Inteligencia emocional en el boxeo

Alberto Feria
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readDec 25, 2020

En la última entrada del blog planteamos un concepto que parece encontrarse ligado al boxeo: La inteligencia emocional. Este tipo de inteligencia apareció en varias fuentes mientras buscaba información para redactar la entrada anterior y la curiosidad, así como la escasa relación que yo atribuía entre el deporte y esta, me ha llevado necesariamente a profundizar sobre el tema. Hoy os traigo mis averiguaciones.

¿Qué es la inteligencia emocional? Daniel Goleman la define como “La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar de forma adecuada las relaciones con otros”. Esta comprende cinco pilares básicos: entender las emociones propias, la empatía, la motivación, manejar nuestras emociones y la administración de las relaciones personales.

Estos pilares parecen coincidir bastante bien con gran cantidad de testimonios de boxeadores. Según estos el trabajo en grupo así como la práctica misma del deporte llevan al boxeador a lidiar continuamente con emociones muy fuertes como son el fracaso, el dolor o la euforia y compartirlas con otras personas que experimentan lo mismo que tú. Igualmente es común oír que esta práctica les lleva a buscar formas de evitar la impulsividad y la ira, que son sentimientos contraproducentes en una pelea, así como a intentar leer qué está pensando tu oponente y qué planea hacer a continuación.

En el siguiente vídeo el ex-boxeador Javier Castillejo habla sobre la disciplina, la constancia y la actitud hacia el rival como valores determinantes en su carrera.

En su libro (1995) Goleman explica que existen numerosas emociones negativas como la ira o la ansiedad que pueden causar estados prolongados de malestar si no se gestionan correctamente. En el caso de la ira cuando una persona cede a ella se produce lo que el autor llama “secuestro neuronal”, por el cual el sistema límbico toma el control del cuerpo y lo introduce en un estado de emergencia donde son las emociones las que guían la conducta. Contrario a la opinión mayoritaria no es deseable mantener dicho estado en una pelea, pues supondría la inhibición de diversas áreas del cerebro encargadas de la toma de decisiones como la corteza prefrontal.

En un estudio realizado en 2015 por la Universidad de Murcia (Mendez, J. et al.) se estudió el nivel de ira en practicantes de boxeo y kickboxing y se encontró una mayor inteligencia emocional y menores niveles de ira en profesionales de ambas disciplinas. Si bien es cierto que no se encontraron diferencias entre el grupo control y aquel que practicaba estos deportes de forma amateur se encontró que existía una correlación positiva entre número de horas de entrenamiento y diversas subescalas de inteligencia emocional tales como la expresión verbal de los sentimientos. Se cree que esto es debido a que a más horas de entrenamiento mayor será el desgaste físico y mental y por tanto la necesidad de desarrollar herramientas de expresión emocional.

Estos resultados han sido ampliamente estudiados en otras modalidades deportivas. El grupo de trabajo de Zizzy, Deaner y Hischron (2013) analizaron la relación entre rendimiento deportivo e inteligencia emocional en jugadores de beisbol. En este estudio se comprobó que existía una correlación entre esta y el número de strikes y walks que provocaban los lanzadores. Otro estudio que vincula la inteligencia emocional al rendimiento deportivo es el de Crombie et al. (2009). Este grupo de investigación se centró en el cricket y consiguieron igualemente encontrar una correlación positiva. Los autores de este trabajo sugieren tres posibles explicaciones por las que la inteligencia emocional predice el rendimiento. Los jugadores con mayor puntuación en el Test de Inteligencia Emocional Mayer-Salovey-Caruso (MSCEIT) tienen mayores habilidades para rendir bajo alto estrés (1), el estado emocional a etapas avanzadas de la competición estará ligado a la capacidad que tengan los jugadores para lidiar con la idea de la derrota (2) y los equipos que puntúen más alto en inteligencia emocional podrán sobreponerse mejor a los diferentes inconvenientes encontrados durante el partido.

A modo de conclusión podríamos afirmar que existe una relación entre inteligencia emocional y la práctica del boxeo. Esta estará presente y vinculada necesariamente al rendimiento del deportista, por lo que será un requisito indispensable para un buen desempeño en dicha práctica. Igualmente parece que la imagen del boxeador como persona iracunda y fuera de sí no es más que un mito o una técnica de marketing pues siguen siendo deportistas y no se puede competir sin mantener una concentración absoluta en la tarea que se está realizando.

Referencias:

Menéndez Santurio, J.I., Fernández-Río, J. (2015). Anger intensity in boxing and kickboxing practitioners: differences based on discipline and competitive level. Universidad de Murcia. Cuadernos de Psicología del Deporte, vol. 15, 3, 75–86

González-Vélez, J.L. (2010). Inteligencia Emocional Y Motivación en el Deporte. Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Departamento de Psicología y Sociología.

Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. New York: Bantam Books.

Zizzi, S. J., Deaner, H. R. y Hirschhorn, D. K. (2003). The relationship between emotional intelligence and performance among college baseball players. Journal of Applied Sport Psychology, 15(3), 262–269.

Crombie, D., Lombard, C. y Noakes, T. (2009). Emotional Intelligence Scores Predict Team Sports Performance in a National Cricket Competition. International Journal of Sports Science and Coaching, 4(2), 209–224.

Oliva, F.J. y Hernández, M.R. (2009). Efecto de la agresión colérica en el desempeño deportivo en deportes de contacto: una revisión empírica. Journal of Behaviour, Health and Social Issues, 1 (1), 81–88.

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