¿Identidad social o problema?

¿Qué dice sobre nosotros el grupo al que pertenecemos?

Desde que comenzamos a tener relaciones sociales con otros iguales de pequeños, se nos “asigna” la pertenencia a un grupo cuando realmente ni sabemos qué es lo que significa, por ejemplo, somos de una clase u otra, somos de tal equipo deportivo, etc. Realmente en ese momento dicha pertenencia no tiene mucho que decir sobre nosotros, pero a veces las personas infieren sobre eso más de lo que deberían. Con “más de lo que deberían” me refiero a que los niños con estas edades no saben quiénes son ni si quieren permanecer en el grupo que se les ha asignado, por lo que no podríamos inferir ni pensar nada sobre ellos en cuanto a esas características.

Cuando crecemos, la pertenencia a estos grupos puede ir cambiando o no, es decir, podemos seguir perteneciendo al equipo deportivo al que pertenecíamos de pequeños, o puede que ya no nos guste el deporte o que ahora nos guste más la pintura y nos identifiquemos más con ese grupo. Esto también se aplica a las amistades que tenemos, puede que nuestro grupo de amigos sea el mismo desde que somos pequeños o puede que hayamos ido cambiando de grupo con el paso de los años.

Cambiar de grupo puede producirnos dolor porque dejamos atrás a personas o situaciones que queremos, pero la mayoría de las veces nos produce satisfacción y buenas sensaciones porque si hemos decidido ese cambio es porque era lo que deseábamos en realidad.

Por lo tanto, ¿los grupos a los que pertenecemos dicen algo sobre nosotros? La respuesta es sí, por suerte o por desgracia los grupos dicen mucho sobre sus componentes, por ejemplo si pertenezco al equipo de fútbol quiere decir desde que me gusta el fútbol hasta alguna inferencia más compleja como que si estoy en ese grupo es porque sé llevar una vida sana. Pero como bien acabo de decir, son inferencias, y pueden ser perjudiciales ya que la gente imagina cosas sobre los componentes que puede que no sean ciertas.

Todo esto conlleva a que las personas puedan fingir para pertenecer o no a un grupo determinado, es decir, si quiero que la gente piense determinadas cosas sobre mí, puedo fingir estar integrado en un grupo con las características que me interesan y por ende, la gente pensará que yo también tengo dichas características. Es una forma de comunicar cosas sobre nosotros que no siempre es la correcta.

Para ello lo que más se utiliza actualmente son las redes sociales, existen personas que se hacen pasar por otras para ser más “populares” o siguen siendo ellos pero con otras características que en la realidad no tienen valor de llevar a cabo por cualquier circunstancia, y utilizan las redes sociales para sacarlas a la luz.

Por lo tanto, la pertenencia a un grupo es maravillosa en el sentido de la satisfacción que produce dicha identidad social, pero la presión de vernos pertenecer a un grupo que no nos guste, o el no poder pertenecer a uno que sí, nos puede llevar a hacer cosas que no son del todo morales y que pueden afectar de forma negativa a nuestra autoestima.

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