Los acosadores escolares comparten un perfil psicológico parecido

Clara Escribano
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readDec 3, 2019

En este caso, vamos a analizar la escena del Tratamiento Ludovico, que es una de las más famosas de la película La Naranja Mecánica.

El joven sociópata, que pasa el tiempo atacando y violando personas solo por sentir placer, es sometido a esta terapia para evitar ingresar en prisión. Dicho tratamiento consiste en atar e inmovilizar al protagonista con una camisa de fuerza, a la vez que es obligado a ver escenas violentas y fuertes en una pantalla frente a él. Esto era llevado a cabo por el gobierno, por lo que algunas de estas imágenes contenían efectos de la Segunda Guerra Mundial. Además, para asegurar que veía dicho contenido, le inmovilizaban los párpados con el objetivo de que no pudiera cerrar los ojos y verlo todo aunque él no quisiera, sin capacidad de evitación.

Al principio, en la primera escena, menciona que le gusta, disfruta viendo imágenes sangrientas y escuchando jadeos y lamentos por parte de las víctimas de los ataques.

Sin embargo, el tratamiento era un condicionamiento clásico, es decir, a la vez que se le presentaban estas imágenes, se le administraba una sustancia que le producía un profundo malestar, empezando por náuseas y siguiendo por una sensación parecida a la muerte, con la que el protagonista lo pasaba realmente mal.

Según el científico que llevaba el tratamiento, era en este momento en el que el sujeto hacía más fuertes las asociaciones entre violencia y malestar, con el fin de no volver a realizar actos violentos, ya que esto le produciría un profundo desagrado semejante al que sufría con la droga que le administraban.

Llega un momento en el que el protagonista no quiere seguir y le suplica al científico que pare, ya que ya ha aprendido que la ultraviolencia es un error y que no la volverá a ejercer. Por otra parte, se siente agradecido de ver la vida desde esa nueva perspectiva anti-violenta y siente que está “curado”, como si antes estuviera padeciendo una enfermedad. Le obligan a aprender que lo que va en contra de la sociedad está mal y que siendo un buen ciudadano es un hombre libre.

Detrás de esta escena hay una representación de cómo las personas son manejadas por el estado, cómo los individuos no pueden llevar un libre albedrío en sus actos y el gobierno les civiliza para crear personas buenas en el caso de que se comporten de forma negativa para la vida en sociedad. Aparte, el método que utiliza el estado es hipócrita, ya que para reducir la violencia utiliza más violencia.

Como anécdota, el actor (Malcolm Mcdowell) sufrió daños en la córnea tras haber rodado estas escenas tan duras, aunque en una entrevista menciona que solo tiene críticas buenas para la película y que mereció la pena el dolor que sufrió.

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