La lotería navideña: ¿sueño o realidad?

Como cada año, a lo largo del mes diciembre sale a la luz el anuncio de lotería de navidad de ese año. En concreto, comentaremos el anuncio de 2014.

Comienza con planos de muy corta duración de entre uno y dos segundos en los que se muestra un bar, posteriormente se presentan a los dos protagonistas (cliente y dueño del bar). Desde el segundo plano ya comienza el diálogo entre ambos, sin embargo, vemos como el cliente habla con el dueño del bar, pero este no responde lo que sería habitual en ese tipo de conversación:

Cliente: “Ay que frío”

Dueño: “¿Quieres una porrita?”

Lo habitual hubiese sido responder en concordancia a lo que el cliente le comenta, pero con esta interacción ya podemos vislumbrar pequeños actos de generosidad por parte del dueño del bar. La conversación continua con el cliente pagando la cuenta y el dueño del bar le ofrece la posibilidad de comprar un décimo, pero este le responde que mejor en otro momento; el dueño del bar recalca en este momento la importancia de no perder la ilusión.

En los siguientes planos que se muestra, el cliente abandona el bar y comienza a sonar una música melancólica; se trata de un montaje armónico donde hay un conflicto entre esta música y el silencio que aparecía desde el comienzo del anuncio.

Durante el transcurso de la música el dueño del bar aparta un décimo y lo mete en un sobre con el nombre de Manuel (el cliente). Se trata de un montaje tonal en el que se une la música con el ambiente emocional del anuncio.

Continua con planos de duración corta de unos tres segundos aproximadamente, que encaja con un montaje métrico mediante el cual se sitúa al espectador en el contexto espacio temporal. Se puede observar que la ciudad está nevada, lo que indica que es invierno, la época de la navidad; por lo que se puede entender que ya no es el mismo momento temporal que al inicio. Los dos siguientes planos son ambos iguales (en el segundo se ve el protagonista de cara y en el tercero de espaldas), aparece el protagonista del anuncio observando quieto el paisaje presentado anteriormente con una expresión facial seria y decaída. La música que caracteriza estos planos se ve cortado por la interacción de la mujer del protagonista con el mismo. Sería otro claro ejemplo de montaje armónico donde nace el conflicto entre el tema principal del fragmento entre la música melancólica y la voz de la mujer.

El protagonista se encuentra decaído porque ha tocado la lotería en el bar de su amigo y se arrepiente de no haberlo comprado, sin embargo, su mujer le ánima a bajar y darle la enhorabuena a los premiados. En el camino de su casa al bar, predominan los colores blancos y apagados, también se tratan de planos cortos. Las calles están vacías y el hombre se encuentra solo caminando con actitud que connota tristeza.

Una vez llega al bar se encuentran planos con bullicios de gente feliz celebrando haber ganado la lotería, al entrar esta música melancólica se ve interrumpida por el ruido de la gente.

Cuando Antonio (el dueño del bar) se da cuenta de que Manuel ha llegado, se alegra de verlo y le abraza de forma cariñosa; le invita a tomar algo y este simplemente le pide un café. Se vuelven a ver escenas de gente eufórica besando el décimo, bebiendo champan y celebrando todos juntos. Hablan de la posibilidad de cerrar el bar tras haber ganado la lotería, pero el Antonio se niega, ya que le reconforta ver la felicidad de sus clientes.

Manuel abrumado pide la cuenta y se sorprende cuando Antonio le pide veintiún euros por el café, a lo que este le responde:

Antonio: “1€ del café y 20€ de esto” (le da el sobre con el décimo que había guardado para él).

El siguiente plano se vuelve a observar un montaje armónico, ya que se rompe el diálogo para proseguir con la música melancólica; se ve como Manuel se emociona al recibir el regalo de su amigo. Los siguientes planos se tratan de planos tonales en lo que la música se acopla con la emoción que expresan los actores.

Vemos que hay un gran cambio de plano, ya que pasa de estar en un plano con colores apagados a estar en una oficina con colores más vívidos, donde aparece un hombre con vestimenta y peinados corresponden a una persona con gran poder adquisitivo.

Este hombre se encuentra hablando por teléfono, concretamente sobre el hombre del bar y sobre la deuda que le debe; se le ve con actitud altiva y déspota.

Mientras que se encuentra hablando se sorprende al ver en la televisión que el dueño del bar ha sido premiado con la lotería, comienza a sonar la música de nuevo y el anuncio termina compartiendo un importante mensaje:

“El mayor premio es compartirlo”.

A nivel pragmática lo que pretende expresar el anuncio es que lo más importante es la generosidad, aunque tú estés pasando por un mal momento; este es el mayor premio que te puede tocar al comprar la lotería.

A su vez hace ver que la lotería tiene como finalidad ayudar a las personas necesitadas y que con ilusión y esperanza a cualquiera le puede tocar el premio, pero la realidad es que es muy complicado ganarlo, aunque compres décimos todos los años.

Por último, mediante estos tipos de anuncios se posiciona a favor de las personas con menos recursos económicos y en contra de los que tienen más adquisición económica; lo que es contradictorio ya que está organización la lleva el propio estado.

En colaboración con Carolina Cabrera.

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