LA TERAPIA METAFÓRICA O METÁFORAS COMO RESILIENCIA
uso de metáforas como medio para lograr la comprensión y superación de situaciones problemáticas.
Podríamos empezar este artículo preguntándonos ¿qué es una metáfora?… pues bien, la metáfora es una figura retórica que se utiliza para referirse a algo sin nombrarlo explícitamente, para lo cual se recurre a un uso figurado del lenguaje.
Nuestro día a día está lleno de metáforas tan simples cómo; “el tiempo es oro” , “”estás que echas chispas”, “el examenfue un regalo” o “me robó una sonrisa” (entre otras), a veces al contar una historia nos sumergimos de lleno en el mundo metafórico de manera que puedes contar una experiencia traumática de una forma hasta divertida. Aquí os dejo una página en la que podéis encontrar historias metafóricas de diferentes tipos https://www.sabiamente.es/category/reflexiones/
Quien crea estas historias deja hablar a su inconsciente en ellas. Ahora bien, aunque esa creación se realice conscientemente, su contenido emerge del inconsciente del creador. Por lo mismo, se trata de historias que capturan el inconsciente de quien las escucha o las lee.
Desde la psicología se ha descubierto que las metáforas nos ayudan a captar y asimilar la realidad desde perspectivas diferentes a las que sostenemos habitualmente. En otras palabras, nos ayudan a que nuestra visión del mundo se vuelva más flexible. Por eso también contribuyen a que logremos ver de otra manera nuestras experiencias personales y a encontrar nuevas salidas a viejos problemas. Esa es la base de la terapia metafórica.
Cuando construimos o abrimos nuestra mente a una metáfora, se pone en acción el hemisferio derecho de nuestro cerebro. Este es creativo, intuitivo y global. Muy distinto al hemisferio izquierdo, que es lógico, racional y el que casi siempre empleamos. Con la activación de esas funciones intuitivas, también se pone en marcha un nuevo enfoque, tanto para ver el mundo en general, como para percibir nuestra situación particular.
Las metáforas nos ayudan a encontrar salidas que antes no veíamos. La posibilidad de verlo todo desde diferentes ángulos contribuye a desbloquearnos. Esto, a su vez, facilita la emergencia de nuevas respuestas y a la visualización de nuevos horizontes, despiertan emociones dormidas, sin violentarlas.. y por ello, podríamos decir que también facilita la resiliencia.