La mochila que cargan las personas con discapacidad, la invisibilización de su sexualidad. (parte 1)

Realizado por: Marisa Cara Ruiz, Marta Azor Segura, Paloma Cabezas Calvente y Guadalupe García-Bravo Sevilla.

MARTA AZOR SEGURA
Psicología del Lenguaje — ugr
6 min readDec 28, 2021

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Ilustración de Nimura Daisuke
Ilustración de Nimura Daisuke

Como todos sabemos, el sexo lleva siendo desde tiempos inmemoriales, algo tabú. Aunque fuera algo que casi todo el mundo disfrutara y practicara, el sexo siempre quedaba recluido en las sombras como algo de lo que avergonzarse. Con el paso del tiempo, las revoluciones, la reivindicación del género y la sexualidad, las puertas de este mundo se han ido abriendo poco a poco, hasta dar lugar a lo que tenemos hoy en día; un lugar, la capacidad de crear círculos en los cuales nos sintamos a gusto hablando de nuestra sexualidad y de vivirla como mejor nos parezca. Sin embargo, y como pasa un poco con todos los problemas sociales, a la cabeza siempre suelen ir los grupos más privilegiados; el tema del sexo se ha normalizado dentro del grupo de personas con plenas facultades psicomotrices pero, ¿Qué pasa con las personas con diversidad funcional? ¿Acaso ellas no tienen sexualidad ni la viven como otro cualquiera? Cuando hablamos de sexo nos imaginamos siempre a un hombre o a una mujer que están en sus plenas facultades para practicar sexo. Por ello, se excluye a ese porcentaje de personas que pueden tener alguna dificultad motriz, psicológica o retraso evolutivo. En este caso, las personas que forman parte de este grupo ven invisibilizada tanto su sexualidad como su deseo sexual, dando lugar a problemas de autoestima, de autoconcepto y a nivel de desarrollo personal.

Soledad Arnau, mujer con discapacidad funcional, declaró en un programa de televisión que todo movimiento reivindicativo, se inicia desde una posición privilegiada. Esto quiere decir que, por ejemplo, el movimiento feminista se inició por la reivindicación de los derechos de las mujeres blancas, posteriormente dándole voz al resto de mujeres de diferentes etnias que poco a poco pudieron unirse al movimiento. Por tanto, como decía Soledad, la revolución sexual, no incluye muchas veces a las personas con algún tipo de discapacidad, al igual que las primeras reivindicaciones feministas no incluían a mujeres negras.

Asimismo, también hace referencia a que el verdadero problema no es el no poder tu brazo de manera “biomecánica”, si no que el verdadero malestar era producido a partir de no poder depender de recursos o asistentes que puedan hacer las cosas que tu no puedes, o que, sobre todo, la diversidad funcional se institucionalice hasta el punto en el que, como profundizaremos más adelante, no puedan tomar decisiones sobre su propia vida ni su propio cuerpo.

Otro buen ejemplo es el de Matías Fernández, un chico de 23 años que tiene fibromatosis hialina juvenil, una condición que afecta a su piel. Ha sido entrevistado por multitud de cadenas hablando de su condición y cómo se desenvuelve en su día a día con el fin de informar sobre esta, de manera concienciadora y divulgativa. Aún con esto, y a pesar de haber hablado en ocasiones sobre su rutina y su día a día nunca le preguntaron sobre su vida sexual. Esto fue así hasta que lo entrevistó un canal de YouTube llamado PopgoldTV en la cual expone la realidad de su sexualidad y deseo sexual, además de hablar de su perspectiva frente a su condición y como la gente lo percibe (prejuicios u otros).

Además, las personas que se encuentran dentro de relaciones con personas con diversidad funcional también son víctimas de este estigma, producto del desconocimiento de las personas de su alrededor. Un video que ilustra muy bien este ejemplo es el de freedda_es, donde nos exponen brevemente la vida romántica de Álex y Mari Carmen y a los prejuicios a los que se enfrentan.

