LA MÚSICA ES UN LENGUAJE UNIVERSAL QUE NOS UNE O QUE NOS SEPARA

Diego Alaminos
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readNov 6, 2019

Haciendo las tareas cotidianas de nuestro día a día, compartiendo momentos inolvidables con los amigos, recordando el primer desamor, en el camino al pueblo en coche, en la salita de estar de la casa de tus padres, subiendo para la facultad, preparándote para ir a dormir… En cada momento de nuestra vida nos acompaña ese ritmo que no podemos resistirnos de bailar, esa melodía que nos desagarra el alma o esa cancioncilla que te transporta a la infancia.

Como podemos ver, la música es parte de nosotros, de quienes somos, de nuestros recuerdos y de los momentos que más nos han marcado durante nuestra vida. Es más, la música es la causante de que sábado tras sábado acabes llegando a tu casa al amanecer y sin dinero en los bolsillos, de que estadios enteros consigan llenarse para ver a artistas y millones de euros se muevan con ello, de que antes de un partido del mundial los miles de personas presentes callen para escuchar el himno nacional del equipo o de que los miembros de una tribu india se unan al atardecer para bailar alrededor del fuego.

Resulta impactante, además, percatarnos de que la música nació mucho antes de la migración de los primeros grupos que dejaron África, hace más de 50.000 años. Así mismo, colabora con el pensamiento lógico matemático, la adquisición del lenguaje, el desarrollo psicomotriz, las relaciones interpersonales, el aprendizaje de lenguas no nativas y a potenciar la inteligencia emocional entre otros. Viendo esto, ¿cómo no plantearnos que la música es algo inherente, esencial y fundamental en el ser humano?

Sin embargo, la música puede ser interpretada de manera diferente por cada oyente. La melodía que más veces me ha conseguido hacer llorar puede despertarte únicamente ignorancia al oírla, al igual que las canciones que a mi abuela le alegran y recuerdan a su juventud, yo acabo por repudiarlas y estar harto de escuchar la misma pieza obsoleta cada vez que voy a su casa. Esto nos hace tomar conciencia de que el carácter universal de la música no es tan amplio como pensábamos.

Por otro lado, el poder que la música tiene para dar cohesión a colectivos de individuos y hasta pueblos y naciones enteras. Su capacidad para adquirir un valor simbólico o convertirse en seña de identidad, son habilidades que, al mismo tiempo, encierran su punto débil cuando se trata de otorgarle un valor universal.

La declaración de valores propios de un grupo a través de la música o el uso de himnos para la representación de países, líderes políticos, equipos de fútbol o valores humanos para nada intenta abrir fronteras sino, a lo sumo, a captar adeptos, de igual forma que lo han tratado de hacer la política, la religión o el mercado, queriendo muchas veces manejar la música como fórmula de aculturación o simplemente como recurso para conseguir el poder. Todo ello a costa de crear círculos casi herméticamente cerrados y a menudo excluyentes entre sí que nos muestran cómo hay aspectos de la música como lenguaje universal que no son tan cálidos, tiernos y agraciados como los que hablábamos al principio y que nos distancian, nos alejan y nos diferencian como individuos.

Para que vosotros mismos juzguéis lo antes expuesto os he querido dejar un enlace a una composición musical como cualquier otra, con su armonía, ritmo y melodía propia, pero que a lo mejor despierta en vosotros sensaciones que no se deben exactamente a sus características acústicas, sino más bien a otra serie de connotaciones sociales, asociaciones, etc. Juzgad así vosotros mismos con esta pieza emblemática si la música es un lenguaje universal que une o separa al ser humano.

Diego Alaminos Ortega & Eugenia Amo Flores

--

--