conseguir.
  • La oreja de autoexpresión: “No estoy bien ni siento lo mismo que antes, por eso quiero dejarlo y estar sola”, que hace referencia a lo que quieres transmitir de ti misma con el mensaje, en relación a tus intereses y pensamientos.
  • La oreja de relación: “Yo no quiero estar contigo y sé que tú sí, por eso te hago saber que necesito estar sola”, que refleja lo que quieres conseguir de la otra persona, ya que estás situada en un plano superior que él con respecto a la relación.

Sin embargo, la interpretación del receptor está distorsionada con respecto a la intención real del emisor, de ahí su contestación algo esperanzada. Podemos distinguir:

  • La oreja de contenido: “Ahora necesito estar sola y pensar en mi”, que es similar a la del emisor.
  • La oreja del llamamiento: “Ahora quiero estar sola pero cuando pase un tiempo volveré contigo”, que es el contenido implícito que la otra persona cree que quieres transmitirle.
  • La oreja de autoexpresión: “En este momento estoy agobiada y necesito dejarlo sólo durante un tiempo”, que es lo que el receptor percibe sobre lo que quieres decir de ti misma, de tus deseos y tus necesidades.
  • La oreja de relación: “Te esperaré el tiempo que necesites para volver a estar contigo”, que es lo que responde la otra persona tras interpretar tu mensaje como que volverás con él dentro de un tiempo.

Con este ejemplo, se puede apreciar que la información proporcionada por el emisor se ha tergiversado, ha habido un mal entendido entre ambos. Esto supone una barrera comunicativa, que hubieras podido evitar dando la información de manera más clara y directa, y personalmente; pues si le hubieras dicho de forma literal que no sientes lo mismo que antes, y que por eso quieres estar sola y dejarlo definitivamente, la otra persona quizás no habría respondido de esa manera, no se habría hecho falsas ilusiones, y te habría entendido mejor. Además, si la conversación hubiera sido en persona, los componentes no verbales, tales como las expresiones faciales o los gestos, habrían contribuido favorablemente a la comprensión del contenido verbal.

REFERENCIAS

Gizagune, F. (2019, 7 febrero). La Teoría de las 4 orejas (Schulz von Thun). Fundación Gizagune. https://www.fundaciongizagune.net/teoria-4-orejas/

--

--