Influencias sociales en la imagen corporal

Clara Escribano
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readDec 4, 2019

En el seminario de hoy, unos compañeros han hablado sobre la imagen corporal y cómo ésta nos afecta a nivel psicológico. Me parece un tema interesante y a la orden del día, por ello, en este post comentaré mi opinión con relación a lo que se ha deliberado en clase.

Es curioso cómo el físico de cada uno es algo tan objetivo y subjetivo a la vez, ya que cada uno valora su propio cuerpo y el de los demás de una manera diferente. Todos tenemos una cabeza, una espalda, dos ojos, dos piernas, una boca… Todos somos iguales, pero a la vez todos somos diferentes.

Podríamos apreciar la diversidad de las personas, que es lo que hace únicas a cada una, pero en vez de ello, nos obcecamos en intentar ajustarnos todos al mismo canon, el cual cambia según la época e influencias del momento. No siempre ha sido así, pero en el periodo actual, en términos de constitución corporal, lo que prima es la delgadez sobre la gordura, hasta tal punto que se han desarrollado desórdenes psicológicos por los cuales algunas personas sufren una obsesión con su cuerpo. Al fin y al cabo, no es tan extraño que esto haya pasado, ya que hay una tendencia en la sociedad a asociar el estar delgado o delgada con estar más guapo o guapa. Como a todo el mundo nos gustan los piropos y nos gusta resultar atractivos, es normal que haya personas cuyo objetivo se haya centrado en un estado del cuerpo permanentemente delgado, en el que en el peor de los casos nunca es suficiente.

Relacionado directamente con esto está la comida, por ello, muchas personas dejan de lado la necesidad básica de nutrición para poder llegar a este objetivo tan perseguido.

Una de las cosas más sorprendentes de esto es la cantidad de población que pasa por estos trastornos, que no es un número para nada despreciable. De hecho, se han creado grupos de personas con este mismo objetivo en común, en los que se aconsejan unas a otras y promueven estilos de vida peligrosísimos que llegan incluso a las autolesiones. Por mi parte, me ha parecido alucinante ver pruebas de cómo se hablan entre ellas y cómo expresan a los demás por redes sociales ese afán por pesar cada vez menos.

Uno de los factores más arriesgados de este trastorno es la gran cantidad de adolescentes que caen en la enfermedad. Esto llega a tener sentido, ya que la adolescencia es un periodo vital de búsqueda de la identidad de uno mismo y también de disconformidad con el propio cuerpo, además de un desacuerdo con lo que dicen los demás. Los adolescentes pueden llegar a pensar que el resto no tiene razón y por tanto, puede ser más fácil que caigan en estos comportamientos en los que se juegan su salud, en muchos casos sin darse cuenta.

Creo que muchos de nosotros hemos conocido a personas, sobre todo durante la adolescencia, que han tenido muy central la idea de un cuerpo delgado, a veces extremadamente peligrosa. Por mi parte puedo poner de ejemplo a una amiga que le gustaba mucho ir de compras, era para ella un pasatiempo y, de hecho, se gastaba bastante dinero en ropa. En su caso, todo cambió cuando durante la adolescencia empezó a engordar. De repente, dejó de gustarle comprar ropa, vestía con prendas que no estaban a la moda (a diferencia de antes) y prefería no tener pantalones a asumir que vestía una o dos tallas más.

En mi opinión, en una época de cambio como es la adolescencia, es muy peligroso que se metan esas ideas a la cabeza, porque al pasar de un cuerpo de niña a uno de joven — y casi de mujer — es normal echar cuerpo y acumular grasa en partes que antes no se tenía. Esto no es malo, es parte del desarrollo, pero visto desde un trastorno alimenticio puede parecer lo peor que le pase a esa persona y acabar cometiendo actos muy graves para su salud.

Por ello, estoy completamente de acuerdo con mis compañeros en que es muy importante la educación y, sobre todo a esas edades, una supervisión en el momento en que hagan algunas cosas que nos puedan dar pistas acerca de un posible trastorno como la anorexia o la bulimia.

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