https://www.instagram.com/tv/CX12IPBrdZv/?utm_medium=copy_link

Tras el análisis de la situación de estas personas, llegamos a la conclusión de que uno de los grandes males que ocasionan este problema es la infantilización de las personas discapacitadas. Esto sobre todo se ve reflejado en la actitud de los padres, que conciben a sus hijos como “angelitos”, “seres asexuados” o “niños eternos”. Por tanto, la crianza en valores habitual excluye por completo la normalización de las condiciones de las personas con diversidad funcional, caracterizándose como personas desgraciadas, infantiles o incapaces. También debemos mencionar el paternalismo inherente hacia toda persona discapacitada, ya que tendemos a focalizar la atención hacia todo lo que no pueden hacer en lugar de ver todas las virtudes, cualidades y cosas que pueden hacer. Esto, obviamente, también se acaba trasladando al ámbito sexual, manifestándose en pensamientos como “pobrecito que esta en silla de ruedas, y no será capaz de tener relaciones sexuales”. Todo esto puede provocar que el autoconcepto de estas personas se determine por su discapacidad y la concepción social de esta.

Como sabemos, una de las principales características de la sexualidad (o no, según ya cada uno) es la intimidad, concepto que se ve absolutamente vulnerado en el momento en el que una persona con diversidad funcional está institucionalizada; la sexualidad ya deja de ser un componente del individuo, si no que son los demás los que eligen dónde, cómo y cuándo. Las personas con diversidad funcional carecen, por tanto, de su capacidad para vivir su sexualidad de forma plena o siquiera recibir la educación que todos necesitamos en ese ámbito.

Visto el problema, se instauro a modo de reivindicación social la asistencia sexual, una forma de trabajo sexual cuyo objetivo principal es reivindicar los derechos sexuales de las personas con diversidad funcional, dotándoles de “ayuda” para poder masturbarse.

La asistencia sexual puede tratarse de diferentes formas y puntos de vista. Por una parte, puede entenderse como un servicio que empodera a las personas con diversidad funcional. Este empoderamiento es necesario por la percepción ajena de estas personas como “niños asexuados” (causado por la infantilización de este colectivo durante años, acuñado a su vulnerabilidad en la sociedad). Pero para llegar a esta normalización, es necesaria una educación en diversidad humana y sexual. Por otra parte, se puede plantear como un modelo meramente mercantil (basado solamente en lo económico), que no se centra realmente en asegurar una vida independiente de la persona sino un aprovechamiento del sistema en base a su condición.

A continuación, se adjuntará una imagen que estructura muy bien como se concibe la asistencia sexual, diferenciándola de la prostitución, servicios especiales, y servicios de autogestión:

La asistencia sexual, Rafa Reoyo 2015

Todo lo mencionado, nos causa incertidumbre, por lo que hemos decidido, discutir sobre ello en este post teniendo como principal objetivo, el dar luz a los derechos de las personas con dificultades sexuales, respetando paralelamente su condición sin entrar en paternalismos.

Tratar la sexualidad de las personas con diversidad funcional como un aspecto “especial” hace que la discriminación prevalezca, como no querer decir que tienen o pueden tener relaciones sexuales. No se trata de que las relaciones sexuales sean ni una necesidad ni un deber, realmente son una opción, y en el caso de elegir esta opción cualquier persona debería tener una seguridad y una accesibilidad a la experimentación de esta, sin ser visto como un ser asexuado ni ser privado de este derecho. Es por ello por lo que consideramos dicha infantilización como un problema que debemos atacar desde las raíces, para así asegurar el derecho de estas personas a experimentar y sentir placer como cualquier otra.

Bibliografía

asdraadmin. (2016, mayo 6). La sexualidad en las personas con discapacidad. ASDRA. https://www.asdra.org.ar/destacados/la-sexualidad-en-las-personas-con-discapacidad/

Contino, A. M., & Micheletti, A. (2019). Niñez eterna. La infantilización en la discapacidad intelectual. F@ro: revista teórica del Departamento de Ciencias de la Comunicación, 1(29), 5. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7070507

Ochoa, A. I. M. (s/f). LA FIGURA DEL ASISTENTE SEXUAL DENTRO DEL ASISTENTE PERSONAL: ORÍGENES, MARCO LEGAL EN ESPAÑA E IMPLANTACIÓN DE SU FIGURA EN LA SOCIEDAD. Fderechoydiscapacidad.es. Recuperado el 13 de diciembre de 2021, de http://www.fderechoydiscapacidad.es/wp-content/uploads/2018/02/TFM-II-MARINEZ-OCHOA.pdf.

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