La importancia del lenguaje en los Trastornos alimentarios.

Lourdes Ruiz
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readJan 21, 2022

Hace un tiempo leí un artículo sobre la importancia del lenguaje en este tipo de trastornos, por lo que decidí investigar más e implicarme con ello, ya que son los tipos de problemas que despiertan en mi un mayor interés dentro de la psicología.

En este post se ven los trastornos alimenticios según la definición de Fairburn y Walsh (2002), se definen como “la alteración de los hábitos alimentarios y de las conductas de control de peso que dañan significativamente la salud o el funcionamiento psicosocial de la persona.”. La persona que padece algún TCA se basa en la comida, dándole a ésta un significado específico que se adquiere en base a ciertos factores psicológicos y contextuales, por lo que los alimentos serían el centro de su vida y de sus relaciones sociales.

Por un lado, las personas somos muy vulnerables a desarrollar estos trastornos, ya que nos pasamos la vida rodeados de estereotipos y hablando sobre el cuerpo de los demás, sin que nadie nos haya pedido nuestra opinión. Al fin y al cabo, a través de nuestro lenguaje estamos fomentando un patrón marcado sobre cuál debería ser el peso ideal de la gente que nos rodea. De esta manera, inconscientemente hacemos que la gente adopte conductas muy peligrosas para lograr bajar kilos en la báscula, o por el contrario subirlos. Deberíamos ser más cuidadosos con los mensajes que transmitimos, puesto que somos en parte culpables por fomentar en los demás relaciones poco saludables con su cuerpo.

Para ejemplificar esto, en mi caso soy una chica bastante delgada, me encuentro en una situación de infrapeso. En ciertas ocasiones he podido decir comentarios como “madre mía, he comido muchísimo hoy, voy a engordar”. En estos casos mi lenguaje no ha sido nada acertado, puesto que si tengo delante a alguien con un peso superior se puede sentir atacada pensando que debería ingerir una menor cantidad de comida, puesto que podría engordar. Esto sucede independientemente del tipo de cuerpo y del peso corporal que tenga el individuo, un comentario puede hacer que alguien se sienta mal consigo mismo y con su aspecto físico. Por lo que, en cierto modo contribuimos a que su autoestima esté afectada.

No me había parado a pensar en cómo puede llegar a influir el lenguaje hasta que estuve cuidando a unas niñas hace un mes aproximadamente. Me di cuenta a raíz de que su madre era una persona obsesionada con promover en sus hijas un tipo de cuerpo idea, obligándolas diariamente a hacer una serie de dietas que se basaban en la presión cultural que hay en nuestro mundo por homogeneizar la belleza, haciendo que un cuerpo delgado sea lo único aceptable en su hogar. Tras este tipo de comentarios y de actitudes impuestas, me doy cuenta de que los padres son la primera figura de realidad y de referencia que tienen los niños, y deberían darse cuenta de que con ese tipo de lenguaje hacen que sus hijos intenten perseguir un ideal de cuerpo irreal, por lo que pueden ser más vulnerables que los demás a la hora de sufrir cualquier trauma, ya que si alguna vez se escapan del prototipo que le propone su familia, su salud mental podría verse afectada gravemente al no cumplir los estándares impuestos. El hecho de ver que la delgadez está asociada al éxito y al poder social es una creencia muy compartida para la mayoría de la población, lo cual es un factor muy preocupante.

Por otro lado, un factor crucial es el tipo de discurso que tienen las personas que padecen estos trastornos, mostrando una relevancia extrema a su tipo de voz y tono, sus opiniones y su mirada, sintiéndose juzgados por cada gesto corporal que puedan tener. El/la paciente busca desesperadamente la aprobación de los demás a través de una mirada penetrante y tímida, puesto que suelen bajarla si alguien les mira de forma penetrante, ya que se suelen sentir inferiores a otras personas. Asimismo, observamos la presencia de marcadores interactivos para implicar al interlocutor, puesto que buscan su implicación, un ejemplo sería preguntar mucho si le entiende. Con el mismo objetivo, suelen desvalorizar la información que ellos mismos aportan, preguntándole a la otra persona si eso realmente es así o dramatizando los hechos que le han ocurrido. La persona tiene un deseo de dependencia y aceptación, siendo la sombra de los demás. Vitalmente su centro de atención está en su entorno, pero lingüísticamente también.

Otros factores importantes en el lenguaje corporal de los pacientes, es el síndrome de piernas inquietas, que es el fuerte impulso que tienen de mover las piernas, mientras que mantienen una conversación o permanecen callados. Suelen temblar a la hora de expresarse y mantener una postura rígida mientras que cuentan su experiencia o están en una situación cotidiana. Asimismo, su vestimenta suele ser la ropa holgada, transmitiéndonos a través de su físico que no se sienten cómodos con su cuerpo y no quieren que les observes o los juzgues por ello. Además, suelen gesticular mucho menos que otras personas y expresar más gestos de incomodidad (jugar con las manos). Todo ello nos lleva a concluir que tener en cuenta tanto el lenguaje verbal como el corporal durante el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria es un factor crucial que puede hacer que se vean progresos rápidos y eficaces, siendo conveniente que el terapeuta adopte un lenguaje corporal de interés y que sea receptivo.

¿Cuál es vuestra opinión sobre este tema?

--

--