¿Las mujeres no quieren trabajar?

Andrea RA
Psicología del Lenguaje — ugr
7 min readDec 28, 2019

A lo largo de la historia nos encontramos con multitud de ámbitos en los que las mujeres han sufrido discriminación por parte de la sociedad. Esta carencia sistemática de oportunidades ha conducido a que actualmente el feminismo se haya convertido en el movimiento pacífico más revolucionario de la historia con consecuencias notables en la sociedad, a pesar de no haber avanzado e influido de una forma tan progresiva o acelerada como sería deseable.

Uno de los ámbitos que atañe fundamentalmente a la lucha feminista es el ámbito laboral. La evolución laboral de las mujeres se ha visto favorecida gracias al legado de aquellas mujeres que en los años 70 lucharon por el movimiento feminista. En aquellos momentos, la situación de las mujeres dio un cambio cuando en la Segunda Guerra Mundial fueron las que se encargaron de sustituir a sus maridos cuando estos tuvieron que alistarse en la guerra y el país debía seguir manteniendo una productividad. Tras estos hechos, con el paso de los años ha prevalecido un movimiento de cambio que ha desembocado en una mejora de las condiciones laborales para el sector femenino y que aún se mantiene vigente con el objetivo de alcanzar la igualdad real.

En un sentido más concreto, en este post hablaremos sobre las barreras con las que se encuentran las mujeres en determinados puestos de trabajo. Esta limitación fue denominada “Glass Ceiling” o “Techo de cristal”. King et al. (2017) lo define como el patrón de conducta que la sociedad y las organizaciones impulsan hacia la mujer y que obstaculiza su desarrollo laboral particularmente en lo relativo a puestos específicos que son mayoritariamente adquiridos por hombres. A nivel práctico implica un proceso informal y específico a través del cual la progresión de una persona a niveles de importancia o responsabilidad dentro de una organización se vería limitada por razones de género (Fapohunda, 2018).

Este problema atañe a un gran número de organizaciones y prevalece sobre todo en el sector privado, donde existe una mayor diferenciación entre hombres y mujeres. Tanto es así, que el concepto techo de cristal ha sido corroborado por los múltiples estudios, recopilados por Cohen (2018), tanto cuantitativos de la AICPA (2013), Guinn et al. (2004) y Margheim et al. (2010) como cualitativos como Hull & Umansky (1997), Dambrin & Lamber (2012) y Adapa (2016).

Si atendemos a los datos “The Economist” sobre el Glass-Ceiling Index de 2016 encontramos que los países con una mejor posición para las mujeres serían: Noruega, Suecia, Finlandia y Polonia. De los 25 países diagnosticados España se encontraría en la posición número 10, EEUU en el puesto número 17 y siendo Suiza, Japón y Corea del Sur los peores posicionados, sobre todo éste último, cuyas cifras se alejan bastante de los demás.

Por lo tanto, es obvio que el concepto no sólo existe sino que tiene un gran impacto sobre la sociedad a nivel de género. Se han establecido dos factores principales a través de los cuales se ha estudiado este fenómeno:

· En el sentido motivacional, los trabajos revisados establecen que existe entre las mujeres una tendencia actitudinal que les lleva a creer que no podrán acceder a ciertos puestos específicos dentro de su ámbito laboral. Este aspecto, relacionado con el “Techo de Cristal”, se ha denominado “Cement Ceiling” o “Techo de Cemento”.

· En cuanto a la parte social, se establece en los estudios revisados que existe la creencia implícita en la sociedad de que el hombre es más válido y, por ello, tiene un mayor acceso a diferentes puestos específicos de poder.

Es en esta parte social en la que se encuentra una influencia mayor, que podría estar generando cambios en las tendencias motivacionales. Sandrea Lipsitz Bem (1977) y Alice Eagly (2000) con sus teorías del Esquema de Género y del Rol Social hacen referencia a que los prejuicios, las diferencias sexuales y las actitudes determinarán un papel diferente para las mujeres en la sociedad.

En relación al concepto de prejuicio, es importante diferenciarlo del fenómeno de discriminación. El prejuicio puede ser explicado como la creencia u opinión que, por lo general es desfavorable, sobre algo que no se conoce con exactitud. Por otra parte, la discriminación es entendida como el acto de excluir. En el caso del techo de cristal incluimos ambos términos y nos permitimos el lujo de establecer que, desde nuestra perspectiva, el prejuicio social sobre el papel de las mujeres en el mundo conlleva a su discriminación en general y en el ámbito laboral en particular.

Realizamos una encuesta de opinión mediante la red social “Instagram”. Con esta encuesta queríamos poner a prueba una de las teorías desde las que se ha intentado explicar el techo de cristal tanto en la literatura como en las opiniones expresadas en múltiples ocasiones en nuestra sociedad: que la motivación de las mujeres para obtener cargos altos es menor, porque sus intereses están más relacionados con la formación de vínculos afectivos y de una familia que con la ambición laboral.

