Manos a la obra contra el bullying.

¿Cómo abordar el tratamiento de las víctimas de casos de bullying?

--

Con el trascurso de los días, mi percepción sobre el bullying ha cambiado considerablemente. Ahora soy consciente de que esta lacra social es más cotidiana y está más normalizada de lo que pensaba. A su vez, me he percatado de que aún falta mucho camino por recorrer, y en lo que al psicólogo respecta, necesitamos más formación, más medios en nuestro ámbito profesional y más trabajo multidisciplinar.

Lo que, en mi opinión es, una vez vistas todas estas cuestiones, más complejo, es ponerse manos a la obra. Realmente la finalidad es que nosotros, como futuros profesionales, seamos capaces de abordar casos de bullying reales. Tras una búsqueda y un estudio exhaustivo realizado con mi grupo, y disponer así de conocimientos suficientes para poder abordar un plan de tratamiento, mi propuesta la plantearía de la siguiente manera:

  • Evaluación de la situación de bullying: Es fundamental, no es tan fácil como parece, usaré como ejemplo la siguiente situación: El acosador, descrito por mi compañera Isabel Molina en un post anterior, que está en la misma clase que la víctima, durante el desarrollo de las mismas dirige a su víctima miradas desafiantes, se ríe de la víctima con intenciones jocosas y despectivas, e incluso le lanza objetos y le llegó a rociar desodorante en los ojos. El acosador sabe, en muchos casos, controlar que el profesor no le vigile. Aquí reside la dificultad en encontrar el caso de bullying. El docente puede creer que no ocurre nada. Lo mismo pasa con situaciones de acoso que ocurran en el patio (al chico le quitan el bocadillo, no le dejan pasar al lavabo, le tiran la pelota) o a la salida del centro, momento en el que la probabilidad de agresión es más alto. El psicólogo debe contar con todo lo anterior cuando se disponga a evaluar, y recabar información mediante observación directa, cuestionarios, entrevistas u otras herramientas.
  • Detener posibles situaciones de acoso futuras: Tomar medidas para cortar de forma directa con futuras situaciones de acoso. Informar a los agentes implicados (docentes, alumnos, padres…) de la situación y proponer inmediatamente un tratamiento. Será crucial la participación activa del profesorado, del resto del alumnado, y de los padres del acosado y del acosador. Contar con la colaboración de los padres suele ser una tarea compleja, sobre todo en el acosador, ya que sus ambientes familiares suelen ser conflictivos. Sin embargo, la propuesta de una terapia familiar en muchos casos puede ser idónea.
  • Intervención en los espectadores: A los alumnos del centro que hacen de espectadores les intervendría apoyándome en el método KiVa, con el objetivo de movilizar a los testigos.
  • Intervención para el acosado: Tendríamos que considerar su perfil. En nuestro caso, la víctima es un niño tímido, no quiere ir a clase, con muy pocos amigos, poco participativo en clase y con calificaciones mejorables. Bajo autoestima y con una situación de poca comunicación familiar. Es esencial plantear programas de entrenamiento personalizado de habilidades sociales y asertividad, para que la víctima adquiera estrategias para defender sus derechos, expresar sus emociones, mejorar sus habilidades de comunicación e incrementar su autoestima. Algunas técnicas concretas serían la preparación de tareas con compañeros de clase, planificadas para que la víctima colabore de forma activa, otra técnica propuesta es el role-playing, para que la víctima ensaye las nuevas habilidades adquiridas y afrontar la realidad. Ante el miedo y la ansiedad que le provoca acudir al centro, recurriría a la desensibilización sistemática. El asesoramiento a los padres sería de gran ayuda para abordar el problema, y aumentar la comunicación padres-hijo.
Incrementar la autoestima de la víctima es una tarea esencial en el tratamiento.
  • Intervención para el acosador: Intervendría a través de terapia cognitivo-conductual, de manera que buscaría cambiar las creencias que tiene el acosador respecto de la violencia. Así, reforzaría las conductas adaptativas y utilizaría el castigo negativo ante situaciones desadaptativas. Aquí, sería esencial la terapia familiar si el ambiente es conflictivo, y la colaboración de los progenitores nos ayudaría mucho en el avance de la terapia. En nuestro caso, hacer que la familia colabore es complejo.
  • Intervención para el docente: El tratamiento debe continuar en el colegio, por lo tanto, enseñar a los profesores las técnicas de entrenamiento de habilidades sociales y asertividad dirigido a víctimas. Y en el caso del agresor, entrenar el reforzamiento/castigo negativo.

Como conclusión, destacar que para conseguir resultados óptimos, necesitamos la plena colaboración de todos los agentes, incluyendo aquí familias, profesores, y el resto de compañeros.

Bibliografía y referencias:

  • Mª Jesús Irurtia , José Mª Avilés, Víctor Arias y Benito Arias. EL TRATAMIENTO DE LAS VÍCTIMAS EN LA RESOLUCIÓN DE LOS CASOS DE BULLYING. Amazônica — Revista de Psicopedagogia, Psicologia Escolar e Educação, Ano2, Vol 2, Nº 1, ISSN: 1983–3415, jan — jun 2009, pág. 76–99.
  • Laura Vallejo-Slocker , Miguel A. Vallejo. Sobre la desensibilización sistemática. Una técnica superada o renombrada. Acción psicol. vol.13 no.2 Madrid jul./dic. 2016

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1578-908X2016000200157

--

--