Los “Yoes” en el Trastorno de Personalidad Múltiple.

El DSM V especifica los siguientes criterios para el diagnóstico de Trastorno de identidad disociativo:

A.- Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad bien definidos.

B.- Lapsus recurrentes de memoria de acontecimientos cotidianos.

C.- Los síntomas causan malestar clínicamente significativo.

D.- La alteración no es una parte normal de una práctica cultural o religiosa aceptada.

D.- El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., comportamiento automático o caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p. ej., crisis parciales complejas).

¿Qué ocurre con los pacientes con TID y todos sus “yoes”?

¿Se rigen ellos por un principio de bivalencia, trivalencia o tetravalencia, en función de sus personalidades?

¿Son ellos más “abstractum”?

Partiendo de la premisa de que el centro de gravedad de un objeto es algo puramente abstracto y que nosotros, como personas físicas, tenemos uno solo, me pregunto cual será la sensación de los pacientes con este trastorno.

Nosotros tenemos que defender verbalmente una idea de quienes somos, qué nos gusta, qué hacemos con nuestra vida y esto lleva de mano un problema de auto- interpretación constate. Casi agotador.

Estoy totalmente de acuerdo con el autor Daniel C. Dennett, con que no se necesita un Yo Real para crear a un Yo Ficticio.

En este trastorno, llegan a fundirse tanto las personalidades, que puede pasar muy poco tiempo entre la lucidez de una y otra. Es por esto que no se dislumbra correctamente cual de las personalidades mostradas por el sujeto es la auténtica.

Y qué más da, si al final del día esa persona es todas ellas.

Al igual que las personas que no padecen esta enfermedad, son el “yo” hijo/a, el “yo” padre/madre, el “yo” amigo/a, el “yo” compañero/a de trabajo.

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