En el caso de ser cierta esta hipótesis, la predicción sería que más mujeres que hombres responderían “sí” a la pregunta “¿renunciarías a tu trabajo para tener hijos?”, y que cuando se les da a elegir entre “una familia estable” y “un trabajo de alto cargo”, elegirían la primera elección.

Sin embargo, como podéis observar no encontramos diferencias significativas en ninguna de las dos preguntas, siendo iguales los porcentajes en la primera pregunta e inclinándose esta diferencia mínima hacia un porcentaje mayor de mujeres que elegían la opción “obtener un alto cargo” en comparación con los hombres.

Pretendíamos también poner a prueba la hipótesis de que son las propias mujeres las que se limitan al no sentirse capaces de alcanzar un alto cargo, en cuyo caso responderían en mayor proporción que los hombres un “no” a la pregunta “¿crees que podrías alcanzar un trabajo de alto cargo?”

Observamos también que mediante los resultados que las diferencias entre hombres y mujeres no son significativas

Por último, quisimos comprobar cuál era la percepción de la gente sobre el porcentaje de mujeres reales que acceden a puestos de alto cargo.

Como veis, la percepción es bastante acertada, ya que la media de los votantes opta por la opción de 25%, siendo el porcentaje real en España del 22,2% según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2018).

Obviamente, no podemos sacar conclusiones probadas de este pequeño sondeo que hemos hecho. Sin embargo, apoyándonos en los datos obtenidos de los diferentes estudios que hemos recogido en el post, podemos decir sin duda alguna que existe realmente una barrera que impide a las mujeres acceder a los puestos de trabajo, y que esta barrera llena de componentes sociales no se refuta con un simple “pero cómo es posible, ¡si yo cobro lo mismo que mis compañeras!”.

Siendo cautelosos con los resultados, tenemos que mencionar también que este sondeo, por el medio en el que ha sido realizado, alcanza únicamente a mujeres y hombres jóvenes, de edades comprendidas entre los 18 y los 30 años. Esto hace que los resultados no puedan generalizarse a toda la población, y que existan dos explicaciones alternativas:

Por una parte, es posible que las mujeres jóvenes a día de hoy tienen unas prioridades más centradas en el ámbito laboral de lo que lo tenían en otras épocas, posiblemente gracias a haber tenido acceso a más oportunidades, tanto formativas como informativas (ya que a día de hoy, las mujeres están mucho más empoderadas y son más conscientes de los roles que les han sido impuestos históricamente).

Otra explicación posible para nuestros datos es que los intereses entre hombres y mujeres empiezan a diferenciarse en épocas más maduras, por ejemplo, a partir de la treintena, que es la media de inicio de la maternidad española a día de hoy. Consideramos que esta última explicación es menos probable, pero la exponemos de todas formas porque consideramos que es importante continuar con la investigación en todos los frentes abiertos posibles, con el objetivo de alcanzar una imagen completa y realista sobre las numerosas barreras a las que las mujeres se enfrentan en el día a día en nuestra sociedad.

Pero vosotros, ¿qué opináis?

AUTORES: Marina Miñán, Mariana Leon, Carmen Arias, Jose Antonio Galindo, Andrea Redondo

REFERENCIAS

Bem, S.L. (1977) On the Utility of Alternative Procedures for Assessing Psychological Androgyny. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 45, 155–162.

Eagly, A.H., Wood, W. and Diekman, A.B. (2000) Social Role Theory of Sex Differences and Similarities: A Current Appraisal. In: Eckes, T. and Trautner, H.M., Eds., The Developmental Social Psychology of Gender, Psychology Press, Taylor & Francis Group, New Jersey, 123–174.

Fapohunda, T. M. (2018). The glass ceiling and women’s career advancement.

BVIMSR’s Journal of Management Research, 10(1), 21–30. Recuperado de

https://search.proquest.com/docview/2038187144?accountid=14542

Instituto Nacional de Estadística (21 de diciembre, 2018). Mujeres en altos cargos públicos y privados. Recuperado de https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259925595694&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout&param1=PYSDetalle&param3=1259924822888

King, J., Maniam, B., & Leavell, H. (2017). Shattered glass and creaky steps: remodelling the glass ceiling and glass escalator theories using an intersectional toolbox. Southern Journal of Business and Ethics, 9, 194–203. Retrieved from https://search.proquest.com/docview/2015736131?accountid=1454

The best –and worst- places to be a working woman. The Glass Ceiling Index. (2016) The Economist. Extraído de https://www.economist.com/graphic-detail/2016/03/03/the- best-and-worst-places-to-be-a-working-woman

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