Intereses lingüísticos y la hipótesis Sapir-Whorf

Marina Hernandez
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readDec 31, 2022

Siempre he admirado el conocimiento que parte de la riqueza lingüística sobre un ámbito, pero también he observado que sólo hablamos y sabemos de aquello que nos interesa, y que es precisamente eso lo que hace que haya una gran variedad de temáticas cuando escuchamos a hablar a una u otra persona.

Es por esta razón por lo que me llamó tanto la atención la hipótesis de Sapir-Whorf.

El mundo está configurado con miles de billones de estímulos que pasan por nosotros cada día (desde seres vivos hasta objetos inanimados) y nuestra atención se centra tan sólo en unos pocos que posteriormente pasaran a tener un nombre y apellido en nuestra memoria, conformando un vocabulario diferente en cada uno.

Mi conciencia acerca de la variación del lenguaje en función de la relación que tenemos con nuestro entorno empezó con una conversación entre mi hermano pequeño y mi abuelo, una mente criada en la actualidad y otra intentando adaptarse a la misma. La discusión se mantenía acerca de la ignorancia de uno sobre los términos que usamos actualmente en ciertos contextos y que consideramos “normales”, como stalker, feed, reels, … todos relacionados con las redes sociales. Estas palabras no existían en el vocabulario de mi abuelo y por ello, no había tenido nunca la preocupación de saber qué eran, pero cuando mi hermano se las enseñó comenzó a intentar realizar las acciones que estas indicaban, como por ejemplo visualizar los reels de Instagram. El conocimiento de este nuevo vocabulario le había abierto una otra puerta al mundo actual que antes no había tenido relevancia en su vida.

Esta pequeña historia correlaciona con la hipótesis débil de la teoría de Sapir-Whorf, la versión del relativismo lingüístico que supuso una evolución de la hipótesis determinista. Así, postula que aunque la lengua no determina per se el pensamiento y percepción (versión determinista inicial), sí es un factor que contribuye a darle forma e influye en el tipo de contenido al que se presta más atención: mi abuelo ignoraba las acciones que podía realizar en las redes hasta que el conocimiento del léxico le indicó que existían, adquiriendo un sentido.

Cuando hay un concepto que no existe en nuestro lenguaje, somos capaces de percibirlo pero tendemos a no prestarle atención y no será determinante a la hora de tomar decisiones o realizar distinciones.

En este ejemplo, la distancia léxica entre ambas personas se ubica dentro de una misma cultura en términos de evolución social y adaptación, pero la hipótesis de Sapir-Whorf es también aplicable a la distancia intercultural que tenemos lingüísticamente.

Cada lengua hace hincapié en unos aspectos concretos a través de la formación sintáctica, expresiones o tonalidades, que tienen repercusión a la hora de actuar y pueden dar lugar a reacciones y respuestas diferentes.

Esto lo vemos cuando aprendemos un idioma: en el español es imprescindible el uso de tiempos verbales, tenemos una gran y compleja cantidad de ellos, y sin embargo la lista en el inglés es bastante reducida y fácil de usar. Además el lenguaje coloquial del día a día remarca la importancia de saber quién estaba e información extra sobre la vida de esas personas, la repercusión está en que los hablantes españoles tienen más facilidad para recordar dónde o cuándo ha ocurrido algo junto con quién estaba, que en el hecho en sí.

Quizás el “cotilleo” característico de nuestra cultura tiene como culpable a nuestra lengua.

Referencias

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