LA OBJETIVIDAD EN CIENCIA Y ¿LENGUAJE?

Imposibilidad de una percepción empírica al margen de conceptos y categorías previas

El positivismo creía sólidamente que la objetividad científica se encontraba en disociar los hechos de los valores. Lo que el positivismo ni siquiera se plantea es que con el propio término “hechos” hace referencia a un concepto cognitivo previo resultante de una interacción puramente humana y por tanto de los sujetos. Esta corriente da este y otros conceptos teóricos por sabidos y dibuja a un observador que solo se basa en la experiencia con el único fin de reunir hechos y nada más. El análisis que realiza sobre este tema es bastante trivial y superficial sin ahondar en aquello que no le es de su interés. Así que si nos situamos en la siguiente etapa a una observación objetiva desde un análisis positivista, la descripción de lo que el observador ha visto está basada en una serie de conceptos y valores cognitivos y morales que no se pueden desligar del procedimiento. De hecho, estos datos sensoriales que percibe deben ser categorizados para ser conocidos y empleados en la búsqueda de más conocimiento.

Como escribió MacIntyre: “Sometemos las hipótesis a la prueba de la observación, pero nuestras observaciones pueden cuestionarse siempre…Es tan precisa una teoría que apoye la observación como la observación lo es para la teoría.”

La dualidad que muchos pretenden crear entre fáctico y valorativo no se puede sostener desde un examen racional. Otro aspecto a tratar sería la utilidad que proporciona a la sociedad a nivel comunicativo sin adentrarnos en un análisis profundo de los términos en sí.

El positivismo quiere desligar a los hechos de los valores. Creen que los segundos ensucian de alguna forma la imagen del conocimiento objetivo y por tanto no pueden estar presentes si lo que queremos es obtener dicha objetividad en la ciencia. Ahora bien, tal y como se puede apreciar en la fotografía, parece que los positivistas quieren obviar algo intentando de esta forma no dar explicaciones al respecto. No pueden explicarlo, pero pareciera que ni siquiera quieren intentarlo. A lo que nos referimos con esta proposición es a la obcecación que existe desde las lecturas positivistas por intentar alejar el componente cognitivo de los hechos. Dándolo por entendido y con un análisis superficial de lo que esto supone, se empeñan en hacernos ver a un observador que no se deja guiar por nada más que la experiencia. Aquello que no se explica en la defensa de una teoría deja entrever dos lecturas, o no se sabe o no interesa que se sepa.

Toda selección implica valoración

Dejando de lado la fase de descripción que sucede a la observación objetiva que nos plantea el positivismo, vamos a centrarnos en la selección de lo observable. La información sensorial que percibimos del ambiente es inmensa, y por amplio que se quiera plantear el ejercicio de observar, hay que atender a unos estímulos y otros no. ¿Cómo está guiada la observación? ¿Qué es lo relevante y qué no? ¿Hacia qué clase estímulos se han de dirigir los órganos sensitivos para alcanzar el objetivo científico? Tales interrogantes dejan entrever que el juicio personal propio del observador es muy importante en este procedimiento por lo que se encuentra implícito en él. De hecho, si hacemos una pausa en la expresión ­“lo relevante” se puede hacer una lectura de lo que puede implicar para el observador dictaminar que es lo destacado a lo que debe prestar atención, que recursos y procedimientos cognitivos ha empleado para saber que algo es importante y otra cosa no, de donde ha nacido el propio concepto “relevante” y que significado tiene. Resumiendo, sería plantearse el propio significado de la palabra “relevante”, de donde ha nacido, como se ha originado y con qué fin se utiliza. De hecho, lo que es relevante para uno o para otro puede varía según el ejecutor que lleva a cabo dicha técnica.

Ante esto, Weber planteó una distinción terminológica entre “juicios de valor” y “referencia de valores”. De alguna forma intentó encauzar los planteamientos separatistas del positivismo. Con la primera expresión hace alusión a la aceptación categórica de los mismos, mientras que los segundos los coloca en un plano más hipotético. Para él, esto implica que el observador solo se comprometerá con los juicios, mientras que las referencias le serán útiles como criterio seleccionador sobre una perspectiva que guie la investigación. Ahora bien, ¿no son estas referencias de valores fruto de unos juicios de valores previos que dictaminan dicha distinción? Esto quiere apuntar a que la persecución de una referencia de valores objetiva es producto de un juicio de valor previo subjetivo en la propia elección de la misma frente a la posibilidad de escoger cualquier otra.

