Interacción entre música y nosotros mismos
A raíz de nuestra primera publicación ‘’La música como forma de transmitir emociones’’, nos han surgido diferentes ideas utilizando la música como medio funcional de estas, entre ellas la influencia que tiene en nuestras interacciones sociales.
La música nos rodea desde que somos bebés. Aún no podemos hablar y emitimos lo que se conoce como nanas, cantos interminables de sonidos y sílabas repetidas. si nos fijamos en lo que ocurre a nivel neurobiológico, aporta dopamina y adrenalina a nuestro cerebro (como comentamos en nuestra anterior publicación), pero ¿realmente podemos reducir nuestra búsqueda de la música a sólo estos efectos? podemos decir que las consecuencias biológicas no son lo único que nos interesa de este tema. La música es, en efecto, una poderosa herramienta de interacción y cohesión social.
Pensemos, por ejemplo, en los conciertos o en los rituales siempre acompañados de música de fondo, o pensemos en las cenas familiares, donde la música de salón es algo que crea el ambiente de una velada, o pensemos en todas las veces que hemos estado alrededor de una hoguera: lo primero que pensamos es en alguien cantando con una guitarra en los brazos. Así que, en cierto modo, la música consigue estar fuera y dentro de nosotros al mismo tiempo: fuera está en todas partes, en los centros comerciales, en las cenas, en los edificios, en los teléfonos, dentro tiene sus propios correlatos neurobiológicos. se ramifica y articula nuestras vidas: los latidos de nuestra madre cuando estamos en la barriga, luego las canciones que nos ponen nuestros padres cuando somos pequeños, el “Happy birthday to you” en cada cumpleaños, la música de espera en nuestro teléfono, la marcha nupcial en nuestra boda.
A medida que nos hacemos mayores, empezamos a utilizar la música para hablar con otras personas, “¿qué música escuchas?” y así la música también se convierte en moneda de cambio en las interacciones sociales y posiblemente en un pase para una conversación. Sin embargo, llega un momento en que estás solo en tu habitación y te pones los auriculares: en ese momento, ¿se puede seguir definiendo la música como un instrumento de interacción? ¿a quién intentamos conocer en esos momentos? la respuesta más probable es que en ese momento la música va de fuera hacia dentro: dentro de nosotros. en esos momentos, de hecho, intentamos conocernos a nosotros mismos, intentamos interactuar con nosotros, con nuestros sentimientos.
Así que a la pregunta: ¿a quién intentamos conocer cuando estamos solos en nuestra habitación y escuchamos canciones? la respuesta es: a mí mismo, y así la música es un instrumento de conocimiento y exploración de cada uno. descubriendo nueva música, descubrimos nuevas partes de nosotros mismos, cambiando la música nos cambiamos a nosotros mismos, es una interacción que se construye en las paredes de una habitación, y es bilateral. Así que si la música funciona como un proceso activo de descubrimiento, la razón por la que a veces se convierte en un proceso social es precisamente porque necesitamos que ese descubrimiento se comparta. Por eso empezaremos a publicar historias en instagram sobre la música que escuchamos, la compartiremos con nuestros amigos, la recomendaremos a nuestros seres queridos. Queremos que otros entren en nuestro mundo, que conozcan y hagan suya la experiencia que les estamos dando.
La música se mueve en los significados que le dan diferentes personas. Si este cambio existe, llamémoslo horizontal (música-persona), también podemos pensar en otro cambio bilateral pero “vertical” y esto sucede con el tiempo: escuchar a Pink Floyd a los diez años, no será lo mismo que escucharlos a los 15 y luego a los 30. A través de la música, te descubres a ti mismo, te recuerdas y agregas una nueva capa de interpretación a cada escucha. Así es como una canción que cuenta 5000 palabras y tres minutos, en nuestra mente cuenta 20000 y puede durar toda nuestra vida.
La música también puede ayudarnos en términos concretos : encontramos una investigación desarrollada en el colegio La Salle del municipio de Bello, donde se busca el impacto que tiene en las relaciones sociales la interpretación musical y cómo esto afecta a la formación del tejido social. En dicho estudio se propone mejorar las relaciones sociales mediante la implementación de la práctica musical.
Si nos centramos en el plano social podemos ver como mediante la música los estudiantes pueden desarrollar sensibilidad hacia ciertos estímulos que son transmitidos por el entorno en el que se encuentran, de esta forma el individuo se ve a sí mismo como parte del entorno al compartir significaciones con los demás miembros.
La propuesta pedagógica que nos muestra este estudio se basa en los intercambios significativos de Dewey (Perlo, 2006), de tal modo que los estudiantes logran una mayor integración si se ver como parte de dicha estructura.
Podemos encontrar diversos tipos de estudios relacionados con este tema, entre ellos encontramos que la música repercute de forma positiva, mejorando la autoestima y el rendimiento académico en adolescentes con conductas disruptivas (Fernández, Vásquez y Pena, (2015)). Por eso es importante que los niños aprendan música debido a que entre más temprano se haga este aprendizaje o contacto, los niños fortalecerán diversas dimensiones, entre ellas responsabilidad, disciplina, respeto y socialización.
Uchima Milán, J. E. (2018). La música y la interacción social en La Salle de Bello (Bachelor’s thesis, Escuela de Educación y Pedagogía).
Fernandez, V. P. (2015). BENEFICIOS DE LA MÚSICA EN CONDUCTAS DISRUPTIVAS EN LA ADOLESCENCIA. “Actualidades Investigativas en Educación”, 15(3), 1–24.
Casas, M. V. (2001). ¿ Por qué los niños deben aprender música?. Colombia médica, 32(4), 197–204.
Bibliografía
La musica nuestra primera interaccion con el mundo, in El pais, 2018, de A. Proano, https://elpais.com/elpais/2018/09/11/mamas_papas/1536658226_162196.html#?prm=copy_link
La musica como lenguaje, in Sonia Hermida, 2016, C. L. Vazquez, https://soniahermida.com/la-musica-lenguaje
Música como medio de comunicación (social y intercultural), in Euroinnova,
GRUPO: Irene Sforza, Noelia Ortiz Bono, Paula M Verdejo Requena, Fatima Nieto Sanchez, Alba Maria Navarro Lara, M Concepcion Pulido Conde
