Metáforas conceptuales (parte II)

Tras realizar el post anterior, visualicé información la cuál me gustaría hablar aquí, ya que me pareció interesante.

A continuación, voy a hablar sobre dos metáforas que utilizan como dominio fuente el árbol, sin embargo, el domino meta sería diferente en ambos casos.

  • El árbol de la vida.

Lo que más me ha llamado la atención es que esta metáfora se utiliza en intervenciones narrativas, especialmente en caso de niños y niñas que son vulnerables al presentar una experiencia traumática de diversa índole. No obstante, con el paso del tiempo, la edad de los intervenidos se ha incrementado, pero el objeto clave sigue siendo la presentación de una experiencia traumática.

El árbol de la vida es una metodología desarrollada por Ncazelo Ncube y David Denborough. Durante la intervención, se despliegan los diferentes componentes de la terapia narrativa utilizando la metáfora de “tu propio árbol”.

El árbol de la vida consta de las siguientes partes (Ncube y Denborough, 2007 citado en Latorre, 2010):

  1. Primera parte (“el árbol de la vida”): se debe elaborar un árbol, que represente la vida de cada uno.

A) Raíces: los sujetos deben pensar de dónde vienen, aspectos relacionados sobre su familia, sus amistades. En definitiva, aquellas personas de las que han aprendido en la vida.

B) La tierra: debe representar dónde viven actualmente, gustos, actividades que realizan…

C) El tronco: representa las destrezas, habilidades y competencias que presentan los sujetos.

D) Las ramas: representa fundamentalmente los sueños, y en qué dirección quieren encauzar su vida.

E) Las hojas: representa a las personas preciadas por parte del sujeto.

F) Los frutos: representa regalos que ha recibido de otras personas; no tiene por qué ser objetos materiales, puede ser, por ejemplo, apoyo presentado por una persona en un momento de tristeza.

Un ejemplo, de árbol de la vida sería el siguiente:

Nota: se puede comprobar cómo se utiliza el árbol para representar diversos aspectos de la vida de una persona. Por lo que nos encontramos dentro de una metáfora, en la que el árbol actuaría como dominio fuente, y la vida como dominio meta.

2. Segunda parte (“el bosque de la vida”): aquí se pretende crear una “seguridad”: los sujetos deben reconocer que presentan numerosas habilidades y cualidades, así como ser conscientes, que toda su vida no ha estado dominada por cosas negativas o adversas.

Para ello, los participantes deben compartir su “árbol de la vida” y las historias que engloba el mismo; e invitar al resto de participantes a escribir palabras de apoyo en los árboles elaborados. El facilitador debe de actuar de andamiaje, a fin de que los sujetos atiendan a sus esperanzas y habilidades.

Nota: aquí se puede comprobar cómo se alude a otra metáfora “el bosque de la vida”, pues al poner en común los diversos árboles de la vida, esto se relaciona con el bosque.

3. Tercera parte (“tormenta de la vida”): se hace reflexionar a los participantes con respecto a los peligros que su árbol de la vida puede sufrir. Deben hablar de dichos problemas desde la distancia, no con dolor ni angustia.

Nota: aquí se entabla otra metáfora, según la cuál la tormenta de la vida alude a las diversas dificultades que los sujetos nos podemos encontrar en nuestro día a día, es decir, en nuestra vida.

  • La filosofía como árbol

Otra de las metáforas que me ha llamado la atención para destacar, fue la establecida por Descartes, según la cual relaciona la filosofía con un árbol (que engloba todas las ciencias):

A) Raíces: representa la metafísica

B) El tronco: representa la física

C) Las ramas: representa todas las otras ciencias (como la medicina, la mecánica… por ejemplo)

Referencias bibliográficas:

Latorre, I. (2010). EL ÁRBOL DE LA VIDA CON TRABAJADORES ADULTOS. Una respuesta narrativa a las consecuencias del trauma provocadas por accidentes en el contexto laboral. Procesos Psicológicos y Sociales, 6 (1 y 2), 1–34.

--

--