Otro intento del positivismo, de vuelta en la figura de Weber, para intentar matizar lo que se habían jactado de defender. Creyeron que volviendo a hacer otra distinción sobre los juicios de valores, su teoría adquiriría más consistencia de la mostrada con anterioridad. En este caso defiende el término “referencia de valores” que vuelve a ser el fruto de otro juicio de valor en sí mismo. Esta sucesión de intentos fallidos ansiosos de verdad y razón hace que podamos relacionarlo con una publicación de Patricia Benito que viene a criticar la falta de apertura a diferentes miras o teorías que se nos presentan frente a nuestra propia nariz.

Carácter subjetivo de la certeza

Incluso si se parte de una misma percepción de la realidad y se seleccionan unos datos empíricos con el mismo criterio de relevancia, es posible que estos investigadores no lleguen a conclusiones idénticas. Lo que para uno puede ser un dato concluyente, para otro puede pasar por ser algo circunstancial sin peso en la investigación. Si nos basamos en un ejemplo de correlación causal, ¿Quién y cómo se dictamina que un grado es más significativo que otro? ¿Cómo se puede hallar la certeza de que un suceso es causado por otro? De hecho, estos propios términos no dejan de ser conceptos y categorizaciones con raíz subjetiva.

Para los positivistas, la certeza deriva de la experiencia y no antecede a esta. Para el realismo clásico, sin embargo, la certeza abarca diferentes grados que se encuentran entre la moral y la opinión. Un realista no piensa que lo subjetivo sea sinónimo de falso o incomprobable.

Contradicción y falacia en la validez de todas las opiniones

A partir de la obcecación por la verificabilidad que se ha tratado en párrafos anteriores, el resultado puede acabar en una equiparación de los dos polos del asentimiento, es decir, transformar la certeza en opinión.

En la sociedad actual, estamos más cerca del pensamiento positivista que del realista. En tanto en que se le otorga a los juicios de valor un componente inverificable donde la adecuación queda relegada a un segundo plano dejando al asentimiento como protagonista al ser el sujeto el que le otorga el valor que desea. No existen unos juicios de valor más razonados que otros, todos tienen el mismo valor subjetivo.

Esta síntesis de que todas las opiniones son válidas comete una contradicción y una falacia. La contradicción existe en cuanto ya que se le está otorgando validez a la propia sugerencia de que no existen opiniones más válidas que otras. Y es falaz porque el propio asentimiento que una persona le otorga a su expresión no la hace igual de válida que las demás, no se trata de opinar por opinar. Es más, el hecho de que todas valgan dejaría en un plano bastante inútil a las discusiones y contraposiciones que se puedan llegar al plantear, o simplemente buscar la correlación entre las mismas.

Un día en clase de Métodos en Segundo de Psicología, mi profesor Hugo Carretero hizo una intervención en la línea de lo que se viene exponiendo y sus palabras fueron las siguientes: “¡CHICAS, NO TODO VALE!” y se refería exactamente al arte de opinar por opinar, sin consistencia, sin una formación previa sobre lo que estoy opinando e incluso sin argumentación alguna. En esta sociedad, ante temas controvertidos solemos lanzar nuestras opiniones y valoraciones a la ligera y además esperamos e incluso exigimos respeto: “Oye, tienes que respetar lo que digo. Yo te respeto y tú me respetas” ¡NO! Por encima de las opiniones individuales existen uno valores universales que se han de respetar antes de entrar a juzgar cualquier temática que se nos presente en nuestro día a día.

Este poema de @Srtabebi sirve para ilustrar la falacia de las opiniones. Pues es que aunque la mayoría las personas que estuvieron en un lugar dado y fueran testigos de un suceso concreto estuvieran convencidos de lo sucedido (asentimiento), esto no hace a sus opiniones más válidas que aquellos que vieron otra cosa totalmente diferente de la misma escena.

Lo que está de moda es la opinión y la duda, estar seguro de algo te convierte en soberbio y terco. Sin embargo, la modestia se dibuja en un plano de conocimiento sobre las limitaciones intelectuales y morales del ser humano con una desconfianza que disfraza de anti-dogmática, propone un dogma sobre esta incapacidad.

Comentarios personales y conclusiones

Para concluir con la exposición del objetivismo mes gustaría hacer mención a la película “Dogville” de Lars von Trier y un pequeño relato que se encuentra dentro de una canción de Rayden y Bely Basarte titulada “Nunca será siempre”.

Comencemos por la primera. Antes de hablar sobre le película en sí debemos contextualizarla a través de los datos sobre su director. Lars von Trier (Copenhage 1956) es un director de cine y guionista danés. Destaca por su capacidad creativa y es considerado uno de los directores más innovadores y multidisciplinares del cine actual, a pesar de la controversia de alguna de sus obras. Además se dedica a la pintura donde refleja un universo monocromático y angustiante como en sus películas. Fue uno de los creadores del Dogma 95, un movimiento cinematográfico con el que se pretendía representar historias más creíbles apartadas de los efectos especiales lo máximo posible. La cámara al hombro, la luz natural y el aspecto documental informal para crear mayor realismo. La crítica lo considera abreviación.

