“Hola, me llamo fulanito de tal y estoy aquí para hablaros de,..”

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Hace unos meses, tanto mis compañeras (Bea y Ana) como yo (Ana García) decidimos realizar un experimento conductual para ver cómo empezaban las presentaciones y discursos, tanto de nuestros compañeros como de los profesores de nuestra facultad. Para ello, asistimos a 20 presentaciones, de distinta duración, temática, y curso. ¿Sabéis a qué conclusión llegamos? ¡A que todas empiezan absolutamente igual!: “hola, soy fulanito de tal y estoy aquí para hablaros de…”.

A raíz de este resultado tan sorprendente, y aunque todos caigamos en la tentación de empezar así -o de ni siquiera presentarnos- decidimos investigar sobre cuáles eran las mejores maneras de empezar una presentación, para así captar la atención de nuestro público.

Tras nuestra pequeña labor de campo, y con una búsqueda intensiva en internet (concretamente, nos ayudamos del vídeo https://www.youtube.com/watch?v=w82a1FT5o88 de Conor Neil) podemos concluir que existen TRES maneras que despertarán la curiosidad de tus oyentes y por tanto estarán pendientes de lo que tienes que contarles. Os invitamos a que las pongáis en práctica en cuanto tengáis ocasión.

La tercera mejor manera de empezar un discurso es utilizando una pregunta que llame la atención de tu público. Imaginaros que estáis en clase de psicoendocrinología y tenéis que dar una charla sobre la intersexualidad. Podríais pedirle al público que se imaginase que son padres de un niño intersexual, y aunque genéticamente sea XY, se comporta como una niña. Esto conlleva que sufra todo tipo de abusos en el colegio. Podríais formular la frase: ¿Como os sentiríais si,…?

La segunda mejor manera de empezar una presentación sería con un dato súper impactante. Ahora imaginad que tenéis una presentación de prevención de suicidio y empezáis así: “Según la OMS, cada 40 segundos 1 persona comete suicidio en alguna parte del mundo, por lo que en el tiempo que llevo de presentación, dos personas se han quitado ya la vida…”. ¿Cambia esto tu manera de ver el suicidio?

Finalmente, la joya de la corona, y la que esperamos que utilicéis de ahora en adelante. es misma que usamos al contarle una historia a un niño, el equivalente para adultos de “érase una vez,..”. Esta manera es tan importante porque cuando decimos esas tres palabras mágicas estamos enseñados a empezar a escuchar. He aquí un ejemplo práctico. Imaginad por un momento que estoy a punto de realizar una exposición para una asignatura de nuestro grado: “En noviembre del año pasado, durante mi estancia en Holanda, asistí a una conferencia junto con otras 70 personas, y tuve la oportunidad de tener una pequeña charla con una mujer que es una eminencia en el campo de la psicología. Me dijo algo que me ha tenido dándole vueltas a la cabeza desde entonces. Me dijo algo que cambió mi visión de ver las cosas (-ahora podríamos una pequeña pausa dramática para llamar aún más la atención-)…” y todos los oyentes estarán deseando saber que fue. Si podéis contar algo de vuestra vida, que conecte con el tema que estáis dando y denote que es importante para vosotros mismos, captaréis completamente la atención de la audiencia.

A modo de conclusión preliminar sobre este tema, podemos decir que muchas son las maneras de empezar una presentación y de desarrollarla, pero sin duda alguna el rumbo de la presentación dependerá en gran medida de como empecéis. En nuestras próximas publicaciones podréis encontrar más recomendaciones de como dar discursos en relación a la improvisación.

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Ana García Megías
Psicología del Lenguaje — ugr

¡Hola! Soy estudiante de Psicología en la UGR. Es mi 4º año pero al haberme ido de Erasmus a los Países Bajos estoy cursando ahora esta asignatura de 3º.