Creencias, Culpa y Sexo

María Pérez
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readNov 27, 2018

La capacidad de sentir culpa es fundamentalmente humana y empieza a desarrollarse durante la infancia. Algunos expertos la describen como el “guardián de la conducta” y la consideran una emoción universal e innata del ser humano (Rojas-Marcos, 2016). La pregunta es: ¿qué conducta trata de guardar la culpa? Me imagino que dicha emoción sirve como motor para evitar todo aquel comportamiento que nos aleja de lo que no consideramos “correcto”, de todas aquellas creencias que, influidas por nuestro entorno y por nuestra cultura, hemos ido aceptando como poco adaptativas.

Este verano tuve la oportunidad de trabajar de voluntaria con mujeres refugiadas en Turquía, y durante mi voluntariado, aprendí mucho sobre el islam y el mundo árabe. Charlando con un par de chicas de Argelia, también voluntarias como yo, me di cuenta de la repercusión que puede llegar a tener en la vida de una chica de 22 años el vivir continuamente tratando de evitar el sentimiento de culpa.

El caso de estas chicas era tremendo. Como musulmanas, tener sexo antes de casarse era concebido por ellas como el mayor de los pecados. Me contaban angustiadas cómo se encontraban en una encrucijada: evitaban a toda costa tener novio, ya que tenían miedo a pecar y ser rechazadas por su familia. Pero por otro lado, sentían la presión de buscar una pareja estable, ya que tenían 22 años y una mujer de 30 años soltera en el mundo árabe tampoco está bien vista. Cuanto más hablaban, más fácil me resultaba empatizar con ellas, y más evidente se hacía la influencia que tenían en sus vidas todas las creencias negativas que tenían acerca del sexo. Dichas creencias les afectaban en casi todos los ámbitos de su vida: familia, amigos o trabajo, ya que ellas actuaban tratando de evitar mantener relaciones cercanas con hombres, tratando, en última instancia, de evitar sentir culpa.

El sentimiento de culpa es realmente poderoso, ese “guardián de la conducta” es capaz de dirigir nuestras vidas, y de privarnos de probar y experimentar lo que realmente deseamos. Yo misma me he descubierto muchas veces más entretenida en evitar sentir culpa, que en perseguir alguna meta que pueda hacerme sentir bien. Creo que es importante que aprendamos a identificar dicha emoción, para que deje de manejar nuestras vidas y podamos así llevar a cabo una vida más acorde a lo que realmente queremos. Quizá una posible solución para estas chicas y para otras personas que se encuentran ahogadas en la culpabilidad sexual sea desmitificar diversas creencias acerca del sexo. Despatologizar muchas conductas y normalizar todo aquello que pueda llegar a excitarnos. El continuo encasillamiento en “bueno y malo”, “normal y anormal”, nos hace un flaco favor a cada uno de nosotros como individuos, y continúa perpetuando juicios de valor que en su final, nos llevan a sentirnos culpables.

Referencia:

Rojas-Marcos, L. (2016). El sentimiento de culpa (1st ed.). Barcelona: Penguin Random House.

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