Como dato curioso, acuñar que este padece de aviofobia (miedo a volar), por esta razón no ha ido más allá de lo que le permiten la carreteras por lo que ha tenido que recurrir a Dinamarca y alrededores para ambientar las películas supuestamente filmadas en Estados Unidos.

En su película Dogville, nos muestra un pueblo donde la rutina se encuentra presente cada día. Un día aparece una desconocida huyendo, supuestamente, de unos mafiosos. Pues bien, esta es acogida en el pueblo pero no de forma fácil. Los habitantes, con Tom a la cabeza, llegan al consenso de que pude quedarse bajo unas condiciones. Estos no podían arriesgar la paz y monotonía con la que vivían de una forma tan ligera. De alguna forma, para que los residentes creyeran aquello que Grace defendía como su verdad, debía superar un periodo de prueba. Hasta aquí se aprecia la incredibilidad y desconfianza de un pueblo hacia la llegada de savia nueva. Estos estaban cayendo en una reducción de la verdad con la verificación. Hasta que ellos no comprobaran a cierta ciencia que se trataba de alguien en quien confiar, no estaban dispuestos a entregarse. Tanto es así, que tras superada la semana, Grace encandila a todos los presentes y deciden que se quede. Pero no todo fue tan bonito, una vez que fueron conscientes de la bondad de la chica, todo el mundo intentó sacar partido de esta. El aprovechamiento era cada vez mayor hasta el punto de llegar al abuso y la violación en varias ocasiones. Grace estaba descubriendo los límites del ansia y la avaricia humana por explotar aquello que conocen y han comprobado como válido. En este momento es cuando podemos ver reflejado el uso del conocimiento científico de la mano de los intereses propios de cada persona que lo ejerce. Este aprovechamiento hasta la saciedad puede desembocar en la obstinación de la comprobación de cada científico sobre que se encuentra ante la certeza y única verdad. El final de la película muestra una lección de cómo ante la consideración de que tu verdad e intereses son los únicos válidos y por tanto a explotar, hace que la ciencia se pueda volver en tu contra eliminando todo aquello en lo que creías. El pueblo y su gente acaban exterminado de la mano de un poder más fuerte. Tal vez no supieron gestionar aquello que se les podía hacer ver algo de luz entre tanta monotonía y homogeneidad.

En segundo lugar, y para terminar, hablaremos de esta breve historieta que se cuenta en la canción de “Nunca será siempre” compuesta por Rayden y Bely Basarte.

En ella se narra la historia de dos niños, “Nunca” y “Siempre”. Estos tenían una manera de pensar algo diferente. Nunca era realista y solo se fiaba de lo que podía comprobar a través de los juicios fácticos. No se creía ni cuentos ni historias, por lo que era contraria a los juicios de valor. Justo en el polo opuesto se encontraba Siempre, este era una persona aventurera, soñadora y creía que todo lo que veía no era lo que había en realidad, por lo que había algo más y estaba ansioso por descubrirlo. Nunca era la que ponía los pies en el suelo e intentaba que Siempre también los pusiera, sin embargo este emprendió el vuelo y se lanzó en busca del conocimiento. Su ansía de querer saber y experimentar le llevó a ello. El final cuenta que no se sabe mucho sobre el camino que tomó Siempre, sí triunfó o fracasó, lo que si se sabe es donde está Nunca. Esta no se movió jamás del lugar, su miedo se lo impidió.

Con la lectura de esta historia me gustaría concluir que debemos enfrentarnos al miedo en aquello que hagamos, llámese ciencia o cualquier tarea cotidiana. Exponernos es la única forma de descubrir, avanzar y evolucionar.

Referencias bibliográficas

Múñoz Torres, J.R. (2002) <Objetividad y verdad. Sobre el vigor contemporáneo de la falacia objetivista> Revista de Filosofía, Vol.27 Núm.1, 161–190.

Carretero, H. (2018) Apuntes de la asignatura Métodos y Diseños de Investigación en Psicología. Facultad de Psicología. Universidad de Granada.

PELÍCULA

Marianne. S. (Productora) Von Trier, L. (director). (2003). Dogville [Cinta cinematográfica] Dinamarca. Canal+.

MÚSICA

Rayden y Bely Basarte. Nunca será Siempre:

https://diegazo.es/nunca-sera-siempre-bely-basarte-junto-a-rayden/

POEMAS

Patricia Benito. Extraído de su perfil de twitter:

https://twitter.com/labenitoescribe

@Srtabeb. Extraído de su perfil de twitter:

https://twitter.com/srtabebi

--

--