El Yo Narrativo en los protagonistas de Big Fish

Las imágenes de puntas de icebergs mostradas en clase me recordó esta cita:

“Lo fascinante de los icebergs es que solo ves el 10% y el otro 90% está bajo el agua y no lo ves. Y contigo es lo mismo papá, solo veo un trocito que sobresale por encima del agua”.

Se trata de la frase de uno de los dos protagonistas de Big Fish (2003), película de Tim Burton que muestra el proceso conciliador entre un padre (Edward) y su hijo (Will).

Will es un periodista y escritor que odia a su padre por la gran cantidad de mentiras que siempre cuenta sobre su propia vida. De hecho, este elige su profesión influido por lo que ha sufrido como consecuencia de ese supuesto egocentrismo mentiroso de su padre y, como consecuencia, se empeña constantemente en separar realidad y fantasía.

Según el inicial punto de vista de Will en el film, la verdad siempre exige el conocimiento de la realidad más objetiva. Y por esta búsqueda de esa realidad objetiva (que en realidad nunca lo es), acude a ver a su padre con el último deseo sincero de conocer la verdad de su vida antes de que este fallezca. Pero aunque Will tratará de convencerle, Edward se encuentra muy orgulloso de sus historias y no quiere cambiar, ni siquiera por él.

Así que Will tratará de reconstruir los verdaderos hechos partiendo de las historias que Edward le fue contando una y otra vez desde pequeño y partiendo también de los nuevos descubrimientos que irá desvelando durante los últimos días de su vida.

Es curioso que Will sea escritor, es decir, cuenta historias directamente irreales, que directamente no existen ni han existido nunca. Por tanto, vemos que Edward y Will, en el fondo, no son tan diferentes: uno cuenta historias y el otro las escribe.

Por tanto, Big Fish es “una “historia de historias”, ya que en ella confluyen dos realidades: la increíble vida de Edward y cómo por ella es admirado por los que le rodean (excepto por su propio hijo, claro) y la vida de Will, que siente haberla vivido con un padre totalmente desconocido para él.

Así pues, rodeada de un enorme universo metafórico, Big Fish muestra el desarrollo del proceso conciliador entre padre e hijo y sus diferentes concepciones de la realidad. Esta va uniendo los dos mundos, el real y el fantástico hasta que ambos se fusionan en la realidad (la película considera la de Will como la verdadera) cuando todos los personajes que le había dado a conocer a través de sus historias, acuden al entierro.

Así pues, lo que parecían cuentos totalmente ficcionados, Will descubre que en realidad se trataba de representaciones de la realidad de su padre a los que añadía su gran generosidad interior para así convertir esa realidad subjetiva en una realidad que los demás percibían como mejorada.

Por tanto, lo que hacía Edward no era crear un mundo irreal sino transformar el mundo real para presentarlo a los demás como una huida, a mi parecer, del fatalismo que impera el mundo. No contaba por tanto, una mentira que traicionase la verdad o que faltase a ella sino más bien transmitía la representación más bella posible de esa verdad como un acto cargado de amor y ello hacía que cruzara los límites de la imaginación hasta recurrir a metáforas como el pez que representa su vida o la localidad de Ashton la cual representa la pecera en la que Edward se encontraba y su zona de confort de la que debía huir para encontrar la libertad.

Por su parte, Will también se encuentra en una zona de confort teniendo claro qué es la realidad y qué es ficción pero a medida que avanza en su conocimiento acerca de las historias de su padre y, sobre todo en su entierro, sale de ella y experimenta un cambio vital irreversible.

Y en base a todo lo comentado, concluyo considerando que Will podría representar el cerebro y su padre el alma. Ambos podrían representar un mismo ser en el que uno hace y otro siente, respectivamente. Will basa su realidad en lo que ha visto y no cree en la realidad que Edward cree que ha vivido. Hasta que Will se da cuenta en el entierro de que el origen de los pensamientos de su padre precisamente eran lo que parecían.